1. Introducción
España ha sido y es una de las grandes potencias pesqueras mundiales. Estos datos son indicativos de la importancia de la pesca española, aunque, si los comparamos con los de hace un cuarto de siglo, se aprecia un declive de la actividad, consecuencia del agotamiento de los caladeros nacionales, de la nueva situación internacional del mar y del ingreso de España en la UE. La época dorada de la pesca se sitúa en los años 70 del siglo XX.
España tiene un amplio perímetro costero cuyo litoral se divide en diferentes mares en correspondencia con la diversidad marina; la naturaleza ofrece una variada fauna piscícola. El océano Atlántico tiene una salinidad moderada, unas temperaturas suaves en las costas peninsulares, corrientes marinas que facilitan la distribución del plancton y una oscilación del nivel de las aguas de hasta cuatro metros por efecto de las mareas. Todo ello permite la existencia de una franja costera de varios hectómetros de anchura, alternativamente sumergida y emergida, que facilita el marisqueo.
El Mediterráneo es un mar de aguas cálidas. Contiene menos fitoplancton que el océano, no tiene mareas que faciliten el vaivén de las aguas sobre la playa y la salinidad se eleva hasta el 38%. La comunicación con el Atlántico es escasa, por lo que el Mediterráneo es especial y frágil a efectos ecológicos. Las diferencias marinas y litorales justifican la diversidad de la fauna y su proverbial riqueza, tanto en especies como en calidad. Las diferencias entre uno y otro mar explican también la especialización portuaria y el distinto significado de la pesca en cada una de las regiones costeras. En los últimos años, nuestros mares han perdido importancia pesquera debido a la sobreexplotación; los puertos se han convertido en muelles de descarga de especies capturadas en aguas lejanas.
2. Significado de la Pesca en España
La pesca en nuestras aguas tiene sus antecedentes en la época prehistórica y ya alcanzó una dimensión comercial en la Edad Antigua. En la Edad Media, la pesca continuó teniendo un marcado carácter de subsistencia. Siguiendo la tradición, continúa practicándose durante siglos la pesca de atunes en almadraba, particularmente en la desembocadura del Guadalquivir.
A partir del siglo XIX, la pesca adquiere una nueva dimensión por efecto de la Revolución Industrial y de la aplicación del vapor a la navegación, lo cual favorece el comercio y las industrias de transformación pesquera. En el siglo XX, los arrastreros impulsados por maquinaria a vapor se introducen en la flota española por Huelva y Cádiz y se aplican desde 1904 a la pesca de bacalao y, unos años más tarde, de caballa. Ya completamente extendido por la geografía española, el transporte del pescado se facilita y acerca su consumo al interior, haciendo la pesca cada vez más eficaz. Tras el paréntesis de la Primera Guerra Mundial, se emplean en la pesca nuevos arrastreros que, importados de Gran Bretaña y Francia, se incorporan a nuestra flota. La Guerra Civil paraliza la actividad pesquera en nuestro país y, tras ella, la Segunda Guerra Mundial. Al finalizar ambas, la fauna piscícola ha vuelto a incrementarse. Este hecho, unido a la gradual incorporación de los motores de combustible líquido, permitió el aumento de las capturas hasta niveles insospechados, que se mantienen durante las décadas siguientes, coincidiendo con el desarrollo de nuevas técnicas que permiten la pesca de arrastre en fondos de hasta 6000 m de profundidad. Durante el I Plan de Desarrollo Económico, se promulga una ley que aspira a modernizar la flota pesquera y a reestructurar la actividad. Los dos primeros buques congeladores son Lemos y Andrades, que salen a faenar a Sudamérica y Sudáfrica.
2.1 El Nuevo Derecho del Mar y la Política Pesquera Común
Desde la Edad Moderna, se acepta que las aguas adyacentes pertenecen a los estados costeros, sin especificar hasta qué distancia. Tras la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos da un paso importante en el surgimiento de un nuevo Derecho del Mar, que viene a suponer que el mar se valorará no solo en términos de espacio de pesca, sino de explotación de recursos reales o potenciales. Los americanos consiguen que las aguas resultantes de la ampliación se consideren como Zonas Económicas Exclusivas (ZEE). Las declaraciones de ampliación de dominio se generalizan, lo que significa que, en adelante, el 90% de los recursos pesqueros mundiales quedan comprendidos en los límites de las zonas de aprovechamiento. Para España, las consecuencias son inmediatas y muy perjudiciales.
2.2 España y la Política Pesquera Común
España participa de la Política Pesquera Común (PPC), que guarda gran afinidad con la Política Agrícola Común (PAC) y contiene cuatro puntos básicos:
- Política de conservación de los recursos: con este fin, se establecen las Tarifas Anuales de Capturas (TAC), base para la asignación de cuotas a los países miembros.