Perspectivismo de Ortega y su Raciovitalismo: Claves Filosóficas

El Perspectivismo

El perspectivismo de Ortega surge como una respuesta a dos posturas filosóficas opuestas: el objetivismo (o dogmatismo) y el escepticismo (o subjetivismo).

  • Objetivismo o dogmatismo: Considera que la realidad existe en sí misma y puede ser conocida de manera objetiva y única, independientemente de las características del sujeto que conoce. Desde esta perspectiva, cualquier influencia de la subjetividad lleva al error.
  • Escepticismo o subjetivismo: Sostiene que es imposible el conocimiento objetivo, ya que las características individuales del sujeto influyen inevitablemente en el conocimiento. Para los subjetivistas, el conocimiento se limita a las apariencias de las cosas.

Ortega argumenta que ambas posturas son erróneas porque niegan la legitimidad del punto de vista individual. Según él, cada individuo tiene una perspectiva única e insustituible del universo, determinada por su posición en el mismo. Desde esta perspectiva, la realidad se muestra de manera peculiar y no puede eliminarse el punto de vista del sujeto.

En resumen, el perspectivismo de Ortega sostiene que la verdad es relativa a la perspectiva desde la cual se observa el mundo. No hay una única verdad objetiva e inmutable, sino múltiples verdades que surgen de diferentes perspectivas. La única perspectiva falsa es aquella que pretende presentarse como única y absoluta, negando la diversidad de puntos de vista.

El Tema de Nuestro Tiempo

Ortega defiende el perspectivismo como una respuesta a la complejidad del sujeto humano y su relación con la realidad. Según él, el sujeto no es un medio transparente, sino más bien un “aparato receptor” que selecciona ciertos aspectos de la realidad mientras ignora otros debido a las limitaciones de sus sentidos y su contexto cultural e histórico.

Cada individuo y cada cultura tienen una perspectiva única que les permite comprender ciertas verdades mientras excluyen otras. Por lo tanto, la pretensión de poseer una verdad absoluta y excluyente es injustificada. Cada perspectiva es válida y muestra una parte de la realidad, lo que resalta la importancia de la diversidad cultural y la singularidad de cada individuo.

La analogía espacial ilustra este punto: un mismo paisaje puede ser percibido de manera diferente desde diferentes puntos de vista, pero todas esas perspectivas son igualmente válidas y complementarias. La esencia de la realidad es perspectivística y multiforme, y todo conocimiento está anclado en un punto de vista único.

El perspectivismo de Ortega le permite superar tanto el objetivismo como el subjetivismo al reconocer la diversidad de puntos de vista y la imposibilidad de un conocimiento absoluto e independiente del sujeto cognoscente. Para ello, propone una idea de la razón que pueda captar las dimensiones perspectivísticas de la realidad, basada en la razón vital y la razón histórica.

El Raciovitalismo: Razón Vital, Razón Histórica

El raciovitalismo propuesto por Ortega busca encontrar un equilibrio entre el racionalismo y el vitalismo irracionalista. A diferencia del vitalismo de Nietzsche, Ortega reconoce la importancia y la irrenunciable presencia de la racionalidad humana en la vida. Considera que el apetito por la verdad y la objetividad, así como el ejercicio de la razón, son aspectos fundamentales de la existencia humana que nos permiten construir descripciones de la realidad y orientarnos en la vida.

Sin embargo, Ortega rechaza el racionalismo que ha separado la razón de la vida y ha intentado ocultar su dimensión irracional. Critica la ceguera del racionalismo hacia los valores de la vida y la incapacidad de apreciar adecuadamente la singularidad y la historia de la existencia humana. Para Ortega, la razón vital es capaz de recoger las peculiaridades y reclamaciones de la vida, incluyendo la perspectiva, la individualidad, la historia y la acción.

La razón vital también se entrelaza con la razón histórica, ya que la vida humana es esencialmente cambiante e histórica. Ortega argumenta que la razón histórica nos permite comprender la realidad humana a partir de su construcción histórica y de las categorías de la vida, superando así las limitaciones de la razón pura y matematizante propuesta en la modernidad.

Aunque Ortega reconoce los avances de la razón matemática y científica, considera que esta forma de razón es solo un aspecto particular y no puede explicar completamente la realidad humana. Los filósofos modernos depositaron grandes esperanzas en esta forma de racionalidad para comprender y dominar el mundo, pero fracasaron en el intento de comprender al ser humano debido a su naturaleza temporal e histórica. Por lo tanto, Ortega aboga por una razón histórica que sea capaz de abordar las complejidades de la existencia humana de manera más completa y adecuada.