T1 Modernismo
El Modernismo puede entenderse como un movimiento, producto de una crisis general, que se inicia en torno al 1880 y dura hasta la Primera Guerra Mundial, cuya finalidad es la ruptura con la estética vigente, especialmente el Realismo. Por tanto, se caracteriza por el anticonformismo con lo tradicional y la renovación. Su influencia será enorme y cambiará radicalmente la literatura, siendo una verdadera revolución en el plano poético. Su máximo representante es el nicaragüense Rubén Darío. Entre sus libro cabe destacar en cuanto al Modernismo Azul…, Prosas profanas y Cantos de vida y esperanza.
Las bases estéticas se encuentran en el prerrafaelismo, decadentismo, expresionismo, impresionismo, y, sobre todo, el parnasianismo y el simbolismo.
El influjo del parnasianismo afecta a la expresión, pues buscaba la belleza y la perfección formal. El simbolismo afecta al contenido.
Se intenta descubrir lo que hay tras la realidad, la cara oculta de las cosas, haciendo uso de símbolos. En el simbolismo habría que tener en cuenta el precedente de Bécquer y Rosalía de Castro, claves para el Modernismo poético desarrollado en España.
La revolución modernista se concentra tanto en aspectos temáticos como formales. La temática poética deriva esencialmente de la crisis espiritual, malestar o desazón ROMántica que viven los modernistas. Así se explica la preocupación por el tiempo, la obsesión por la muerte, las actitudes escapistas como el sueño y el exotismo, el sensualismo que abre la puerta al erotismo, el cosmopolitismo y el indigenismo.
Formalmente, se han producido grandes cambios en varios niveles: enriquecimiento del léxico con cultismos y neologismos, culto a la sensación (adjetivación, sinestesias, piedras preciosas, animales fabulosos), imaginería desbordante y original, revolución métrica alterando modelos estróficos tradicionales como el soneto, fusión entre el sentimiento y la sonoridad.
Desde el punto de vista evolutivo, el Modernismo hispanoamericano (Rubén Darío, Amado Nervo, Leopoldo Lugones) presenta dos etapas: la primera en la que domina el culto a la belleza formal, y la segunda en la que se produce cierta contención de ese deseo de brillantez externa mediante el tratamiento de temas americanos y del intimismo. En España el Modernismo no constituyó un movimiento cohesionado y sólido. Entre los precursores del Modernismo español se encuentran Ricardo Gil, Manuel Reina y Salvador Rueda. Pueden distinguirse dos fases en la evolución del movimiento: un primer periodo de influencia parnasiana, con Alma de Manuel Machado como obra mas representativa; una segunda fase de influjo simbolista, con obras que tienden al intimismo, destacando autores como Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez.
Entre los principales autores del Modernismo español se encuentra Villaespesa o Marquina, pero hay que destacar que fue cultivado en parte por dos figuras clave de la poesía española, Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez, además de la contribución de Manuel Machado y la prosa de Valle-Inclán.
*El Toni: Hay que destacar dos de sus obras más importantes que son Soledades y Campos de Castilla, evolucionará desde un Modernismo de carácter intimista con un evidente peso del tema de la muerte hasta ideas más cercanas a las del 98, como la preocupación por el porvenir de España
*Juanra: maestro de varias generaciones, contacta en su primera etapa literaria con el Modernismo en su línea de temas ROMánticos (soledad, tristeza, etc), como se observa en Arias tristes o en su famosísimo libro de prosa poética Platero y yo
*Manu: Entre la producción de Manuel Machado destaca Alma. En su obra se une el Modernismo más exuberante con un casticismo un tanto superficial, apreciable en la presencia de tipos populares (gitano, torero).
*Valle-Inclán, con sus famosas Sonatas, supuestas memorias del decadente donjuanesco Marqués de Bradomín, desarrollará un Modernismo brillante, rico en imágenes ostentosas, con un lenguaje donde los elementos sensoriales sirven para idealizar el ambiente gallego.
Como conclusión habría que subrayar que es imposible comprender la literatura hispánica moderna sin tener en cuenta los avances y descubrimientos de los modernistas. El Modernismo quedará como ejemplo de inquietudes artística y libertad creadora, especialmente en el campo del lenguaje.
T2: GENERACIÓN DEL 98:
Con la controvertida denominación de Generación del 98 se alude a un grupo de escritores que, afectados por la profunda crisis de España a finales del Siglo XIX tras el desastre del 98 y la pérdida de las últimas colonias, adoptan una actitud crítica ante la realidad proclamando la necesidad de una regeneración social, moral y cultural del país. Sus referentes inmediatos son intelectuales como Giner de los Ríos, Joaquín Costa y Ángel Ganivet.
Desde el punto de vista del contenido, destacan tres temas:
1)
Tema de España
Los autores del 98 evolucionarán desde un inicial radicalismo crítico y reivindicativo hasta posiciones más moderadas y sentimentales en las que predomina la visión subjetiva del paisaje castellano, proyectando sus anhelos y angustias.2)
Preocupaciones existenciales y religiosas
Los autores del 98 se preguntarán de manera angustiosa por el sentido de la vida. En este sentido, se les ha considerado los precursores del existencialismo.3)
La intrahistoria
Por debajo de la historia oficial, interésó la vida humilde de los hombres y mujeres que con su trabajo conforman el verdadero entramado social del país.En el campo de la forma, contribuyeron a la renovación literaria. Como en el Modernismo, existe un rechazo a la estética realista. Desarrollarán un exigente cuidado del estilo con un marcado sentido de la sobriedad y una voluntad antirretórica. La búsqueda de la esencia del alma del pueblo conllevará el gusto por el léxico tradicional y terruñero. La visión subjetiva del entorno supondrá la entrada del lirismo haciendo complejo separar entre paisaje y alma. Finalmente realizaron importantes innovaciones en los géneros literarios, sobre todo en ensayo y novedad
Con el 98 se configura la forma del ensayo moderno, empleando un discurso de alta intensidad lírica propio del ensayo del Siglo XX. Unamuno, vinculado con la literatura de confesión en la línea de Rousseau, será el ensayista más destacado del 98, ofreciendo obras clave que reflexionan sobre el presente y porvenir de España (En torno al casticismo) y los conflictos existenciales y religiosos (La agonía del Cristianismo). La obsesión por la búsqueda de la eternidad se manifiesta en los ensayos de Azorín (Alma castellana, Castilla). También podemos recordar a Ramiro de Maeztu, con una acusada evolución en sus postulados ideológicos, con obras como Don Quijote, Don Juan y La Celestina, símbolos de la decadencia nacional, o Pío Baroja, que escribíó ensayos sobre múltiples aspectos muchas veces con referencias autobiográficas.
En la novela estos escritores llevarán a cabo alteraciones temáticas, técnicas y expresivas, dando lugar a una nueva novela. El argumento cede terreno ante el mundo interior de unos personajes trasunto del autor, primando el narrador en primera persona, y descomponiéndose la trama en escenas sueltas, como sucede en la novela abierta de Pío Baroja (El árbol de la ciencia). La acción es desterrada por el predominio de la divagación intelectual. El mejor exponente es la novela intelectual o nivola de Unamuno, vehículo para expresar sus reflexiones de orden filosóficos (Niebla). El paisaje ya no es marco sino símbolo (San Manuel Bueno, mártir de Unamuno). Los límites de la novela se difuminan, acercándose a veces a lo teatral por la extensión de los diálogos, o a lo ensayístico, como bien muestra Azorín en sus obras (La voluntad).
En teatro, los autores del 98 harán un teatro intelectual y complejo, enlazando con las tendencias renovadoras europeas. Uno de los conceptos clave en torno al cual giraron las propuestas del 98 fue el de “reteatralización”, lo que implicaba un rechazo al Naturalismo teatral y la búsqueda de la esencia del teatro como un arte independiente de la literatura. Habría que citar las aportaciones de Unamuno con su autodenominado teatro desnudo (El otro, La esfinge), el teatro superrealista de Azorín (Angelita; Doctor Death, de 3 a 5; Brandy, mucho brandy), y especialmente el teatro de Valle-Inclán con la creación del esperpento (Luces de Bohemia, trilogía Martes de carnaval). El esperpento, más que un género literario, es una particular visión del mundo que deforma y distorsiona la realidad para presentarnos la verdadera imagen que se oculta tras ella.
La poesía del 98 atravesará una primera etapa modernista hasta llegar a ser expresión temática y formal de las preocupaciones del 98, según se puede observar en Unamuno (El Cristo de Velázquez) y en el Machado de Campos de Castilla.
Concluimos nuestro examen de los autores del 98, subrayando que el contexto histórico, social, intelectual, esto es, las circunstancias vitales del momento son necesarias para entender el nacimiento de un fenómeno literario originado desde las crisis, pero que, frente a la desgracia de la realidad que lo genera, contribuyó poderosamente a la renovación de la literatura de principios de siglo.