Mosaicos de Justiniano y Teodora (San Vital de Rávena)
Identificación
Mosaico perteneciente al conjunto decorativo de la Iglesia de San Vital, situada en la ciudad italiana de Rávena. Encargada por el obispo Edicio en época Ostrogoda en el año 522. Los mosaicos son del año 546 y se realizaron bajo el mandato del obispo Maximiano, quien consagró la iglesia en el año 547, ya en periodo de dominación Bizantina.
Los mosaicos están situados en la bóveda del ábside; en el presbiterio: en sus muros laterales, sus tímpanos superiores con las enjutas, su bóveda y el intradós de los arcos de acceso.
Justiniano y Teodora aparecen representados con su séquito a ambos lados de las paredes del presbiterio.
Estos mosaicos fueron realizados probablemente por artistas de formación oriental y occidental.
Análisis Formal
- Materiales: Teselas de mármol y piedra (pintada para las carnaciones) combinadas con teselas de oro.
- Técnica: Mosaico en pasta vítrea. Las paredes destinadas a ser revestidas con el mosaico se cubrían con tres capas de cal. La primera, la más gruesa, servía de base y para igualar la pared. La segunda era más rugosa, para permitir una mayor adhesión del último estrato. Para ello, se hacían cortes o estrías en losange y, en los arcos de las bóvedas, se utilizaban grapas o remaches para reforzar la adhesión del enlucido. El enlucido lo componía cal mezclada con polvos de mármol, de ladrillo y paja. La tercera capa, sobre la que se incrustaban las teselas, era más fina y sobre ella se realizaba el dibujo o croquis de las figuras.
Las teselas se vidriaban para tener un mayor brillo y rica policromía. Estas podían ser cuadradas, triangulares, oblongas… siendo las más pequeñas destinadas a cara y manos, que requieren más minuciosidad.
- Composición: Relacionada con la concepción oriental: sincretismo y simetría rígida, no tridimensionalidad. Resalta la figura aislada, abstracta, en un solo plano, llenando toda la altura, con sus pies en ‘V’ flotando en un fondo neutro, indefinido (aludiendo a lo sobrenatural).
Existe cierto carácter narrativo en la descripción de las escenas y en la detallada presentación de la indumentaria y las joyas.
- Color: El color es encendido, influencia de los pueblos orientales. Estos corresponden a símbolos. No existe gradación de los mismos, pérdida del cromatismo clásico, colores planos. Predominan los púrpuras, verdes y el oro, que confiere a las imágenes un aire de solemnidad. Predominan los tonos cálidos, que contribuyen al sentido ceremonial y mayestático.
- Luz: Sirve para marcar pliegues y formas, aunque no es constituyente.
- Volumen: Ausencia de volumen y tridimensionalidad. No existe fondo, este es neutro (no perspectiva). Los personajes se disponen hieráticos y frontales con total ausencia de movimiento.
La posición y el tamaño no son reales, son simbólicos y atienden a tamaño superior, relevancia superior.
- Actitud: A pesar del hieratismo, los personajes están retratados con realismo y tienen mucha fuerza expresiva. No obstante, se mantienen distantes al espectador. Su mirada es penetrante y refleja superioridad.
Análisis Iconológico
-Clasificación de la obra: Obra perteneciente al estilo bizantino. ( los rasgos estilísticos de la estética bizantina son los que se enuncian en el análisis formal)
-Función de la obra: Completar y dar brillantez al marco arquitectónico adaptándose perfectamente a este.
Crear una atmósfera desmaterializada que camufle la estructura arquitectónica presentando un mundo ideal que eleva al creyente a las alturas
-Análisis Iconográfico Dentro del ábside, en las paredes de ambos lados, se hallan dos paneles en los que se representa a Justiniano y su esposa Teodora.
En el lado del evangelario se ve a Justiniano, con aureola, coronado y revestido de clámide de púrpura sujetando una enorme fíbula de oro y joyas. Su mano izquierda, cubierta, sostiene la bandeja. Está acompañado de su corte y por el obispo de Rávena Maximiano que lleva los utensilios necesarios para la celebración de la misa: patena, cruz, evangelios e incensario. A su derecha, en el extremo, un grupo de guardia real. Todos están de pie ante fondo verde y dirigen la mirada al espectador.
En el lado de la epístola, destaca la figura de la Emperatriz Teodora, engalanada en joyas, diadema, catatheistae y collar, ataviada con una clámide de púrpura bordada en oro con las figuras de los tres reyes magos, sostiene un cáliz de oro y es precedida por dos chambelanes. Uno de ellos alarga el brazo hacia una cortina recogida que cuelga de la puerta, pero vuelve la vista hacia la emperatriz. La emperatriz se halla en pie en un nicho coronado por una concha. Las damas que acompañan a la emperatriz están debajo de un dosel recogido delante de la puerta. A la izquierda hay una fuentecilla de la que brota agua.
-Iconología: Los mosaicos de Teodora y Justiniano forman parte un completo y complejo programa centrado en el tema Dios salvando a los hombres por medio de la eucaristía.
La ofrenda imperial que aparece en la iconografía era un gesto frecuente en aquellos tiempos hacia la iglesia más importante del imperio. Su representación se basa en la oblatio, tema que responde a una iconografía jurídica con precedentes en Roma, llegado el momento de invocar la acción sagrada del emperador como pontífice máximo. Este cortejo imperial perseguiría dos objetivos, por una parte el reconocimiento de la divinidad de Cristo como hijo de Dios ( un reconocimiento que negaba la doctrina Arriana ) y por otra parte trataba de invocar la relación entre Dios y el emperador plasmando así una idea que era casi un principio moral ‘el carácter divino del soberano que dispensa al mundo la gracia divina’ Justiniano tendría como misión hacer triunfar en la tierra el reino de Cristo.
-La obra reflejo de su tiempo: Esta obra representan uno de los legados más importantes de arte musivárico en Bizancio. Es en este momento donde el mosaico llega a la categoría de gran arte al desligarse de su sometimiento tradicional a las normas pictóricas y crea unas formulas de expresión propias. Pertenecen a la primera edad de oro bizantina donde el mosaico adquiere su máxima exquisitez y grandiosidad principalmente en la ciudad de Ravena bajo el mandato de Justiniano.
Co los mosaicos de San Vital se cierra el ciclo bizantino de Ravena en el siglo VI. En ellos se alcanza la perfección en la sabia reunión de un colorido ármónico unas teselas de tamaño uniforme y el sentido mayestático bizantino.
-Influencias del pasado: El mosaico tiene su origen ya en la Creta prehistórica donde se cubría los pavimentos con guijarros. La introducción de teselas para la figuración se hace habitual en el periodo Helenístico Griego. En época Romana el mosaico mural convivía con la pintura y alcanzó un alto refinamiento técnico pero se mantiene como arte secundario subordinado a las exigencias de la arquitectura. Hasta época Cristiana el mosaico no alcanza la significación de arte independiente. Durante la época bizantina sustituyó a la pintura asumiendo una importancia de primer orden llegando en el siglo V, VI,VII a su máximo esplendor.
-Aportaciones: La crisis iconoclasta afectó al mosaico, pero tras la querella de las imágenes en el siglo VIII se produjeron obras importantes en el campo del mosaico. El mosaico fue sustituido por el fresco en el siglo XIII por su coste y por no respetar los efectos pintorescos característicos de esta etapa. A pesar de este hecho, el arte musivárico culmina en la tercera edad de oro en la basílica de San Marcos de Venecia, epílogo de los mosaicos bizantinos.
En el siglo XVI ya no es considerado arte original sino como ‘pintura hecha de piedra’. En el XIX comenzó a industrializarse proceso que dura hasta hoy.