caracteriza por la interacción de tres planos narrativos diferentes: el del autor (aparece en las distintas introducciones y conclusiones), el de los jóvenes (es un marco bien definido) y el de los cuentos (cada uno con sus propias carácterísticas). Los dos primeros planos son narrados por el narrador principal y, en el tercero, podemos identificar al narrador por la introducción. Así, la perspectiva del relato es variable. Por otro lado, es importante comentar los contrastes que encontramos en el lenguaje, pues en este se observa una mezcla de un estilo más retórico con un lenguaje más crudo y realista.
Producciónliteraria–
-Giovanni Boccaccio vivíó entre 1313 y 1375. Como muchos de sus contemporáneos (como Date o Petrarca), fue autor de obras tanto en latín como en italiano.
Entre sus obras italianas destacan: “Genealogía de los dioses de los gentiles” (una de las más completas recopilaciones de las leyendas de la mitología clásica), “De las caídas de varones ilustres” (obra en la que se intenta demostrar la caducidad de los bienes mundanos) y “De claris mulieribus” (serie de biografías de mujeres ilustres). Por otra parte, entre sus obras en italiano sobresalen: “Filoco” (muestra temprana de la novela bizantina), “La caza de Diana” (breve poema erótico compuesto de dieciocho cantos), “Filostrato” (obra en verso narrativo), “Fiammetta” (donde refleja sus amores con María d’Aquino), “Teseida” (primer poema épico compuesto en italiano), “Ninfale d’Ameto” (novela de tema pastoril) y “El Corbacho” (esta obra tiene su origen en un enamoramiento poco exitoso de Boccaccio, el cual, ya mayor, escribíó una serie de cartas expresando su amor por una bella viuda, la cual las mostró a sus allegados para burlarse de él; queriendo Boccaccio, de este modo, con la obra, vengarse de semejante traición y dirigirse no sólo contra la viuda, sino contra todo el género femenino).//Sin embargo, la obra más destacada de Boccaccio, uno de los primeros humanistas y creador de la prosa italiana, es la que aquí comentamos: “El Decamerón”. Esta fue la realización que hizo a Boccaccio ser el padre de la novela moderna, al constituir una tradicional colección de cuentos medievales a los que se añade una dote psicológica de la que las obras antes carecían. Así, aunque “El Decamerón” no reúna estrictamente las carácterísticas que hoy en día atribuimos a la novela sí va más allá de la mera recopilación de historias, pues las cien narraciones de la obras cuentan con un hilo conductor, con unas carácterísticas comunes y con un ambiente y unos personajes que sí que aportan cierta unidad al texto.
Sitúe al autor
Boccaccio pertenece a la prosa de ficción renacentista, dentro de la cual, en la segunda mitad del Siglo XVI, se desarrollaron estas formas narrativas: la novela pastoril (relata historias amorosas entre pastores), la novela bizantina (relata amoríos entre personas de alto linaje), la novela morisca (habla de la convivencia entre musulmanes y cristianos), la narración breve (tipología muy influencia por autores como Boccaccio) y la novela picaresca. Boccaccio es uno de los padres de la literatura italiana y creador de la novela corta. Como hemos visto, fue un humanista que escribíó en latín algunos tratados y que destaca por su faceta de novelista. Entre sus novelas en italiano sobresalen: “Filoco”, “Filostrato”, “Fiammetta”, “Ninfale d’Ameto”, “El Corbacho” y “El Decamerón”, todas ellas ya comentadas. Otro autor destacado fue el inglés Geoffrey Chaucer, cuya obra principal fue “Cuentos de Canterbury”, narración en verso de una serie de cuentos relatados por treinta peregrinos que se dirigen a la tumba de santo Tomás Becket. En España, aunque tenemos obras del Siglo XVI (como “El Patrañuelo” de Juan de Timoneda), destaca el auge que se produjo en el Siglo XVII, con María de Zayas (“Desengaños amorosos”), Lope de Vega (“Novelas a Marcia Leonarda”) y Miguel de Cervantes (“Novelas ejemplares”). En relación a la prosa renacentista didáctica, diremos que se vio potenciada por el pensamiento humanista, destacando estos autores: Nícolás Maquiavelo (autor de “El príncipe”, obra en la que defiende una emancipación de la ciencia política con respecto a la ética), Tomás Moro (destaca por “Utopía”, en la propone la creación de una sociedad ideal), Erasmo de Rotterdam (sobresalíó por “Elogio de la locura”, en la que defiende una religión más auténtica y personal) y Baltasar de Castiglione (autor de “El Cortesano”, obra que desarrolla el tema del perfecto hombre de corte). En esta línea también destacó Michel de Montaigne, cuya obra más destacada son los “Essais” o “Ensayos”, con los que inauguró un nuevo y fecundo género literario en el que se mezcla la reflexión con la creación.