Introducción a la Música en la Edad Media
La producción musical de la Edad Media no se limitó en modo alguno a la de la Iglesia. Desde finales del siglo XI, la música secular disfrutó de una especie de edad de oro, que duró unos 200 años, entre los músicos que viajaban por las cortes feudales de Europa. Según las épocas y lugares, se los denominaba de diferentes formas –goliardos, juglares, bardos, trovadores, minnesinger–, pero todos tenían un punto en común: la expresión mediante las palabras y la música de la idea del “amor cortés”. Sus poemas de amor, que idolatraban con frecuencia a la mujer como belleza inalcanzable, ilustran el aspecto de la vida medieval opuesto a la austera espiritualidad del canto de los monjes contemporáneos suyos.
El canto gregoriano fue una tradición venerada, preservada en la notación, enseñada en las escuelas y expuesta en los tratados. Fuera de las iglesias, pocos podían leer música en el Medievo y, con excepción de las élites aristocráticas y cultivadas, la música profana fue escrita o suscitó escritos sobre ella en muy raras ocasiones. Para la mayoría de las personas, la música era algo meramente auditivo, de manera que se ha perdido casi toda la música profana y no litúrgica que escucharon, cantaron o tocaron.
Lo que ha pervivido son cientos de canciones monofónicas, muchos poemas cantados con melodías hoy perdidas, unas pocas tonadas de danza, algunas descripciones de la interpretación musical, pinturas de músicos tocando distintos instrumentos y unos pocos instrumentos de la época.
A partir de estos elementos, podemos saber cómo se empleaba la música y podemos identificar algunos repertorios importantes, incluidas las canciones de los trovadores y troveros en Francia y las de los minnesinger en Alemania, las laude italianas y las cantigas españolas, y la música de danza. En estas canciones y danzas podemos ver reflejos de la sociedad medieval y descubrir rasgos característicos comunes desde entonces en la música europea.
La Música Sacra: Laudas y Cantigas
Laudas
Muy pocas canciones italianas anteriores a 1300 han llegado hasta hoy con música, aunque disponemos de melodías de varias docenas de laudas o laude (singular, lauda), canciones sacras y monofónicas italianas. Compuestas en las ciudades en lugar de en las cortes, las laude se cantaban en las procesiones de los penitentes religiosos y en las cofradías, asociaciones de ciudadanos que se congregaban para rezar y para darse mutuo apoyo. La tradición del lauda persistió durante varios siglos. Del siglo XIV en adelante la mayor parte de los laude eran polifónicos.
Cantigas
Uno de los tesoros de la canción medieval nos ha llegado en las Cantigas de Santa María, una colección de más de cuatrocientas canciones o cantigas en lengua galaico-portuguesa en honor a la Virgen María. La colección fue preparada en torno a los años 1270-1290 bajo la dirección del rey Alfonso X el Sabio de Castilla y León y conservada en cuatro manuscritos hermosamente ilustrados. No se sabe con seguridad si Alfonso escribió algunos de los poemas y melodías. La mayor parte de las canciones de la colección relatan historias de milagros realizados por la Virgen, objeto de veneración creciente del siglo XII en adelante.
Todas las canciones, monofónicas, tienen estribillos, cantados quizá por un grupo que alternaba con un solista que cantaba los versos. A menudo estaban asociadas a la danza, una posibilidad reafirmada por las ilustraciones de bailarines en las Cantigas y por el ritmo danzarín de muchas de las canciones.
Música Laica y Poemas Épicos
Muchas canciones fueron compuestas en el francés, el inglés, el alemán, el italiano o el español del Medievo, así como en otras lenguas vernáculas. Las piezas se han perdido en su mayoría; la gente común era analfabeta por lo que sus canciones han desaparecido. No obstante, se han conservado algunos pregones callejeros y algunas canciones folclóricas, como agujas en un pajar, gracias únicamente a que fueron citadas en música polifónica posterior.
Un tipo de poema laico vernáculo que sobrevivió es el poema épico, una larga narración heroica. Muchos se transmitieron oralmente antes de ser puestos por escrito. El cantar de gesta (en francés, chanson de geste) consistía en un poema épico, en lengua vernácula, que narraba los hechos de los héroes nacionales en un canto formado por simples fórmulas melódicas. El más famoso cantar de gesta es el Cantar de Roldán (ca. 1100), relativo a una batalla del ejército de Carlomagno contra los musulmanes en España. Existen aún cien canciones de gesta más, la mayoría del siglo XII, pero la música que se ha conservado es escasa. En España, el más importante fue el Cantar de Mío Cid (ca. 1200).
Estos poemas épicos fueron probablemente cantados, pero la música nunca se consignó por escrito.
La Danza en la Edad Media
En la Edad Media, la danza se acompañaba mediante canciones o música instrumental, por lo general no escrita e interpretada de memoria, de modo que son escasas las melodías que han sobrevivido.
Aún se conservan unas cincuenta tonadas de danzas instrumentales de los siglos XIII y XIV, la mayor parte monofónicas y algunas reelaboradas polifónicamente para ser tocadas en un instrumento de teclado. Estas danzas están marcadas por un ritmo constante y regular, una métrica clara, la repetición de secciones y un fraseo previsible. Aunque en la mayoría de los casos sólo se anotó la melodía, estas canciones podían ser interpretadas por distintos ejecutantes, incluyendo percusión y otros acompañamientos improvisados.
A juzgar por los testimonios escritos y las imágenes, la danza social más popular en Francia, del siglo XII al XIV, fue el carole, una danza en círculo acompañada habitualmente por una canción cantada por uno o más de los bailarines. A éstos se sumaban en ocasiones intérpretes de instrumentos.
Otra de las formas más comunes es la estampie. En ritmo ternario, consta de varias secciones relativamente breves. Cada una se ejecuta dos veces con dos finales diferentes, el primero con una cadencia abierta (ouvert) o incompleta y el segundo con una cadencia cerrada (clos) o completa. Los mismos finales se emplean, por lo general, durante todas las secciones de la pieza.
Juglares, Ministriles y Goliardos: Los Músicos Profesionales
Es seguro que la gente del Medievo cantó e interpretó música para su propio disfrute. Asimismo, existieron músicos profesionales cuya historia sigue estando parcialmente en penumbra por causa de los escasos testimonios conservados.
- Los cantantes-poetas, llamados bardos en los países célticos, cantaban poemas épicos durante los banquetes y otras ocasiones, acompañándose con el arpa, el fidel o algún instrumento similar.
- Los juglares viajaban solos o en grupos y se ganaban su precaria existencia realizando trucos, contando relatos y cantando o tocando instrumentos.
- Hacia el siglo XIII, el término ministril (del latín minister, “sirviente”) era utilizado para músicos más especializados, muchos de ellos empleados en las cortes o en las ciudades, al menos por el período de un año, aunque también viajaban. A diferencia de los juglares, los ministriles procedían de distintos medios y tipos de formación, desde antiguos clérigos que habían colgado los hábitos hasta hijos de mercaderes, artesanos o caballeros.
- Entre las canciones medievales en latín se encuentran las llamadas canciones de los goliardos, de finales del siglo X al siglo XIII, asociadas a los estudiantes vagabundos y a los clérigos conocidos como goliardos. Los asuntos de estas canciones varían desde lo religioso y lo moral hasta la sátira y la celebración del amor, la primavera, la comida, la bebida y de otros placeres terrenales.