Orígenes y Evolución de los Reinos Hispánicos Medievales: Resistencia, Reconquista y Sociedad

Los Primeros Núcleos de Resistencia

Tras la invasión musulmana (711), surgieron diferentes núcleos de resistencia. El primero se organizó en Asturias, en torno a la figura de Pelayo y a la batalla de Covadonga (722). El origen de este reino es difícil de precisar, hallando tanto influencias góticas como indígenas. La monarquía asturiana se consolidó en torno a una familia (Pelayo-Pedro) y se expandió por el Cantábrico y el valle del Duero, a donde llegó en 910, transformándose entonces en reino astur-leonés.

En torno a Pamplona surgió otro foco de resistencia al poder musulmán, si bien más tardío. Durante el siglo VIII, el territorio pirenaico vivió bajo la dependencia del poder franco o el musulmán de Zaragoza, obteniendo la independencia a comienzos del siglo IX, con Íñigo Arista.

En la zona oriental del Pirineo se constituyó la Marca Hispánica, bajo dominio franco. A finales del siglo IX, Vifredo el Velloso se independizó de la tutela carolingia.

Principales Etapas de la Reconquista

La Reconquista es la ocupación militar por parte de los poderes cristianos de los territorios musulmanes de la Península. Se iniciaría en el siglo XI, aprovechando la debilidad de las taifas musulmanas. Tras la conquista de Toledo (1085), la expansión cristiana se frenará debido al empuje de almorávides y almohades. El territorio entre el Tajo y el Guadiana será ocupado de forma inestable por las Órdenes Militares. Tras la victoria cristiana en las Navas de Tolosa (1212), se iniciará la conquista de Andalucía, que se culminará con la toma de Granada en 1492.

En la zona oriental, Zaragoza se conquistó en 1118. El gran salto en el Mediterráneo se produce en el siglo XIII, cuando el monarca de Aragón, Jaime I, dirigirá la ocupación de Mallorca (1229) y de Valencia (1238), participando en la ocupación de Murcia a favor de su yerno Alfonso X de Castilla.

Las Formas de Ocupación del Territorio y su Influencia en la Estructura de la Propiedad. Modelos de Repoblación y Organización Social

La repoblación se iniciará de forma espontánea en el siglo IX, ocupándose territorios despoblados mediante presura o aprisio (en la zona oriental). Esta suponía la ocupación del despoblado tras su desbroce y puesta en explotación. Realizada por pequeños grupos familiares o monásticos, fue incorporando fórmulas jurídicas que sancionarían la propiedad del repoblador (Cum cornu et albende rege, confirmación posterior ante el rey o su representante). Esta primera repoblación permitirá la expansión de la pequeña propiedad campesina, desarrollándose el señorío sólo en un segundo momento.

El poder político se encargará pronto de encauzar esta actividad repobladora. El territorio de las Extremaduras se repoblará mediante la concesión de fueros o cartas pueblas, que otorgaban privilegios a los repobladores. Tras la conquista de Toledo, la ocupación del territorio entre el Tajo y el Guadiana se dejó en manos de las Órdenes Militares. La repoblación de Andalucía se realizó mediante la concesión de tierras por parte de la monarquía (donadíos) o por repartimientos. En la zona oriental se siguieron procedimientos similares a los castellanos.

La sociedad medieval hispana respondía a la división estamental propia del medievo. Un grupo de guerreros, que incluía a la alta y baja nobleza (infanzones) –así como a la caballería villana que pronto accedió a la infanzonía–, clérigos y campesinos, donde abundaban los propietarios, en un primer momento, para generalizarse posteriormente la dependencia.

Diversidad Cultural: Cristianos, Musulmanes y Judíos

La sociedad medieval presentaba una fuerte tendencia a la homogeneidad religiosa y cultural. Sin embargo, fue común la coexistencia de distintos grupos (cristianos, judíos y mudéjares) en las distintas poblaciones cristianas. Coexistencia conflictiva pues abundaron los casos de persecuciones y enfrentamientos, viviendo las distintas comunidades física y jurídicamente separadas. No obstante, existieron iniciativas para conocer y estudiar la cultura ajena, movidas las más de las veces por un ánimo polémico. En la Escuela de Traductores de Toledo, creada en el siglo XII, se realizaron traducciones del árabe al hebreo, griego o latín. El proceso era complejo, pues exigía muchas veces una doble traducción (del árabe al hebreo y de éste al latín). El judío Juan Hispalense y el clérigo Gundisalvo tradujeron las obras de Avicena, Alfarabí, Algacel y Ptolomeo; se realizaron traducciones del Corán, así como de libros de Astronomía, Matemáticas, Medicina o Geografía. En el siglo XIII, Miguel Scoto, auxiliado por el judío converso Andrés, traducía las obras de Averroes. Gracias a esta actividad, la ciencia árabe llegó a Europa y los tratados griegos y latinos pudieron salvarse y llegar hasta nosotros.