Modernismo y Generación del 98: Darío, Jiménez y Machado

Modernismo

Entre los temas del Modernismo, destacan la atención a lo exterior sensible y la evasión hacia lo lejano. En las obras modernistas, se aprecia el gusto por lo clásico, la mitología, las evocaciones históricas y legendarias, y el gusto por lo nórdico y lo oriental. Del mundo contemporáneo, se prefiere lo cosmopolita. En los poemas modernistas, aparecen con frecuencia dioses, ninfas, centauros, sátiros, vizcondes, caballeros e incluso princesas, lo que implica también la aparición de viejos castillos, pagodas, salones versallescos, cisnes y libélulas, elefantes y camellos, piedras preciosas, marfil, etc. Otro sector de su temática se centra en la intimidad del poeta. La mayoría de las veces, los versos se cargan de melancolía, tristeza y nostalgia, síntomas de un hondo malestar que recuerda la angustia romántica, propia de quienes se sienten frustrados por el mundo en que viven. Otras veces, un intenso vitalismo explica la sensualidad presente en tantos poemas. Respecto a las formas, se produce una profunda renovación del lenguaje poético y se amplían los recursos expresivos. Esto último en dos direcciones: en el sentido de la brillantez y los grandes efectos, y en el sentido de lo delicado, de lo delicuescente. Además, los modernistas son maestros en la utilización de recursos fónicos como las aliteraciones y dominan un amplio léxico, con predominio de términos cultos y evocadores. También gustan de la adjetivación ornamental y saben servirse de todos aquellos recursos que se caractericen por su poder sugeridor o su valor decorativo. Finalmente, cabe destacar que los versos preferidos por los autores modernistas son el alejandrino, el dodecasílabo y el enecasílabo, versos muy poco usados hasta entonces. Más tarde, se desecharán gran parte de tantas galas, pero el Modernismo quedará como ejemplo de inquietud artística y de libertad creadora.

Rubén Darío

Rubén Darío nació en Nicaragua. Se dedicó al periodismo, por lo que viajó mucho. Murió en su ciudad natal antes de cumplir los cincuenta. Este conocido intelectual escribió para animar a los vencidos y execrar a los vencedores. Siempre sintió la creciente expansión estadounidense como una amenaza contra el mundo de habla española. En lírica, comenzó imitando a los prosaicos poetas de la Restauración española. Más tarde, ahondando en las lecturas, alcanzó un estilo nuevo, del que da un primer testimonio en Azul y desarrolla en sus libros de poemas Prosas profanas y Cantos de vida y esperanza. También escribió ensayos en prosa, en los que, además de estudiar a algunos artistas finiseculares, cuenta sus impresiones de personas y sucesos de la España contemporánea.

Juan Ramón Jiménez

En Juan Ramón Jiménez, hay una permanente inquietud, una constante búsqueda, que explica su peculiar evolución. Además, este andaluz representará la superación del Modernismo. En su trayectoria poética, se distinguen varias etapas que él mismo estableció en su poema Poesía. Juan Ramón comenzó con una poesía “pura”, en el sentido de sencilla, de metros tradicionales, de suave musicalidad y de tono adolescente, en la cual se nota la influencia de Bécquer. Estas características aparecen en libros como Arias tristes y Jardines lejanos. En la segunda etapa, adopta los “ropajes” del Modernismo de tipo intimista, orientado hacia la contemplación y la confesión sentimental. Así aparecen Elejías y La soledad sonora. Poco a poco, su lenguaje se va desnudando, hasta llegar a una poesía muy personal, fuera de escuelas o tendencias. En esta etapa, escribe Diario de un poeta recién casado, con motivo de su boda. Posteriormente, Juan Ramón se sumerge en un misticismo extraño, muy presente en su obra Animal de fondo. En nuestro siglo, este hombre es el máximo ejemplo de la búsqueda solitaria de Belleza y Absoluto. Además, sirvió de ejemplo para los poetas de la generación del 27.

Antonio Machado

Antonio Machado nació en Sevilla y estudió en la Institución Libre de Enseñanza. Más tarde, se trasladó a Soria como catedrático de francés, donde se casó con Leonor, una joven de dieciséis años. Algunos años después, su esposa enferma gravemente y muere. Él, partidario de la República, tiene que exiliarse a Francia en 1939, y ese mismo año muere en Colliure. Machado fue un hombre humilde, ensimismado, de sobria y honda sensibilidad. Como él mismo dijo, fue “en el buen sentido de la palabra, bueno”. La definición que el propio Machado dio de poesía es válida para su obra: “palabra esencial en el tiempo”. Más adelante, precisó: “La poesía es diálogo del hombre con su tiempo”. Consecuencia de estas afirmaciones es esa cálida y entrañable humildad que impregna toda su obra. Su primer libro, Soledades, se publicó en 1903 y se amplió en 1907 con el título Soledades, galerías y otros poemas. Machado pensaba que la poesía era una honda palpitación del espíritu. A pesar de la tendencia a la sobriedad, hay un cierto Modernismo intimista en esta obra. Los sentimientos universales giran alrededor de tres temas: el tiempo, la muerte y Dios, aunque también aparece el amor, más soñado que vivido. Su obra más destacable es Campos de Castilla, publicada en 1912. En ella, dominan los cuadros de paisajes y de gentes y las meditaciones sobre la realidad española. El paisaje parece recogido, en algunos poemas, con una objetividad absoluta, como en Orillas del Duero o en la serie Campos de Soria. Otras composiciones responden a una preocupación patriótica. En ellas, se observa una actitud crítica, como en Del pasado efímero y El mañana efímero. Finalmente, publica su obra Nuevas canciones, caracterizada sobre todo por unos poemillas breves. Bajo su forma de cantarcillo popular, se encierra una expresión conceptual, paradójica y, a veces, oscura. Respecto a la prosa de Machado, cabe destacar su obra Juan de Mairena.

Poemas comentados

Es una tarde cenicienta y mustia… Este poema expresa una angustia vital. En el primer párrafo, el estado de ánimo del poeta se proyecta en la tarde. En el segundo, aparece la causa de esta angustia, la cual viene de muy atrás. Además, aparece una cierta inquietud ante la presencia de la muerte. En el tercero, se muestran una serie de comparaciones. Finalmente, en el cuarto, Machado quisiera ver en Dios “la salvación” a su propia angustia, pero ve que es algo imposible. La España de charanga y pandereta, cerrado y sacristía… En este poema perteneciente a Campos de Castilla, Machado critica a España. Además, en él también aparece la problemática de la generación del 98.