Movimientos Literarios del Siglo XX: Novecentismo, Vanguardias y Generación del 27

El Novecentismo

El Novecentismo es un movimiento literario que surgió en la década de 1920, y buscaba una renovación en el arte y la literatura española. Surge, junto con las vanguardias, en el contexto histórico del reinado de Alfonso XIII y la dictadura de Primo de Rivera, tras la crisis económica y social del desastre del 98 y la pérdida de las colonias.

La Generación del 14 o Novecentismo, se caracteriza por su enfoque intelectual, racionalista, elitista y europeísta. Busca alejarse del modernismo teniendo rasgos distintivos como la búsqueda de un arte puro, sereno y equilibrado (influido por la tradición clásica griega) y su preocupación por el lenguaje.

El género que más se cultivará será el ensayo novecentista. Destaca José Ortega y Gasset, modernizando la filosofía española y abordando una variedad de temas con un tono objetivo y reflexivo. Destaca su obra La deshumanización del arte (1925), dando una descripción de su propia perspectiva y experiencia de la vanguardia en España, y España invertebrada (1921), donde denuncia el aislamiento del país y se declara europeísta. Otro ensayista destacado es Eugenio D`Ors, creador del nombre del movimiento. Cultiva una forma personal de ensayo, la glosa, y aborda temas filosóficos, sociales y culturales. Destaca La filosofía del hombre que trabaja y que juega y Glosari.

La novela novecentista se caracteriza por su experimentación, precisión y riqueza expresiva. Destaca Gabriel Miró, con novelas en las que prevalece la belleza, siendo la acción algo secundario. Es fundamental su creación de ambientes y personajes en obras como Las cerezas del cementerio (decadentista), El obispo leproso (1921) y Nuestro padre san Daniel (1926). Otro autor fundamental es Ramón Pérez de Ayala, con etapas que van desde una visión amarga de la vida, reflexionando sobre la crisis de la conciencia hispánica en obras como Tinieblas en las cumbres o Troteras y danzaderas, hasta una prosa que se centra en personajes que encarnan ideas en obras como Belarmino y Apolonio (1921).

Es relevante mencionar a Ramón Gómez de la Serna, quien innovó un género literario que combina humor e ingenio: la greguería. Destaca El novelista (1924), historia de un autor en busca de motivos para sus novelas. Es el primer autor que se incorpora a las vanguardias.

En la lírica destacamos a Juan Ramón Jiménez, cuya trayectoria poética se divide en tres etapas. La etapa “sensitiva” se caracteriza por la sencillez y el intimismo. Aborda temas como el erotismo, el amor y la enfermedad en obras como Ninfeas y Almas de violeta. En la etapa “intelectual”, de poesía pura o desnuda, trata temas como el paso del tiempo, la soledad y el deseo de eternidad. Destaca Diario de un poeta recién casado (1916), Eternidades y Piedra y cielo. Su última etapa “suficiente” se caracteriza por su obsesión con la muerte, la eternidad y la depuración verbal. Destacan Espacio, La estación total, Animal de fondo, Dios deseado y deseante y Ríos que se van. En sus últimos libros se aprecia la influencia del panteísmo, hinduismo y la poesía mística.

Las Vanguardias

Las Vanguardias representan una revolución estética y conceptual en el arte y la literatura del siglo XX. Surge, junto con el Novecentismo, en el contexto histórico del reinado de Alfonso XIII y la dictadura de Primo de Rivera, tras la crisis económica y social del desastre del 98 y la pérdida de las colonias.

Los movimientos vanguardistas se caracterizan por su afán experimental, ruptura con el arte anterior y originalidad, buscando la provocación. De las corrientes vanguardistas destacan el futurismo de Marinetti, el cubismo de Picasso y Braque, el dadaísmo de Tristan Tzara, el expresionismo de Bertolt Brecht y el surrealismo de André Bretón.

La difusión de los movimientos europeos en obras como Prometeo o la Revista de Occidente contribuyó a la llegada de corrientes como el ultraísmo y el creacionismo, sin olvidar la fuerza del surrealismo en España con la Generación del 27 (Sobre los ángeles, Rafael Alberti, o Poeta en Nueva York, Federico García Lorca).

Ortega y Gasset fue uno de los mayores impulsores de las vanguardias en España, al igual que Rafael Cansinos Assens, uno de los mayores representantes del ultraísmo destacado por ensayos como La nueva literatura (1927); y Ramón Gómez de la Serna, que escribió novelas de temas muy diversos (El incongruente) e innovó un género literario que combina humor e ingenio: la greguería.

– El ultraísmo es un movimiento unificador de vanguardia, que aúna corrientes como el cubismo (innovaciones tipográficas), el futurismo (exaltación de la modernidad) y el dadaísmo (rechazo de la lógica). Sus autores pretendían ir más allá de la realidad con humor y una visión lúdica. Destacan Guillermo de Torre, Pedro Garfias y Jorge Luis Borges.

– El creacionismo dio comienzo tras la llegada a España desde Chile de Vicente Huidobro (1918), que aspiraba a convertir la poesía en una realidad autónoma. Destacan las innovaciones tipográficas, la ausencia de sentimentalismo y el uso de agudas metáforas. Destacaron Gerardo Diego (Imagen) y Juan Larrea (Rendición de espíritu).

En el siglo XX, las vanguardias en Hispanoamérica fueron un fenómeno literario y artístico que reflejó la agitación social y política de la época. Destacan tres poetas que fueron capaces de fusionaron corrientes europeas:

  • – Vicente Huidobro, pionero del creacionismo que propuso la creación de una nueva realidad a través del lenguaje. Su obra clave, Altazor (1931), es un extenso poema que deconstruye el lenguaje e influye en la poesía de vanguardia.
  • – César Vallejo, poeta peruano que se distinguió por su experimentación lingüística en obras como Trilce (1922) o España, aparta de mí este cáliz (1950).
  • – Pablo Neruda, su contribución es evidente en Veinte poemas de amor y una canción desesperada (1924), Residencia en la tierra (1935) y Canto general (1950), que condensa la historia de América (Premio Nobel en 1971).

De los poetas posvanguardistas destacan Nicanor Parra y Octavio Paz, que continúan experimentando con nuevas formas y temas.

La Generación del 27

La Generación del 27 es un grupo de autores que renuevan la lírica española durante los años veinte y treinta del siglo XX, fusionando corrientes poéticas clásicas y vanguardistas. Los integrantes más importantes son Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Rafael Alberti (Sobre los ángeles), Federico García Lorca (Poeta en Nueva York, Romancero gitano), Luis Cernuda (La realidad y el deseo), Vicente Aleixandre (Historia del corazón), Dámaso Alonso y Emilio Prados. El nombre surge de la participación de estos en el homenaje a Góngora de 1927. Todos ellos son amigos (generación de la amistad), de cuidada formación intelectual, y están vinculados a la Residencia de Estudiantes.

Podemos establecer tres etapas en la Generación del 27:


En la etapa de formación (hasta 1928) se interesan por la perfección técnica y la pureza formal y temática (deshumanización), con la influencia de Juan Ramón Jiménez y de los grandes clásicos (Góngora). En la etapa de consolidación (de 1928 a 1936) cada miembro de la generación logra su propia voz poética. Se percibe un abandono del formalismo y se inicia un proceso de rehumanización, con la adopción del surrealismo. En la etapa de disgregación (a partir de 1936) Lorca es asesinado en la Guerra Civil,  y el resto de poetas, excepto Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso y Gerardo Diego, parten al exilio. La poesía se vuelve desgarradoramente humana, social y nostálgica, como Hijos de la ira (1944) de Dámaso Alonso.
Podemos observar la renovación del lenguaje poético de los autores en el perfecto equilibrio y síntesis de distintas corrientes poéticas vanguardistas y tradicionales. Destaca el deseo de perfección formal, y la influencia de los clásicos, del Neorromanticismo becqueriano y del Simbolismo posmodernista. El surrealismo lo entienden como un medio de expresión idóneo para sobreponerse a la realidad y a los convencionalismos. Consideraron maestros directos a Juan Ramón Jiménez, Ortega y Gasset y Ramón Gómez de la Serna. Estilísticamente, fundamentan la creación poética en la asociación de elementos inéditos, con una métrica y temas tanto tradicionales como innovadores.
La Generación del 27 potenció el propósito de acercar el teatro al pueblo. Federico García Lorca es, junto con Valle-Inclán, el máximo exponente de la renovación del teatro español de principios de siglo. Su visión del teatro era social y didáctica, por lo que creó La Barraca para dar a conocer el legado del Siglo de Oro al pueblo. Trataba un tema básico, el enfrentamiento entre deseo y realidad opresiva, en el que el destino final de sus personajes es la muerte trágica. Consigue la poetización de la vida con personajes genéricos, fragmentos poéticos, alegorías, música y elementos populares. Su teatro lo podemos clasificar en tres etapas: -Primera etapa: presenta similitudes con el teatro modernista (El maleficio de la mariposa, Títeres de cachiporra). -Segunda etapa: después de su viaje a Nueva York, la vanguardia le influye de manera decisiva (El público o Así que pasen cinco años). -Tercera etapa: escribe sus dramas más importantes, protagonizados por mujeres (Bodas de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba).
Su teatro supone una extraordinaria renovación porque incluye elementos líricos y simbólicos, elevando temas a la categoría de conflictos universales del ser humano.