1. Los Mejoradores de la Humanidad
El texto de Nietzsche expone una crítica profunda hacia la razón y la filosofía occidental, con Platón como punto de partida crucial. Nietzsche argumenta que el juicio moral y la concepción del “mundo verdadero” por parte de los filósofos son construcciones ficticias, originadas por la incapacidad humana de enfrentarse a la realidad en constante cambio. Para Nietzsche, Platón representa el punto más oscuro de la historia filosófica, al establecer una dicotomía entre el mundo sensible, percibido a través de los sentidos, y el mundo de las Ideas, considerado como la auténtica realidad. Esta distinción conlleva a la creencia de que solo los sabios y virtuosos pueden acceder al mundo verdadero mediante un proceso educativo adecuado.
Sin embargo, Nietzsche denuncia esta noción como una falsedad que oscurece la verdad y promueve una visión distorsionada de la realidad. Para él, Platón y los filósofos posteriores han contribuido a perpetuar esta mentira, creando una cultura basada en ilusiones y alejada de la verdadera naturaleza de la existencia. En resumen, Nietzsche expone una estructura argumentativa que desenmascara las construcciones morales y metafísicas de la filosofía occidental, evidenciando cómo estas han desviado a la humanidad de comprender la verdadera esencia del mundo y de sí misma.
2. Más Allá del Bien y del Mal
Más allá del bien y del mal es un concepto central en la filosofía de Friedrich Nietzsche que se refiere a trascender las convenciones morales y éticas tradicionales. Según Nietzsche, el filósofo debe liberarse de la ilusión del juicio moral y reconocer que no existen en absoluto hechos morales. Esta exigencia se sigue de un discernimiento que Nietzsche formula por primera vez: que el juicio moral tiene en común con el hecho religioso la creencia en realidades que no lo son.
La moral, según Nietzsche, no es más que una interpretación de ciertos fenómenos, una mala interpretación, que pertenece, como el juicio religioso, a un nivel de ignorancia en el que todavía falta incluso el concepto de lo real, la distinción entre lo real y lo imaginario. En lugar de adherirse a esta interpretación convencional, Nietzsche insta al filósofo a adoptar una perspectiva que permita explorar y cuestionar los fundamentos mismos de la moralidad, reconociendo que esta es solo una interpretación subjetiva de ciertos fenómenos.
Se conoce mi exigencia al filósofo de ponerse más allá del bien y del mal, de tener debajo de sí la ilusión del juicio moral. Esta exigencia se sigue de un discernimiento que yo he formulado por primera vez, a saber: que no existen en absoluto hechos morales. El juicio moral tiene en común con el hecho religioso la creencia en realidades que no lo son. La moral no es más que una interpretación de ciertos fenómenos, dicho de manera más precisa, una mala interpretación. El juicio moral pertenece, como el juicio religioso, a un nivel de ignorancia en el que todavía falta incluso el concepto de lo real, la distinción entre lo real y lo imaginario.
2.1. El Problema de Sócrates
El texto de Nietzsche expone una crítica profunda hacia la tradición filosófica, caracterizándola como inherentemente antivitalista. Nietzsche argumenta que a lo largo de la historia, los filósofos más destacados han expresado un desdén hacia la vida, marcado por un tono de duda, melancolía y cansancio existencial. Utiliza el ejemplo de Sócrates como paradigma de esta postura antivitalista, citando sus palabras finales antes de morir, donde sugiere que la vida es una enfermedad prolongada que solo encuentra alivio en la muerte, simbolizada por la ofrenda de un gallo a Asclepio, dios de la medicina.
Nietzsche interpreta este enfoque como una muestra de la decadencia de la cultura occidental, representada por los llamados “sabios” que han marcado la historia de la filosofía. Sin embargo, cuestiona la validez de esta visión antivitalista, sugiriendo que más que una verdad universal, refleja una actitud debilitada y decadente ante la vida. Para Nietzsche, estos “sabios” representan una degeneración fisiológica, reflejada en su moral decadente y en su incapacidad para enfrentar el caos y la complejidad de la existencia de manera vigorosa y afirmativa.
El autor plantea una interrogante crucial: ¿Qué es lo verdaderamente enfermo? ¿Es la vida en sí misma o la actitud de rechazo y negación hacia ella por parte de estos filósofos antivitalistas? Nietzsche se inclina por la segunda opción, sugiriendo que la enfermedad radica en la actitud de aquellos que, incapaces de enfrentar la realidad de manera plena y vigorosa, buscan refugio en una visión pesimista y nihilista del mundo.
2.1.1. La Vida según Nietzsche
Según el texto y la filosofía de Nietzsche, el término “vida” es visto como un concepto fundamental pero problemático, especialmente en la tradición filosófica occidental. Nietzsche critica la postura antivitalista predominante entre los filósofos, que consideran que la vida carece de valor y están llenos de dudas, melancolía y cansancio hacia ella. Esta actitud se ejemplifica en las palabras atribuidas a Sócrates antes de morir, donde describe la vida como una enfermedad que solo encuentra su cura en la muerte.
Para Nietzsche, la vida es algo más que una mera existencia biológica; es un proceso dinámico, caótico y lleno de potencialidades creativas y afirmativas. Sin embargo, esta visión positiva de la vida se ve amenazada por la actitud decadente de los llamados “sabios”, quienes representan una decadencia fisiológica y moral que se refleja en su negación y oposición a la vida. En resumen, la vida, desde la perspectiva de Nietzsche, es un fenómeno complejo que implica una constante afirmación de la voluntad de poder y una superación de las limitaciones y negaciones impuestas por la moralidad decadente.
2.1.2. La Razón y la Racionalidad
Razón: En el contexto de Nietzsche, la razón se refiere al uso de la facultad cognitiva humana para comprender y explicar el mundo, pero también se presenta como un ídolo que ha sido sobrevalorado en la cultura occidental. La razón se convierte en un tirano cuando se utiliza de manera excesiva o dogmática para imponer un orden sobre la experiencia de la realidad, relegando o reprimiendo otros aspectos de la existencia humana, como los instintos y la experiencia sensorial. Nietzsche critica la tendencia de algunos filósofos, como Sócrates, a hacer de la razón un principio dominante que busca controlar o suprimir la vitalidad de la vida.
Racionalidad: La racionalidad, en el contexto de Nietzsche, se refiere al estado de ser guiado por la razón de manera excesiva o desequilibrada, hasta el punto de convertirse en un fanatismo irracional. La racionalidad puede manifestarse como una sobrevaloración de la lógica y el pensamiento conceptual en detrimento de otras formas de conocimiento y experiencia, como la intuición, los instintos y la sensualidad. Nietzsche sugiere que la racionalidad puede ser patológicamente condicionada, lo que lleva a una situación crítica en la que se percibe un peligro inminente y se recurre desesperadamente a la razón como un último recurso, aunque de manera absurda.
2.1.3. El Mundo como Fábula
El texto de Nietzsche ofrece una narrativa que expone la transformación del concepto del “mundo verdadero” a lo largo de la historia filosófica, comenzando con Platón y avanzando hasta Kant. Nietzsche critica la dualidad platónica entre el mundo sensible y el de las Ideas, destacando cómo esta distinción contribuyó a separar la percepción humana de la realidad cambiante de la verdadera esencia de las cosas. Posteriormente, explora cómo el cristianismo adoptó y adaptó este concepto, convirtiéndolo en una promesa de un más allá espiritual, gobernado por la divinidad.
Además, Nietzsche interpreta la transición hacia la filosofía de Kant como una refinación de la noción de “mundo verdadero”, con la introducción del “noúmeno” como una realidad inaccesible pero fundamental. Aunque Kant reconoce los límites del conocimiento humano y la incapacidad de acceder al “noúmeno”, lo presenta como un consuelo y una obligación moral. En resumen, el texto demuestra cómo el concepto del “mundo verdadero” se ha vuelto cada vez más abstracto y difícil de comprender a lo largo del tiempo, pero sigue siendo relevante como fundamento moral y fuente de consuelo.
El término “Idea” se refiere a una conceptualización abstracta de la realidad que ha sido promovida por filósofos a lo largo de la historia. En su forma más antigua, la “Idea” se presenta como un mundo verdadero, accesible solo para los sabios y virtuosos, como en el caso de Platón. Con el tiempo, esta conceptualización se vuelve más sutil e inaprensible, convirtiéndose en una promesa para los piadosos, como en el cristianismo. Finalmente, la “Idea” se vuelve aún más abstracta, como en el caso de Kant, quien postula la existencia de un “noúmeno” inalcanzable e indemostrable, pero que sirve como consuelo y obligación moral. En la filosofía de Nietzsche, la crítica principal hacia la noción de “Idea” radica en su carácter ficticio y engañoso, argumentando que es una mentira perpetuada por la razón humana para escapar del caos del mundo sensible. En cambio, Nietzsche aboga por una afirmación radical de la vida y una aceptación del mundo tal como es.