Panorama de la Historiografía Griega: Heródoto, Tucídides y Jenofonte

Historiadores Griegos Clásicos: Heródoto, Tucídides y Jenofonte

Heródoto

5. Crítica racionalista del mito y la divinidad: Aunque los dioses intervienen en la historia, siempre lo hacen por procedimientos indirectos (oráculos, sueños). Otras veces, sobre sucesos legendarios, deja la responsabilidad de su veracidad a sus informantes. Por último, llega a confesar abiertamente su escepticismo sobre algunas de las cosas que cuenta. Lo que sí se le ha criticado justamente, es el que no atendiera a los motivos económicos y sociales como motor de la historia.

6. La lengua de Heródoto, basada en el dialecto jonio, tiene muchos elementos de origen homérico y ático. Abundan las expresiones coloquiales. Muy vivos resultan sus diálogos y discursos. Estilo: Predomina la coordinación sobre la subordinación.

Tucídides (465-365 a.C.)

Ateniense, vivió plenamente los acontecimientos en torno a la Guerra del Peloponeso, sobre la que versa su obra. De familia aristócrata, fue partidario de Pericles. Su obra, “Historia de la Guerra del Peloponeso“, trata básicamente de los acontecimientos de esta guerra. El largo libro I, constituye una especie de prólogo, donde se cuenta cómo Grecia llegó a dividirse en dos bandos enfrentados. Como causa de la guerra se apunta el miedo de Esparta al excesivo engrandecimiento de Atenas, lo cual le llevó a lanzar una guerra preventiva.

Rasgos de su obra:

  1. El autor hizo una historia contemporánea, centrada en su patria, Atenas, sin excluir a los otros actuantes del conflicto. Hace una historia racionalista y crítica, centrada en el hombre, excluyendo a los dioses. Trató de evitar la acumulación de datos y las digresiones innecesarias.
  2. Organiza su obra de una forma cronológica: a partir del II, cuenta los acontecimientos de 3 años, los de cada año se dividen a su vez en los de verano e invierno. Debido a esta división, quedan desunidos hechos que abarcan varios años y se equiparan hechos trascendentales con otros menos importantes.
  3. Trata de hacer una historia objetiva, evitando pronunciar su opinión y dejando que sean los hechos los que hablen, se abstiene de emitir juicios morales.
  4. La utilidad de su historia, es la de permitir al individuo conocer en profundidad el pasado para prever el futuro: el conocimiento de sus causas permite al hombre comprender mejor las últimas causas de los sucesos históricos.
  5. Fuentes: Hizo uso de las fuentes orales, su fuente fundamental es Heródoto, al que tanto criticó. Cuando el libro I omite casi toda referencia a las Guerras Médicas, es porque considera que el autor jonio ya habló ampliamente sobre él. De él toma también la división de los hechos entre los del verano e invierno y el propio uso de los discursos. Influencia de la sofística: su preocupación por hacer una historia racional y “humana”, centrada en hechos observables y que excluya explicaciones religiosas y metafísicas, o la propia importancia concedida a los discursos. Demuestra un buen conocimiento de la retórica. Estos discursos son creación de él, pero con gran valor histórico.
  6. Su lengua: utiliza el dialecto ático, con cierto tono antiguo. Su estilo es elevado, con abundancia de oraciones subordinadas, lo cual dificulta a menudo su comprensión. Él fue el auténtico creador de la prosa ática.

Jenofonte (480-355 a.C.)

Ateniense, su vida transcurrió cuando Atenas, tras su derrota en la Guerra del Peloponeso, pasa a convertirse en potencia de 2ª orden dentro de Grecia. Intervino como mercenario en la campaña militar que llevó a cabo el príncipe persa Ciro el Joven contra su hermano; tras la muerte de Ciro, Jenofonte, como oficial de los “Diez Mil”, desempeñó un papel importante en el regreso de estos a tierras griegas; Jenofonte narró este episodio en su conocida obra “Anábasis“. Como escritor, es el prototipo del erudito. Su interés por la historia, la oratoria y la filosofía. Entre sus obras de contenido histórico destacan: Anábasis, donde recogió sus vivencias durante la expedición de los “Diez Mil”; Helénicas, como una continuación de la historia de Tucídides; La Constitución de Ciro o Ciropedia, donde se idealiza la figura del rey persa Ciro el Joven y en la que se mezcla la historia, la biografía y el relato novelesco.

Rasgos:

  1. Es una figura incomparable, menor que Heródoto y Tucídides, de quien pretende ser continuador.
  2. Es un escritor práctico, que dio cabida en su obra al enorme cúmulo de experiencias que adquirió en su agitada vida como militar, y su profundo conocimiento persa y espartano. La fuente principal de sus escritos es su propio testimonio y el de las fuentes orales que fue recogiendo en sus viajes.
  3. Políticamente, se decanta por un sistema mixto entre oligárquico y monárquico. Siente admiración por los sistemas políticos espartano y persa, regidos por una minoría aristocrática. Esto mismo hace que peque de parcial, lo cual rebaja su valor como historiador.
  4. Siente un gran interés por la educación y la pedagogía. Para él, la educación es la base para alcanzar la virtud.
  5. Su obra está llena de digresiones y de relatos novelados, que introducen variedad en la narración, lo que consigue con el uso de abundantes discursos y diálogos.
  6. Su estilo es claro y sencillo. Su lengua es el ático con elementos dorios y jonios.