La recuperación actual de la noción de paisaje para aprehender las relaciones de naturaleza, sociedad y cultura en sus dimensiones espacio–
Temporales, es decir, como totalidades concretas, aconseja volver sobre las presentaciones más fecundas de la cuestión, empezando por la versión quizá más lograda de todas ellas, la de Alexander von Humboldt. Nuestra intención en esta ocasión es hacer una lectura del Ensayo de la Geografía de las Plantas y del Cuadro Físico que la acompaña en clave de paisaje. El Ensayo es, en efecto, uno de los textos menos trabajados del autor. Creemos poder demostrar que la aportación de Humboldt sobre el paisaje y los paisajes estaba ya en buena medida contenida en el primer texto de la Geografía de las Plantas. Lo que a su vez nos permite explorar la fundamental relación del paisaje con el primer desarrollo de la biogeografía. Hasta esta obra todo estudio de los vegetales era botánica sistemática, que desde entonces y hasta hoy trabaja identificando las distintas especies vegetales exclusivamente a través de sus órganos sexuales (fanerógamas, etc.).
En botánica el criterio básico de clasificación de las plantas son su flores. Mientras que en la clasificación propuesta por Humboldt, se propone observar solo el cuadro de conjunto que caracteriza al todo. Es decir, una mirada general en escala media, para tener una visión de conjunto que viene dada por si hay o no vegetación, el porte o tamaño de las mismas, lo tupido o la proximidad de los individuos dentro de una misma mancha de vegetación, la estructura de los individuos, el color, …
El estudio geográfico del paisaje durante los últimos 200 años se ha movido unas veces más cerca de un planteamiento estrictamente científico analítico y otras veces más cerca de planteamientos de “geografía artística”.
Desde los años 80 del Siglo XIX hasta los años 20-30 del Siglo XX, se experimenta una etapa de intentar alejarse de la formulación sintética de Humboldt y adquirir cientificidad abandonando toda componente subjetiva. Entorno a los años 20- 30 del Siglo XX, aparece una geografía del paisaje muy próxima a las formulaciones más artísticas de la percepción del paisaje (resurgimiento de los nacionalismos, …), con una formulación de geografía artística (denominada así en el nacionalismo alemán). Desde finales de la II Guerra Mundial, otra etapa de alejamiento de la filosofía de Humboldt y búsqueda de mayor componente científica. Y desde aproximadamente los últimos 20 años estamos viviendo una vuelta a la ciencia del paisaje como pura contemplación.
En las idas y venidas de esta nueva disciplina, no tan fuerte ni tan reconocido como otras, demuestra carácterísticas muy susceptibles a las diferentes modas filosóficas y particularmente sensibles a las distintas políticas (en tanto en cuanto la creación de símbolos. Budas de Bamiyán/Afganistán; Auschwitz…en Alemania los trabajos de Leni Riefenstahl; la Meca y el monte Arafat; el Valle de los Caídos, etc., paisajes cargados de simbolismo, es decir, como paisajes identitarios).
La utilización social del paisaje en materia de identidad y de su consideración como recurso económico, es un asunto muy difícilmente separable de otras dimensiones de la vida social y política de un lugar.
En la obra de Humboldt “Cuadros de la Naturaleza”, conviene destacar que pone casi al mismo nivel la historia de la pintura paisajista y una representación gráfica de los vegetales, es decir demuestra interés por poner al mismo nivel lo que se consideraba hasta ese momento paisaje con la ciencia que empezaba a emerger de geografía del paisaje. Además se identifican diferentes grados además de distintos tipos de sensaciones trasmitidas por los distintos paisajes.
El poder de la naturaleza se manifiesta en la cantidad de conexiones o emociones que se manifiestan a la vez. Por tanto la percepción de la naturaleza abierta o de un paisaje concreto, según Humboldt es una percepción sintética (a primera vista) de un conjunto de elementos.
En su obra “Cosmos”, Humboldt presenta una ciencia geográfica sobre la base del Empirismo, es decir, de la observación. La expresión gráfica de esa geografía del paisaje, en este caso de las plantas, queda plenamente reflejada en si imagen del Chimborazo en la que se representan de alguna manera, mediciones, con observaciones sintetizando con arreglo a formas visuales. La parte de la derecha es estrictamente analítica o científica; mientras que la parte de la izquierda es la representación que el propone para esta nueva ciencia que es la geografía de carácter más sintético.
Desde el origen, en la primera formulación acerca de una posible geografía del paisaje, a finales del XVIII, desde entonces, la geografía del paisaje se vio condenada a oscilar o a moverse entre las dos aproximaciones definidas por Humboldt, por un lado el paisaje como representación, imagen pictórica, y por otro un intento de formulación de paisajes de geografía reales, de cosas no imágenes sobre la base de algunos ejes como la consideración sintética o fisiónómica de los elementos.
En la actualidad, en el Renacimiento actual de una aproximación estética de estudio de los paisajes, dentro de la geografía, trabajaremos algo de lo que se denomina geografía cultural o culturalista, a partir de artículos sobre la construcción literaria y artística de la imagen de Castilla.
En la actualidad, los estudios de paisaje aplicados reposan sobre la base del estudio de cómo se perciben esos paisajes, porque esa percepción va a ser la clave a la hora de identificar los criterios de valoración (y por tanto de diferente valoración) también en los paisajes lo que a su vez está en la base de la propia definición de vías o ejes de intervención de los paisajes reales en materia de gestión y protección de los propios paisajes (políticas de protección y gestión).
Limitándonos sólo a lo que son los fundamentos científicos (rigurosos en definitiva), de esa percepción del paisaje, nos responderemos a la siguiente pregunta (sólo cuando un problema está bien formulado puede ser solucionado) para tratar de formularnos el asunto del estudio de la percepción de paisaje con la mayor precisión, es decir a qué pregunta tratamos de responder, cómo lo que percibimos como paisaje, cómo esos espacios reales, se convierten en paisajes.
Desde algunos ámbitos, se ha tratado de responder a esta pregunta desde una perspectiva estrictamente lingüística, desde el ámbito de la semiología del paisaje. Y conviene que nos deshagamos de esta visión, que se presenta más riguroso de lo que de verdad es y no nos ayuda a discernir realmente entre las diferentes percepciones de paisaje. Sin embargo se habla de una semiología de las señales de tráfico, del cine, del teatro, etc.
El planteamiento semiológico reposa en la creencia de que a semejanza de la lengua (hablada o escrita) el paisaje sería un sistema articulado de signos en el que los distintos elementos (casas, árboles, …) del paisaje funcionarían como signos y como tal, portarían en sí un significado (una sola cosa) y que esos distintos elementos, esos distintos signos se relacionan entre sí, a través de un conjunto de reglas de carácter sintáctico, como en una lengua, por tanto, sería tan simple que, bastaría con adquirir la capacidad para descifrar esos signos. Aunque el planteamiento es atractivo, no es demasiado riguroso y no es posible entender la forma en que percibimos el paisaje con arreglo a un modelo de interpretación semiológico.
La semiología es aplicable en rigor, sólo a lenguajes voluntariamente emitidos sobre la base de signos discretos vinculados por reglas compartidas por un emisor y un receptor. En el caso de la percepción del paisaje, los elementos de paisaje no pueden actuar como signos unívocos, enteramente arbitrarios, que la palabra no se corresponda con los atributos de la cosa designada (salvo casos como las onomatopeyas). Además la naturaleza es muda en sí misma, no trasmite ningún mensaje. Por tanto no sirven para ayudarnos a responder la pregunta que nos planteamos anteriormente.
Los campos de saber que se muestran más útiles a la hora de entender ese proceso de conversión de espacio en paisaje son los conocimientos de psicología, concretamente de psicología de la percepción. Algunas corrientes de esta psicología se han ido acercando a la percepción del paisaje, planteándose fundamentalmente dos cuestiones: las relaciones visuales entre la cosa observada y uno mismo, y pensar también en los atributos intrínsecos de la cosa observada.
Lo que nos lleva a plantearnos algunas cuestiones sin respuesta como ¿Sólo percibimos paisaje desde un punto fijo? ¿Existe paisaje cuando caminamos? ¿Existen paisajes en la oscuridad?, etc.
Para los psicólogos una persona colocada en un punto especifico y en un momento determinado dispone de una esfera de la percepción del espacio que viene definida por lo que ve y lo que no ve en horizontal y lo que ve, en vertical. Y se estudian por ello los ángulos de visión o cuencas visuales desde un determinado punto.
Otro campo de investigación de la percepción del paisaje es el estudio de algunos atributos que no están en el que contempla ni en la relación del observador y la cosa observada, sino carácterísticas propias de la cosa.
Algunos elementos o carácterísticas aisladas que favorecen la convergencia en paisaje, es decir que percibamos un paisaje (agua, vegetación, apertura del espacio, etc.), también determinados colores y determinadas texturas favorecen más o menos la percepción del paisaje. No hay persona en el mundo que no sea sensible a la regla de oro, la regla áurea, que establece una determinada relación entre dos longitudes y es percibido como perfecto. Es una constante estructural.
Si existiesen algunas constantes equivalentes a éstas en la percepción humana del espacio de todo humano, no todo sería un subproducto cultural, sino biológico, pero es algo que no sabemos. Si sabemos que determinados elementos en el espacio percibido favorece la transformación de es espacio en paisaje. Por ejemplo, se han podido identificar algunos elementos y que algunas combinaciones de elementos favorecen también la creación de paisaje.
Entrando propiamente en las teorías de percepción de paisaje, básicamente se pueden distinguir tres linajes de psicologías de la percepción aplicadas al estudio de la conversión del espacio en paisaje. La escuela de psicología más tradicional identifica al proceso perceptivo humano como una secuencia lineal, con inicio y con final.
Existen también escuelas de psicología de percepción de las formas (psicología de la Gestalt, años 20- 30 del Siglo XX). Formas básicas para esta psicología: puntos, líneas o manchas que sólo pueden variar de forma, tamaño, color o valor (escala de grises), orientación y de textura. Lo que confiere a los medios técnicos una importante limitación (Semiología grafica de Jacques Bertrand). La psicología de la Gestalt dice que la percepción de la forma no es una secuencia del ojo al cerebro y de ahí a la percepción, sino que se produce una percepción automática, de una sola vez, siempre que lo que es visto sea una “buena” forma (es decir, que reúna una serie elevada de los elementos que ayudan a configurar la conversión de espacio en paisaje).
En ultimo lugar, existe otra psicología de la percepción que se apoya en teorías de la información. Según ella, existe una imagen o visión de lo externo a lo que llamaríamos imagen bruta, esa imagen se convertiría en imagen selectiva o seleccionada a partir de una visión selectiva relativa a una parte y solo una parte del mundo externo a tenor de las diferencias de curiosidad visual, en materia de percepción de imágenes de conjunto o de identificación de elementos aislados. Esa imagen selectiva se transformaría en imagen neta, técnicamente, a través de una cierta recomposición de esa imagen selectiva y representación de lo que se ha percibido y otros valores subjetivos de la valoración propia. En una perspectiva de este estilo es crucial el estudio de los filtros. En el paso de imagen bruta a selectiva, a neta y por último a valorada existen multitud de filtros distintos. En primer lugar, filtros de orden fisiológico, que escapan a todo control por parte del que mira y que son distintas para cada observador. Filtros específicamente psicológicos e individuales de cada uno, aquellos que organizan la información seleccionada en función de la experiencia, de las actitudes en la contemplación de imágenes. Filtros sociales y culturales, que varían en función de la educación, lugar de procedencia, etc., que son los que transforman una imagen selectiva en representación, en paisaje.
Seguiremos con los aspectos de cómo pensar el proceso de transformación de un espacio en paisaje, es decir, en imagen percibida.
Los aspectos mas técnicos para concretar desde protocolos de análisis, para políticas de intervención, a través de algunos documentos significativos de la historia reciente, algunos documentos, que marcaron hitos significativo en este asunto (con algunos elementos comunes en todos ellos):
→Método coventry (analítico y cuantitativo) reposa sobre encuestas. Los factores que entran en el cuestionario sobre valoración y percepción del paisaje. Los elementos de paisaje que se tienen en cuenta:
Arboles en los setos (limites de parcela), Tierras cultivadas, Bosques, Terreno urbanizado, Residencia, Industria, Minas, Parques, Matorrales, Agua, Otros (no usados), Trasnporte eléctrico, Relieve, Edificaciones protegidas (inventariadas), Granjas, Setos, Cursos de agua, Carreteras, Detalle positivo, Detalle indiferente, Detalle negativo, Puntos de, Densidad
Por tanto, es un intento de formalizar algunos al menos, de los elementos que se perciben como paisaje de manera empírica.
→Condado de Essex. También un procedimiento cuantitativo, pero no analítico, mas bien, sintético, en el que se pide una valoración global por parte de cada encuestado del conjunto.
Área rural degradada, Llanura monótona o no, Campo humanizado plano llano o suavemente ondulado, Bosques y que tipo, Marismas o áreas intermareales, Jardines paisajistas, Colinas bajas, Acantilados, Colinas elevadas y con abundancia de matorral, Media montaña, Alta montaña, Espacios urbanos (y tipos), Ciudades clásicas, Ciudades de interés histórico
→Regíón de Ródano-Alpes (Francia). La mas habitual en la confección de cuestionarios. Aquí se diferencia entre grupos de criterios teniendo en cuenta, aspectos puramente descriptivos y por otro lado las escalas de percepción.
Uno de los capítulos que han de aparecer siempre es el de los volúMenes, entendido no solo desde el punto de vistas del relieve.
Se incluyeron además elementos no visuales como los olores, signos culturales…
Tres grandes estudios pioneros en estos asuntos, y sus formas de aproximarse a la elaboración de encuestas sobre paisaje, donde se indica no solo elementos sino también modalidades de los elementos.
El caso de los paisajes urbanos.
Sabemos que no consideramos lo urbano tan paisaje como lo natural, sin embargo cada vez mas se hace referencia al termino paisaje urbano (están contemplados en el convenio Bolonia). El que mas a trabajado sobre esto es Florencio Zoido. Trata de abordarlo: se plantea que en la construcción de la imagen paisajística de las ciudades, hay q trabajar a dos niveles:
1. La imagen de la ciudad desde fuera (Skyline),
2.
Paisaje urbano interior, la visión de la ciudad desde dentro de la propia ciudad. Siempre la contemplación del paisaje desde tierra.
1. Ciudades q permitan una cierta visión panorámica (exige una cierta distancia). Lo importante suele ser la forma en q esa imagen se nos deviene en paisaje, depende de arios asuntos:
– textura. Distribución de las alturas y de los volúMenes (distribución general) espacios libres- construidos. Presencia o ausencia de vegetación sobresaliente.
– respecto de la estructura de esa forma urbana externa. Identificación de algunas de las carácterísticas del emplazamiento de la ciudad. Si esta ubicada cerca de algún rio, en la dirección en la q se configura. Si esta en llanura o elevada y cuanto de elevada (en castillete o en llanura).
-hitos visuales. Elementos con un valor icónico destacado. Elementos singulares y su ritmo de disposición (en sentido estricto el skyline)
-identificación de las fachadas y frentes urbanos. Como si la ciudad fuese un individuo que diese su cara a quien llega. (Articulo ejemplo: casado soto, diario montañés, miradores de paseo Pereda Castelar).
– la presencia o no de bordes, es decir, limites tajantes (ejemplo: las murallas de Ávila).
Todos estos elementos están tomados de un trabajo clásico de Kevin Lynch, años 30. Libro titulado la imagen de la ciudad. Otro ejemplo Sylvie Rimbert: los paisajes urbanos.
2. Considerada desde dentro (…)
Imágenes:
→Toledo. La imagen con q identificamos esta ciudad comienza a configurarse a finales del XVI
→Madrid. Vingaerde. No hay imagen de Madrid que no este tomada desde la margen derecha del manzanares (visión W-E) desde el Siglo XVI. Solo algunas están tomadas desde otra perspectiva, primera imagen aérea de Madrid Guesdon (Siglo XIX), las dos únicas q se salen de patrón son vistas aéreas, no piasaisticas, supuestamente hechas en globo aerostático aunque no está demostrado. Paisaje de Casimiro Sainz.
Humboldt. Iberia 1961
Botánica sistemática (clasificación). Geografía de las plantas
Cosmos:…
Nivel 3- Filosofía de la naturaleza
Analítica- Nivel 2- ciencia del paisaje
Sintética- Nivel 1-Persona común, paisaje (concreto)
Nivel 0- Persona común, Naturaleza libre
Esquema (Humboldt). Es un documento de estudio de la percepción del paisaje, que es la batería de conocimientos y de procedimientos técnicos para el tratamiento de los datos, fue utilizado en un estudio de percepción del paisaje. Es un método analítico y es un método cuantitativo. Reposa sobre encuestas (se construye un cuestionario, en el que se procesan los valores que tradicionalmente entendemos como o para la percepción del paisaje y se les asigna una puntuación en función de la valoración que los encuestados dan a ese paisaje, de acuerdo a una escala de valoración.
No nos importan tanto en el marco de esta asignatura los elementos de valoración, como los elementos recogidos como “paisaje” en este cuestionario. Diferentes elementos de paisaje que se definen, por ejemplo, elementos como: si existen o no, árboles en los setos (límites), que valoren si hay tierras cultivadas, si hay terreno urbanizado, si hay residencias, industria, minas,…, presencia o no de agua, etc. Monumentos clasificados, terreno, cursos fluviales, carreteras, etc. Es decir de todos aquellos elementos susceptibles de convertirse, de ser o llegar a ser imagen, paisaje.
Por tanto es un primer intento de formalizar e incluso esquematizar en forma de cuestionario tipo encuesta, algunos, al menos de los elementos que de alguna manera se han percibido ya en las primeras sesiones de esta asignatura.
Otro ejemplo, es el estudio de percepción y valoración del paisaje del condado de Essex, Inglaterra. Es también un procedimiento cuantitativo, pero un caso no analítico, sino más bien sintético, es decir, una valoración global de cada uno de los paisajes, y una puntuación, por tanto, única, por parte de cada uno de los encuestados, para ese conjunto.
Aporta de nuevo conocimiento del tipo si son llanuras monótonas o no, si hay presencia de bosques o no y el tipo de bosques, si son marismas litorales, con dunas, brazos,…, si es un área de colinas bajas, de acantilados litorales, media, alta montaña, cañones o cascadas, etc. El resultado de este cuestionario o de esta encuesta es cuantificable, si, pero no analítico, se valora desde lo menos valorado a lo más valorado en tanto, a paisaje.
Otro ejemplo de este tipo de estudios, es el caso o el método de la regíón de Alpes en Francia, que también puede servir en cierta medida para lo que es la configuración de cuestionario. Se diferencian criterios, por un lado teniendo en cuenta lo que son elementos puramente descriptivos del espacio en cuestión, y por otro lado lo que son las escalas de la percepción, la amplitud de la mirada.
Criterios que van agrupados en conjuntos mayores, por ejemplo, uno de los capítulos en un estudio de valoración de paisaje ha de ser el estudio volumétrico. No referido a la topografía del paisajes, sino al estudio de los volúMenes desde una visión formal del espacio del análisis. Por ejemplo, relieve y ocupación del suelo, que recoge aspectos relacionados con el volumen de estos aspectos, su geometría, si son ortogonales, agudos, esféricos, romos,…, si están definidos, hundidos, etc. En materia de formas, anchas, largas, cortadas,… Los planos, Las tramas, si son legibles, si están desvanecidas, si son tupidas, regulares, líneas dominantes; Los colores, monocromo o policromo, mates, satinados, brillantes,… Luz, si es brillante, cegadora, dorada, grisácea, etc. (las 6 principales variables visuales). Si algunos de esos elementos se mueven o no, por ejemplo, un campo de cereal ante una brisa, o el movimiento de un arroyo u otra caída de agua, Olores (un elemento o visual, pero elemento también de valoración de ese paisaje) etc., etc.
El conjunto que hace referencia a la escala de la percepción, encuesta acerca de los límites y de la extensión, del campo visual. Si es horizonte próximo o lejano, sectores de visión, presencia de pantallas que impidan la visión,…y no solo como elementos individuales, sino como composición de estos elementos de referencia, la articulación de un conjunto. El cuestionario recoge una valoración sobre la sensación de orden del conjunto.
A través de estos tres grandes estudios sobre percepción de paisaje, podemos aproximarnos a la configuración de encuestas de valoración y percepción del paisaje. Es decir, qué elementos y de qué forma (si tratados uno por uno o si se trata de una valoración global o de conjunto), se incluyen dentro de las nuevas concepciones de paisaje.
Los paisajes urbanos
Sabemos que lo urbano, se concibe menos como paisaje que lo que no es urbano. Sin embargo cada vez se habla más sobre paisaje urbano (independientemente de si es correcta o no la acepción del término desde el punto de vista estrictamente etimológico). Y se contemplan como tal, como paisajes urbanos, en la convencíón de Bolonia.
El estudio de la percepción de paisajes urbanos, se plantea a través de trabajos nuevos como los aportados por el profesor Florencio Zoido, responsable en buena medida de la creación del instituto andaluz de paisaje, y que se plantea que en la construcción de imagen paisajísticas de las ciudades, hay que atender principalmente a dos asuntos, a dos escalas de percepción paisajística. Por un lado “el paisaje urbano externo”, es decir la imagen de la ciudad desde fuera a pie de tierra (una imagen de conjunto). Teniendo en cuenta que esta imagen es imposible concebir en determinadas ciudades del planeta por sus dimensiones. Y lo que Zoido denomina “paisaje interior”, es decir la estela urbana, la visión de la ciudad desde dentro de la propia ciudad.
Paisaje urbano exterior. Sólo es posible en ciudades que permitan una cierta visión panorámica. La imagen externa que nos trasmite la ciudad, depende a su vez de varias cuestiones técnicas tales como las texturas, la distribución de las alturas y de los volúMenes, la distinción general de lo que son los espacios construidos y los espacios libres; la presencia de vegetación, al menos de vegetación sobresaliente, colores,…todo un capítulo dedicado a las texturas.
Por otro lado consideraciones respecto de la estructura de esa forma urbana externa. Se refiere a la identificación de al menos, algunas de las carácterísticas del emplazamiento de la ciudad. También se consideran elementos visualmente destacables en la ciudad, castillos, alcazabas, torres, rascacielos,…, que sobresalen al cielo. Y el ritmo visual de la disposición general de estos hitos la ciudad, lo que concretamente se conoce y denominamos skyline.
Todavía en este conjunto de paisaje exterior, Zoido propone la identificación de fachadas y frentes urbanos, como si la ciudad fuese un individuo que diese su cara (su fachada) a quien llega a ella por alguna de las vías de acceso. Fachadas, marítimas, fluviales, etc. Y la presencia o no, de lo que Zoido denomina bordes, es decir, de límites tajantes, por ejemplo, la imagen más habitual de Ávila, son sus murallas.
Todos estos elementos están tomados de un trabajo de Kevin Lynch (años 30) llamado La imagen de la ciudad, un libro que continúa siendo una referencia hoy en día en estudios de percepción del paisaje. Otra obra “clásica sobre estos asuntos, la de la geógrafa Sylvie Lagar que se llama Paisajes urbanos.
Y por último Zoido considera en sus trabajos el paisaje urbano interno. La ciudad vista desde dentro. Y como se va creando a través del tiempo una imagen de ciudad, una imagen con unas carácterísticas concretas y que, por ejemplo en el caso de Toledo, comienzan a fijarse ya desde el Siglo XVI. La imagen de las ciudades que son tradicionalmente reconocibles desde hace años en el conjunto de la sociedad.
Hay un tema de orden práctico que hace referencia a una técnica muy descuidada pero muy interesante en el estudio de paisaje que es el dibujo. En materia de lenguajes gráficos y en ese modo práctico de analizar y expresar, los geógrafos utilizamos la cartografía, que es un modo de lenguaje práctico en sentido no metafórico sino, en cuanto a lenguaje caracterizadamente técnico, es decir, dispone de un código y unas variables visuales propias del grafismo sobre el soporte plano. En cambio el lenguaje del dibujo, es decir del estudio del paisaje mediante esa otra técnica, la del dibujo, es muy utilizada por científicos de distintos campos y también utilizada por geógrafos tanto de siglos anteriores como en la actualidad, que utilizan el dibujo como método de análisis.
Aunque esta técnica se ha venido perdiendo con el tiempo hasta el punto de que actualmente son muy pocos los geógrafos que la utilizan como forma de aproximación al estudio de las cosas. En buena medida se ha venido produciendo la perdida en relación con la popularización de máquinas de fotos u otros instrumentos de captación de imágenes, con lo que se ha perdido bastante capacidad de observación general en algunos trabajos.
Ambos son procedimientos gráficos. Pero la fotografía reposa sobre la base de un “objetivo”, que no recibe su nombre porque sí. Esta técnicas resultan tremendamente útiles para algunos propósito pero la capacidad de captación es limitada. El objetivo, no distingue y sin discriminación no hay análisis. En cambio en el dibujo sí se discrimina. El ojo, el dibujante elige lo que dibuja y donde o desde donde dibuja, trabajando selectivamente de acuerdo a ciertos elementos de interpretación de aquello que se está dibujando.
Para desarrollar esta técnica de análisis hay que tener en consideración determinados elementos, que son un conjunto de elementos técnicos que pueden ser considerados como los modos de implantación del dibujo sobre el soporte, líneas, puntos o manchas.
Otros elementos que hagan referencia a los distintos planos, diferenciando lo que está delante de lo que está detrás. Diferentes texturas, digamos los niveles del dibujo (desde notas gráficas tipo apunte en un cuaderno de campo a otros más elaborados o acabados), definiendo siempre bien los límites de lo analizado o dibujado.
Con el dibujo hacemos nuestro el paisaje observado, analizando y diseccionando por partes elemento por elementos. Por eso el dibujo es una excelente forma de convertir el paisaje visto en objeto de estudio. Las funciones del dibujo además de las notas de nuestro trabajo de campo nos sirve para memorizarlo durante más tiempo.
Goethe, que daba mucha importancia al dibujo como material de estudio, se planteó la elaboración de un manual en el que garantizaba a los aficionados a dibujar con precisión y horas de practica aquello que quisieran.
En primer lugar hay que escoger el modo de dibujar, cómo yo voy a expresar mi subjetividad. No para expresar de forma artísticas pero eligiendo entre puntos, líneas o manchas (con uno o varios de ellos).
Establecer los planos gráficamente mediante cortes en las líneas o cambios de intensidad en las manchas (contrastes de valor), o la intensidad de grosor de las distintas líneas de planos. Y las diferentes tramas que pueden utilizarse para establecer las diferencias, al menos las más significativas del paisaje analizado, proporción, vegetación, volumen, formas,…