Vida y Contexto Histórico de Friedrich Nietzsche
Friedrich Nietzsche (1844-1900) nació en Röcken, Prusia. Hijo de un pastor protestante, comenzó a estudiar teología en la Universidad de Bonn, abandonando tras el primer trimestre para estudiar filología clásica. Consiguió, antes de licenciarse, el puesto de catedrático de filología en la Universidad de Basilea. Su amistad con Richard Wagner influenció su obra El Nacimiento de la Tragedia en el Espíritu de la Música, la cual no fue bien recibida entre sus colegas filólogos. La crisis profesional de Nietzsche se agravó por problemas personales: la ruptura de su amistad con Wagner, Lou Salomé y Paul Rée, y sus problemas de salud, a raíz de los cuales tuvo que abandonar su puesto como profesor. Sin embargo, siguió escribiendo y publicando libros, llevando a cabo su periodo de mayor fecundidad intelectual, con obras como Así habló Zaratustra y La genealogía de la moral. La enfermedad se agravó y en 1889 perdió la razón.
Hasta su muerte en Weimar en 1900, vivió sumido en la demencia. Históricamente, pertenece a la época contemporánea, marcada por el auge de la Revolución Industrial, que provocó el desarrollo del capitalismo y la desigualdad social. Existían dos clases: burgueses y proletarios. Surgieron en esta época los movimientos nacionalistas y el imperialismo europeo. En el ámbito filosófico, Nietzsche se posicionó frente a las corrientes filosóficas de la época:
- El movimiento ilustrado, que derivó en el positivismo. Frente a la sobrevalorización ilustrada y positivista de la racionalidad humana, propuso las cualidades irracionales como esenciales en el hombre.
- El idealismo alemán de Hegel. Criticó el principio de que “todo lo racional es real y todo lo real es racional”.
- El socialismo que se expandió con Marx. Defendió que la igualdad solo es una máxima de la moral de esclavos.
Distintos personajes influyeron en el pensamiento de Nietzsche, como Heráclito y Schopenhauer, o los biólogos Lamarck, Darwin y Mendel, que contribuyeron al desarrollo de la corriente filosófica vitalista, que haría de la vida el eje fundamental.
La Voluntad de Poder
La voluntad de poder es el afán por continuar existiendo, por existir, pero existir siendo más. Este afán por existir se encuentra en todos los seres. Tiene las siguientes características:
- Irracionalidad: Intentamos someter la existencia a un orden, pero es caos.
- Inconsciencia: Esta fuerza existencial no es consciente, aunque a veces así se nos manifiesta, pero de forma superficial.
- Sin sentido: No busca nada más allá de ella, no tiene finalidad. La existencia podría no haberse dado.
- Impersonalidad: Es un cúmulo de fuerzas en competencia y contradicción.
El Superhombre
Nietzsche llama al prototipo ideal de ser humano superhombre. Este tiene tres características principales:
- Terrenalidad y vitalidad: Dice sí a la vida, que acepta tal y como es y no se engaña con falsas expectativas. Para referirse a esta aceptación total de la vida, que incluye vivir a fondo la alegría y el sufrimiento, Nietzsche habla del “amor fati” o amor al destino, que consiste en aceptar y, sobre todo, amar nuestra vida.
- Actitud creadora de valores “fieles a la vida” y rechazo de la moral de esclavos: Exige llevar a cabo una nueva inversión de los valores tradicionales. El superhombre ha de rechazar cualquier manifestación de la moral de esclavos y, en especial, la conducta gregaria de las “masas”. Él es el creador e inventor de su forma de actuar.
- Aceptación del eterno retorno: La responsabilidad que esto supone es enorme porque nuestros aciertos o errores no solo afectan al momento en que actuamos, sino que quedan multiplicados hasta el infinito.
Las Tres Transformaciones del Ser Humano
El ser humano ha pasado por tres etapas:
- El camello: Ejemplo de obediencia ciega, sacrificio y humillación. Simboliza al ser humano gregario que, con paciente resignación, soporta el peso enorme de la religión y de una moral basada en el deber, y que se arrodilla e inclina ante Dios. Es el ser humano que hace “lo que debe”, que hace lo que le imponen.
- El león: Animal fuerte y valiente. Simboliza al ser humano que se rebela contra el peso y la carga que se le impone con el fin de conquistar su libertad, sustituyendo el discurso del “tú debes” por el “yo quiero”. Aniquila a Dios y a los valores morales tradicionales (la carga que soporta el camello).
- El niño: Simboliza la inocencia, la falta de prejuicios (incluidos los significados del bien y del mal) y el tomarse todas las cosas como un juego. Decide usar la libertad conquistada para crear nuevos valores fieles a la vida.
El Carácter Metafórico del Lenguaje: El Perspectivismo
Nietzsche busca los orígenes del lenguaje y descubre que este nace de un consenso de los hombres para uniformar la realidad. Afirma que el conocimiento es un invento del hombre, útil en la lucha por la vida, que nos permite sentirnos seguros, pues ordena la experiencia caótica y diversa. Como la realidad es irracional, inventamos un mundo conceptual donde podemos vivir tranquilos, pues allí todo es seguro y predecible. El problema no está en usar el lenguaje, sino en creer que el lenguaje es la realidad, que los conceptos que usamos para referirnos a las cosas son las cosas. La realidad no se agota en el lenguaje, no encaja en él, lo sobrepasa y se muestra inabarcable. La verdad es una “mentira” colectiva, una metáfora, que es útil y beneficiosa para el grupo, pero que por su uso repetido consigue olvidar su origen: “las verdades son ilusiones de las que se han olvidado que lo son”. Las verdades no son más que los residuos de las metáforas intuitivas y originales creadas tiempo atrás para referirnos al mundo. Lo que llamamos “verdad” solo es una perspectiva, una forma concreta de interpretar las cosas que en ningún momento hay que confundir con la verdad absoluta. Esto se encuadra en el perspectivismo. Nietzsche pretende que nos entreguemos sin temor al caos e incertidumbre que es nuestra existencia.
La Genealogía de la Moral: El Origen de los Conceptos “Bueno” y “Malo”
Nietzsche critica los valores morales dominantes en Occidente (igualdad, solidaridad, humildad, obediencia, etc.) por considerarlos falsos, contrarios a la vida. Usa el método genealógico, que consiste en rastrear los orígenes de los conceptos “bueno” y “malo” para captar su significado auténtico y originario. El origen del concepto de “lo bueno” reside en los que Nietzsche llama “los nobles”, “los poderoso”, que fueron quienes llamaron “bueno” a todo lo que ellos hacían y representaban, y “malo” a “lo vulgar”, a “lo plebeyo”.
La Moral de Señores y la Moral de Esclavos
A raíz de su definición de “bueno” y “malo”, establece dos tipos de morales:
- Moral de señores o moral aristocrática: Sus valores son la libertad, la fuerza, el placer, etc. Es autónoma, libre y jerárquica.
- Moral de esclavos o moral del rebaño: Sus valores son la igualdad, la solidaridad, la obediencia, etc. Los débiles los defienden para suavizar su existencia, haciéndola más cómoda y llevadera. Es una moral basada en el resentimiento y antijerárquica. El miedo es el factor desencadenante.
El Triunfo en Occidente de la Moral de los Débiles: La “Rebelión de los Esclavos”
El origen de la moralidad está en el ensalzamiento de las cualidades relacionadas con la superioridad y el poder, generando la auténtica moralidad: la moral de los señores. En el transcurso del tiempo ha habido un continuo ascenso de los valores de los esclavos. De hecho, la moral triunfante y vigente en Occidente es la moral del rebaño, de los esclavos, de los débiles. La moral judeocristiana ha invertido el significado primigenio de las palabras “bueno” y “malo”, consiguiendo que signifiquen lo contrario. Nietzsche llama a esto “rebelión de los esclavos”. Esta es producto del odio, la venganza y el resentimiento.
La Transmutación de los Valores: La Nueva Inversión de la Moralidad
La propuesta moral de Nietzsche será iniciar una nueva inversión de los valores que no traicione a la vida: “lo bueno” debe corresponder a lo que impulsa, acrecienta e intensifica la vida, mientras que “lo malo” ha de asociarse a lo que disminuye, entorpece o debilita la plenitud vital. El filósofo defiende que en Occidente se ha renunciado a la vida y a aceptar la trascendental voluntad de poder. Dios simboliza esa decadencia, por eso es necesario predicar su muerte. La frase “Dios ha muerto” es el acta de defunción de toda una cultura que se apoya en la figura de Dios y admite la existencia de valores absolutos y universales. Cuando esto ocurre, caemos en el nihilismo, una etapa de pérdida y confusión en la que parece que nuestra vida no tiene sentido. Esto nos lleva al reto de poder desprendernos de las antiguas mentiras y así emprender un nuevo rumbo vital creando valores nuevos.
Reflexiones sobre la Política
La política es la actividad humana que trata del estar junto con los otros, de convivir con la diversidad. No es la búsqueda de la homogeneidad, sino de la heterogeneidad. Parte, pues, de la pluralidad humana. La política nace entre los seres humanos, como relación entre ellos, por lo tanto, completamente fuera de nosotros. De ahí que no haya ninguna esencia propiamente política. Se destaca la importancia de crear un espacio público donde tenga lugar la actividad política, el cual medirá el grado de libertad de una sociedad y permitirá que los individuos revelen su identidad. Se propone como modelo normativo del “estar juntos” la polis y se reivindica la vida política como forma de vida más plenamente humana. Se proponen los consejos populares para la participación democrática directa. También se reconoce la desobediencia civil como forma adecuada de acción política y cualquier acción encaminada a crear un poder compartido en el que primen el debate y la persuasión, y no la fuerza y la violencia.
Los Orígenes del Totalitarismo
Se describen dos formas de totalitarismo: el nacionalsocialismo de Hitler y el estalinismo, sobre el trasfondo de su tesis de la creciente destrucción del espacio político por la alienación del individuo en la sociedad de masas. Se defiende que el totalitarismo difiere de la tiranía y la dictadura. Se establecen las características de los gobiernos totalitarios:
- Utilizar el hartazgo ciudadano con la política para sustituir el sistema de partidos democrático por un movimiento de masas.
- Uso de la propaganda y del sistema educativo para adoctrinar fuertemente.
- Concentración del poder en un líder.
- Alianza temporal entre el populacho y la élite.
- El terror total como mecanismo de dominación esencial.
- La progresiva abolición de las libertades y derechos de la persona humana.
Los totalitarismos se aprovechan de las masas, individuos que han sido apáticos y desconfiados respecto a la militancia política y que ven en dicha actividad una fuente inevitable de corrupción. Estas masas van a ser presa fácil de la propaganda y el discurso de un líder, logrando en ellas lealtad total e incondicional al totalitarismo. Los movimientos totalitarios logran despertar la atracción no solo de las masas, sino también de la élite. Y aunque la idea de justicia no siempre sea la misma entre las masas y la élite, la propaganda totalitarista elude profundizar en el debate y logra esta inusual alianza entre ellas. El totalitarismo se caracteriza por el uso del terror como herramienta de dominación para evitar que los individuos puedan pensar y expresarse con libertad. Ese terror halla su expresión máxima en los campos de concentración. También busca anular de manera progresiva los derechos y libertades civiles. Colocan, en primera instancia, a determinados grupos fuera del sistema de derechos ordinario (judíos, homosexuales, gitanos, extranjeros, etc.), para luego terminar extendiéndolo a cualquier individuo que muestre atisbos de oposición.