Panorama de la Poesía Española desde 1939: Exilio, Compromiso y Renovación

La Lírica Española desde 1939 hasta 1970

Tras la Guerra Civil y durante la dictadura, muchos intelectuales españoles se exiliaron. Sus primeros poemas reflejaron la amargura y, posteriormente, la nostalgia por el país perdido. Los autores de la Generación del 27 jugaron un papel crucial. Miguel Hernández se erige como figura puente entre la poesía de pre y posguerra, destacando por su compromiso social. Antes de 1939, sus poemas se inscriben en la vanguardia, con sonetos que exploran temas como el amor, la vida y la muerte (Perito en lunas). Durante la guerra, su poesía se vuelve más combativa (Viento de pueblo), y tras el conflicto, encarcelado, escribe Cancionero y romancero de ausencias.

La Poesía de los Años 40 (Existencialismo)

Los poetas de esta época se caracterizan por su preocupación ante la desoladora realidad de la posguerra. Se pueden distinguir dos corrientes principales según su actitud:

  • Poesía Arraigada: Retorno al clasicismo (métrica tradicional, sonetos, cuartetos) y a temas como el amor y la muerte. Destaca Luis Rosales. Estos autores se identifican con la España vencedora y pertenecen a la Generación del 36. Sus poemas se publican en revistas afines al régimen, como Escorial.
  • Poesía Desarraigada: Cercana al existencialismo, con libertad formal y temas como el dolor, la duda y la injusticia en un mundo angustiado. Eugenio de Nora es un representante, publicando en Espadaña. Hijos de la ira de Dámaso Alonso es fundamental, con lenguaje coloquial, versículos y temas que reflejan la crudeza de la realidad y la indiferencia divina ante el horror de la guerra.

José Hierro, por su parte, desarrolla una poesía intimista y personal, al margen de estas corrientes.

Años 50 (Realismo Social)

En esta década surge la poesía social, un compromiso político frente a la dictadura. Los poetas buscan dar testimonio de la realidad y mostrar su inconformismo. Se dirigen a un público amplio, utilizando un lenguaje sencillo y coloquial, con carácter narrativo y temas como el deseo de libertad, la injusticia social y la preocupación por los problemas del ser humano. Esta poesía alcanza su auge en 1955 con Cantos iberos de Gabriel Celaya y Pido la paz y la palabra de Blas de Otero, este último, el más representativo, con un léxico duro y apasionado, utilizando encabalgamientos, aliteraciones y paralelismos.

Años 60 (Experimentalismo)

Se produce una reacción contra la poesía social y su pérdida de calidad artística. Surge la Generación del Medio Siglo (denominada así por el momento en que publican sus primeros libros), destacando Ángel González. Los poetas exploran una poesía de conocimiento o de la experiencia, con temas personales, lenguaje cotidiano, verso libre y una estructura cuidada.

La Lírica Española desde los Años 70 hasta Nuestros Días

Generación del 68: Novísimos

Con Manuel Vázquez Montalbán como figura destacada, esta generación rompe con la lírica anterior, adoptando un talante provocador y vanguardista, con un marcado culturalismo (temas, lugares y nombres exóticos). Se aprecia un gusto por lo decadente y exquisito, ambientando sus poemas en lugares refinados. Abordan temas propios de la sociedad de consumo, la frivolidad y la reflexión metapoética (el poema como reflexión sobre el arte). El restablecimiento de las libertades propicia la separación entre política y literatura, dirigiéndose a un público minoritario. La poesía se vuelve esteticista, centrada en el lenguaje y los procedimientos vanguardistas, renovando así la expresión poética.

Desde 1975 hasta la Actualidad

Durante las últimas décadas, la producción poética ha sido abundante y diversa, dificultando su sistematización. Tras la muerte de Franco, se atenúan las actitudes provocadoras y el culturalismo. La metapoesía y la poesía experimental continúan, incorporando incluso procedimientos tipográficos. Algunos autores, como Antonio Colinas, se decantan por una línea clásica, mientras que Jaime Siles opta por una poesía más dura. El minimalismo encuentra un representante en Andrés Sánchez. También perdura la llamada “poesía del silencio”, caracterizada por su conceptualismo intelectual y densidad expresiva en poemas breves. La vida cotidiana y la posmodernidad (con su expresión de lo íntimo y la desconfianza hacia la política) se convierten en temas centrales, utilizando un lenguaje común al poeta y al lector, propio de la cultura de masas. Esta “poesía de la experiencia” se erige como una de las corrientes más significativas, con su tono coloquial y temática realista. Los nuevos poetas buscan un equilibrio entre tradición y novedad, abandonando las vanguardias e introduciendo el humor. Se produce una “rehumanización” de la lírica, con temas tradicionales y nuevos enfoques (como la homosexualidad). Finalmente, destacan poetisas como Ana Rossetti.