Panorama del Teatro en España: De 1940 a la Contemporaneidad

El Teatro Español desde 1940 hasta Nuestros Días

Durante la Guerra Civil, el teatro fue un medio de propaganda política, tanto para el Teatro de la Falange como para el llamado teatro de guerrillas. El teatro, sometido como otras artes a la censura, recuperará géneros y temas propios de otra época. A partir de la transición democrática, el panorama teatral español comienza a cambiar. Por una parte, se rescatan textos dramáticos de autores fallecidos o en el exilio.

Teatro de los Años 40 y 50: El Drama Burgués

En los años 40 y 50 se representa un teatro oficial: el llamado drama burgués. Es una comedia intrascendente, pretendidamente costumbrista, continuadora de Benavente. Los temas son los propios de la comedia burguesa: honor, celos, infidelidades, conflictos generacionales, que siempre alcanzaban un buen fin. Estas piezas muestran un dominio de la técnica: diálogos bien construidos para temas intrascendentes.

La Comedia de Humor: Renovación y Absurdo

La comedia de humor: Destacan dos autores. Son renovadores del humor, anticipadores del “teatro del absurdo”; practicaron la farsa, la sátira y buscaron emplazar las situaciones dramáticas fuera de la norma convencional, cercanas al surrealismo.

Enrique Jardiel Poncela: El Humor Insólito

ENRIQUE JARDIEL PONCELA desde 1927, año de Una primavera sin sueño, estrena sin interrupción sus comedias: gozará de un público fiel. Entre 1939 y 1952 llegó a escribir veinte piezas de humor. Poncela jugaba con la originalidad, buscaba lo insólito de situaciones y personajes, el absurdo por el absurdo, en detrimento de la estructura dramática de sus obras. Su mejor obra es: Los ladrones somos gente honrada (1941).

Miguel Mihura: De la Sorpresa al Carácter

MIGUEL MIHURA. En 1932 escribe Tres sombreros de copa, que no tuvo éxito. Por ello, Mihura evolucionó hacia un teatro más comercial: continuó sorprendiendo al público con la espontaneidad y lo insólito de los conflictos, pero profundizó en los caracteres, dotándolos de credibilidad y ternura. Entre sus obras merece destacarse El caso de la señora estupenda.

El Teatro Realista: Denuncia Social y Existencialismo

El teatro realista intentó renovar la escena española y manifestar su oposición a la dictadura. Las obras plantearon temas como la injusticia social, la explotación, la vida de la clase media y baja, la condición humana de los humillados, los marginados. Destacan dramaturgos como:

  • Alfonso Sastre (Escuadrón hacia la muerte, 1953; La mordaza, 1954).
  • Lauro Olmo (La camisa, 1962; drama sobre la emigración).
  • Antonio Buero Vallejo:

Etapa existencial (reflexión sobre la condición humana): En Historia de una escalera, 1949.

Teatro social (denuncias de injusticias que atañen a la sociedad): Un soñador para un pueblo.

Etapa de innovaciones: Quizá la novedad técnica más llamativa es lo que se han denominado “efectos de inmersión”, La fundación (1974).

El Teatro No Realista de los Años Sesenta y Setenta

En la década de los sesenta y los setenta, una serie de autores adoptan un estilo dramático diferente para tratar temas similares a los de los autores realistas (denuncia de la injusticia y de la falta de libertad).

Son rasgos comunes de estos autores:

  1. La sustitución del personaje-persona por el personaje-signo, esto es, no tienen conciencia individual, sino dimensión simbólica.
  2. La acción y el lenguaje son simbólicos. Aparecen en el escenario objetos sonoros o visuales (ruido de cadenas, una cama, una jaula, proyecciones…) con una clara función simbólica.
  3. Desarrollo de la acción no lineal, sino estructurado en fragmentos.
  4. Concepción del teatro como espectáculo y experimento colectivo, con el fin de hacer participar al público en la acción del drama.
  5. Pérdida de la importancia del texto, que se concibe como un material que podrá completarse y modificarse en la representación escénica.
  6. Preferencia por la farsa grotesca y satírica: degradación, animalización o robotización de los personajes.

Como prototipo de este teatro no realista, podemos citar algunas obras de Francisco Nieva: teatro furioso (Coronada y el toro, 1963), teatro de farsa y calamidad (La señora Tártara, 1970; Malditas sean Coronada y sus hijas, 1968); o de Fernando Arrabal, autor bilingüe, con su Teatro Pánico: Los hombres del triciclo (1958), El cementerio de automóviles (1965), El árbol de Guernica (1975).

Últimas Tendencias (Desde 1975)

La restauración de las libertades democráticas a partir de 1975 posibilitó la llegada a los escenarios de buena parte del teatro que había permanecido soterrado, invisible. Nos encontraremos en estos años con una gran diversidad de tendencias. Veamos algunas de las más significativas:

Obras de técnica y orientación realista. Tenemos, por un lado, obras de tema histórico (¡Ay, Carmela! (1987) de José Sanchís Sinisterra) y contenido crítico, frente a otras obras de corte más comercial que continúan las formas de la comedia de salón, aunque adaptadas a los nuevos tiempos.

José Luis Alonso de Santos es un maestro de la comedia de costumbres, ambientada en la ciudad moderna con los problemas que en ella se encuentran: paro, delincuencia, droga (La estanquera de Vallecas (1980), Bajarse al moro (1984)).