En 1967 fue aprobada la “Ley Orgánica del Estado” la cual establecía la existencia de un entramado institucional que había de perpetuar el sistema político tras la inexorable desaparición física del Caudillo. El mismo Jefe de Estado tomó una serie de iniciativas para asegurar la continuidad de su régimen; el 22 de Julio de 1969 Franco hace que las Cortes nombren al Príncipe Juan Carlos su sucesor en la Jefatura del Estado, una vez que se ha asegurado de su compromiso en el mantenimiento del régimen, no se trataba de la restauración de la monarquía liberal sino de la intervención de una nueva monarquía del Movimiento. Ley de Educación, 1970 de Villar Palasí, que acercó el sistema educativo español al modelo europeo (EGB, Educación General Básica) En los años setenta, el régimen se debilitó por la aparición de dos tendencias en su seno: – los inmovilistas: militares, falangistas, funcionarios querían mantener el franquismo sin cambios, manteniendo las esencias del Movimiento Nacional. Detuvieron las tímidas medidas liberalizadoras y endurecieron la represión. Su representante era el almirante Carrero Blanco, presidente de gobierno en 1973 (asesinado por ETA meses después) o el partido creado por Blas Piñar (Fuerza Nueva) – los aperturistas: jóvenes falangistas de clases medias, demócrata cristianos veían necesario que el régimen evolucionara gradualmente creando asociaciones políticas dentro del Movimiento: partidarios de reformas más democráticas La oposición va en aumento, el gobierno responde a las huelgas con represión, incluso se restablecíó la Ley de Bandidaje y Terrorismo, cualquier tipo de acto de oposición pasaba a la jurisdicción militar. Distanciamiento de la Iglesia, el mismo Arzobispo de Madrid y Presidente de la Conferencia Episcopal Enrique y Tarancón, emitíó en sept.1971 una declaración exigiendo libertades políticas y sindicales y pidiendo disculpas por el papel de la Iglesia en la Guerra Civil. En 1973 la situación del orden público era explosiva, además de ETA aparecíó otra organización terrorista FRAP Franco decidíó separar la Jefatura del Estado (Franco) y la Jefatura de Gobierno (Carrero Blanco), éste se convirtió en el hombre fuerte del régimen, su mandato era como mínimo por 5 años y por tanto su presencia podía serle impuesta al futuro rey, fue una reacción de Franco ante las tendencias demasiado liberales del Príncipe Juan Carlos. Carrero Blanco formó un gabinete de “puros franquistas” entre ellos Arias Navarro (Mº de Gobernación). El escándalo Matesa, hace que se produzca un cambio de gobierno, Carrero Blanco formará un gabinete con mayoría de hombres del Opus o militares, pero el 20 de dic de 1973 Carrero Blanco fue asesinado en un atentado de ETA, será el más duro golpe para Franco, que ya anciano y débil había perdido a su hombre de confianza. Para sucederle tras muchas presiones de los “inmovilistas” se eligió a Arias Navarro que pronto mostró su talante represivo; ejecución del anarquista Salvador Puig o la amenaza de expulsar al Obispo de Bilbao (enfado de Roma) En Julio de 1973 Franco fue hospitalizado, durante algunos días cedíó sus poderes a D. Juan Carlos Los terroristas aumentaron también el número de atentados, los terroristas capturados eran condenados a muerte (a pesar de la presión 5 de los condenados fueron ejecutados) En política exterior: Se establecen relaciones diplomáticas con países del Este Se firma un acuerdo preferencial con la CEE Se renuevan los acuerdos con EEUU En 1975 se producirá la crisis del Sáhará, el rey Hassan II de Marruecos amenaza con invadir el Sáhará español, el ejército español estuvo en estado de alerta “la Marcha Verde”, pero el conflicto terminó el 18 de Noviembre cuando España cede el Sáhará a Marruecos y Mauritania (Acuerdo Tripartito) Para complicar aún más la situación en 1973 se producirá la Crisis del petróleo, primeros síntomas de crisis mundial al subir el precio del combustible que repercutíó muy negativamente en la balanza de pagos debido a la gran dependencia energética exterior y que además frenó la expansión económica internacional de la que tanto dependía España que perdíó de repente inversores de capital extranjero, ingresos del turismo exterior y remesas de emigrantes, una grave inflación, reducción de salarios, cierre de industrias, paro, protestas y pérdida de nivel de vida. Vuelven los emigrantes de Europa agravando aún más esta situación que estaría activa hasta mediados de los 80 (en 1979 hay una nueva crisis del petróleo y nueva subida de precios) es decir que influyó de lleno en la transición democrática justo en el momento de la desaparición del dictador, algo que sin duda contribuiría notablemente a la recepción de la democracia como una nueva solución, deseada por otra parte, a los problemas económicos del país: los últimos años de Franco se viven entre cierres de fábricas, manifestaciones laborales (a menudo politizadas mostrando la concordancia de la democracia con las mejoras económicas) y un aumento espectacular de las cifras del paro. Hacia 1975 el panorama general que vive el país es de cambios sociales, mala situación económica y por último los movimientos políticos.
En los años 60 funcionaba el binomio inmovilismo político/desarrollo económico en el 75 transición/cambios serán la tónica dominante. El espíritu del 12 de Febrero, fue un intento del presidente Arias Navarro por abrir algo el país tras la muerte de Carrero Blanco: asociaciones políticas limitadas por los Principios del Movimiento (al frente de la más importante la UDPE estaría Adolfo Suárez un personaje clave de la transición), promesa de leyes municipales que permitiesen la elección de alcalde y diputaciones provinciales, reformas sindicales que no iban más allá de un formalismo con poco contenido real. La prueba de lo corto del esfuerzo es la dimisión, hecho insólito en el Franquismo, de dos ministros “aperturistas” del propio gobierno nombrado por Arias Navarro (Barrera de Irimo el importante ministro de Hacienda y Pío Cabanillas). Aun así los sectores más conservadores protestaron contras las reformas y comenzó a hablarse del búnker, es decir de aquellos dispuestos a mantener el estátus político existente más allá incluso de la propia muerte de Franco.
En los años 60 funcionaba el binomio inmovilismo político/desarrollo económico en el 75 transición/cambios serán la tónica dominante. El espíritu del 12 de Febrero, fue un intento del presidente Arias Navarro por abrir algo el país tras la muerte de Carrero Blanco: asociaciones políticas limitadas por los Principios del Movimiento (al frente de la más importante la UDPE estaría Adolfo Suárez un personaje clave de la transición), promesa de leyes municipales que permitiesen la elección de alcalde y diputaciones provinciales, reformas sindicales que no iban más allá de un formalismo con poco contenido real. La prueba de lo corto del esfuerzo es la dimisión, hecho insólito en el Franquismo, de dos ministros “aperturistas” del propio gobierno nombrado por Arias Navarro (Barrera de Irimo el importante ministro de Hacienda y Pío Cabanillas). Aun así los sectores más conservadores protestaron contras las reformas y comenzó a hablarse del búnker, es decir de aquellos dispuestos a mantener el estátus político existente más allá incluso de la propia muerte de Franco.