Modernismo y Generación del 98: Contexto Histórico y Literario
El **Modernismo** y la **Generación del 98** se desarrollan en una Europa que se dirige hacia la Primera Guerra Mundial (1914-1918). La Restauración monárquica de 1874 da paso a la industrialización, seguida de revueltas obreras. España pierde sus últimas colonias en el desastre de 1898, lo que genera tensiones políticas, pobreza y un alto analfabetismo. En el último tercio del siglo XIX, Europa presencia movimientos paralelos al Realismo, como el Parnasianismo, Simbolismo y Decadentismo, que buscan inspiración en el Romanticismo.
El Modernismo en España
A finales del siglo XIX, el Modernismo surge en España como una renovación estética y cultural. Es una literatura evasiva que utiliza un lenguaje suntuoso, con nuevos metros y símbolos. Los autores modernistas mostraron su preocupación social y existencial. **Rubén Darío** (*Prosas profanas*, 1896) fue una figura inspiradora, y **Antonio Machado**, autor de *Soledades* (1899-1907) y *Campos de Castilla* (1912), fue uno de los más representativos.
La Generación del 98
La **Generación del 98** es un grupo de escritores que combinan renovación estética e intelectual con la preocupación por el futuro de España tras el Desastre del 98. Entre los más destacados se encuentran: Azorín, Miguel de Unamuno, Pío Baroja, Ramiro de Maeztu, Antonio Machado y Ramón del Valle-Inclán. Estos autores reproducen las costumbres y raíces de España, caracterizados por la angustia existencial, sencillez expresiva y lenguaje directo. Cultivan todos los géneros, difuminando las fronteras entre ellos.
Se introduce una narración de corte impresionista, donde el autor vierte sus pensamientos y visiones existencialistas a través de los personajes. Las obras carecen de referencias temporales o espaciales, centradas en el interior de los personajes. **Miguel de Unamuno**, con *Amor y Pedagogía* (1902) y sus “nivolas” (como *Niebla*), destaca el conflicto interno de los personajes. **Pío Baroja**, novelista prolífico, escribió obras como *El árbol de la ciencia* y *Zalacaín el aventurero*, presentando escenas sueltas con un personaje como hilo conductor y un estilo directo y expresivo.
El Teatro entre Siglos
El género dramático no tuvo un gran auge. Se distinguen dos vertientes: la comercial, que busca entretener al público burgués con un tono costumbrista, y la renovadora, con menos seguidores. **Jacinto Benavente** (*La malquerida*) es el autor más representativo de la comedia burguesa, criticando vicios y costumbres de la alta sociedad. Junto a esta corriente, destaca un teatro poético en verso (Eduardo Marquina, *Las hijas del Cid*) y un teatro cómico basado en las costumbres (Pedro Muñoz Seca, *La venganza de Don Mendo*).
En el teatro renovador, destacan Unamuno (*Fedra*), Galdós, Azorín (*Lo invisible*) y **Ramón Mª del Valle-Inclán**, quien destaca por su actitud provocadora y estética bohemia. Es el máximo representante del esperpento español. Su obra dramática *Luces de bohemia* mezcla lo cómico y lo serio con un lenguaje cuidado y vulgar, reflejando a los personajes como títeres y deformando la realidad.
El teatro comercial a fines de los años veinte y durante la Segunda República no difiere mucho del anterior. Con la llegada de la Segunda República, se promovió el acercamiento de la cultura al pueblo, creando en 1931 las Misiones Pedagógicas y el grupo Teatro ambulante, dirigido por Alejandro Casona. **Federico García Lorca**, con tragedias rurales como *La Casa de Bernarda Alba*, fue el dramaturgo más importante de la época. Otros dramaturgos fueron Max Aub y Enrique Jardiel Poncela.
La Generación del 27: Poesía y Vanguardia
A principios del siglo XX, España se presenta como una nación en decadencia debido al atraso económico y social, el descrédito del modelo político y la pérdida de las colonias. En este clima pesimista, surgen nuevos moldes literarios y artísticos contrarios al Realismo y Naturalismo.
La **Generación del 27** es un grupo de autores nacidos en fechas cercanas que se identificaron por aunar tradición y renovación en la métrica, las formas y las influencias (Góngora, vanguardias). Mantienen la poesía pura de Juan Ramón Jiménez desde un punto más humanista, con abundancia de metáforas. Atravesó tres etapas: una poesía purista y deshumanizada hasta 1927, una fase de madurez con poesía más humana y surrealismo hasta 1936, y una etapa de exilio con tono filosófico y nostálgico.
El autor más icónico fue **Federico García Lorca**, destacado por conjugar lo culto con lo popular y el uso de metáforas y símbolos. En lírica destaca *Romancero gitano* y *Poeta En Nueva York*. También escribió *Elegía por la muerte del torero*.
**Dámaso Alonso** evolucionó desde la poesía pura a la existencial (*Hijos de la ira*, 1944), mientras que **Rafael Alberti** escribió *Cal y Canto* (clásico) y *Sobre los ángeles* (surrealista). **Gerardo Diego** cultivó lírica vanguardista (*Manual de espuma*) y tradicional. **Vicente Aleixandre** (*La destrucción o el amor*, *Sombra del paraíso*) evolucionó desde una visión pesimista a una más humanista. **Pedro Salinas** habló sobre la experiencia amorosa con un estilo sobrio y reflexivo.
Divide su producción en tres etapas. La primera de poesía pura y vanguardista (Seguro azar), la segunda de poesía del amor (La voz a ti debida) y la tercera relacionada con el exilio, donde escribe Todo más claro, una apología de una vida austera al materialismo. **Jorge Guillén** es considerado el poeta más puro e intelectual, recogiendo su producción en *Aire nuestro*. **Luis Cernuda** recogió poemas amorosos y disconformes en *La realidad y el deseo*, y también destaca *Los placeres prohibidos*. **Miguel Hernández** trató problemas esenciales del ser humano, escribiendo *Nanas a la cebolla* y *Viento del pueblo*.
También destacan las **“Sinsombrero”**, mujeres artistas españolas nacidas entre 1898 y 1914, como Rosa Chacel, Ernestina de Champourcín o Josefina de la Torre.
García Lorca, tras su regreso de Nueva York en 1931, buscó reformar el teatro, inspirado por Valle-Inclán. Su obra aborda el conflicto entre individuo y autoridad. Exploró el teatro modernista en verso e introdujo elementos surrealistas. Obras como *Bodas de sangre* y *La casa de Bernarda Alba* exploran temas de marginación femenina y cuestiones sociales.
Lírica y Teatro Posteriores a 1936: Guerra Civil y Posguerra
La Guerra Civil (muerte de modelos y exilio) produce un corte entre la literatura anterior y posterior a 1939. En la década de los 40, desaparecen las libertades. España no participa en la 2ª GM, pero se alía con Italia y Alemania, aislándose tras la derrota.
En la poesía, se distinguen tres líneas: la poesía arraigada con visión optimista, métrica clásica y temas tradicionales (Luis Rosales, *La casa encendida*); la poesía existencialista con tono trágico y estilo sencillo (Dámaso Alonso, *Hijos de la ira*; Eugenio de Nora); y la poesía vanguardista, que incluye el Postismo (Carlos Edmundo de Ory). En el teatro, la muerte de Valle-Inclán, Unamuno y García Lorca, o el exilio de Max Aub, marcan un corte profundo. Destacan Alejandro Casona (*La dama del alba*) y Rafael Alberti (*El adefesio*), así como Calvo Sotelo y Marquina con un teatro de evasión. También destacan Jardiel Poncela y Miguel Mihura con teatro del humor.
Con *Historia de una escalera* (1949) de Buero Vallejo, aparece un teatro realista-social ansioso de renovación y denuncia de las injusticias. En 1950, la poesía española se llena de contenidos sociales, iniciada por Vicente Aleixandre, Blas de Otero y Gabriel Celaya. El teatro social emerge con obras críticas gracias a la relajación de la censura.
Alfonso Sastre (*Escuadras hacia la muerte*, *La taberna fantástica*) y Buero Vallejo (*El Tragaluz*) son los mejores representantes. En los años sesenta, España experimenta desarrollo económico y apertura al extranjero. Los estudiantes se oponen al régimen de Franco. A finales de los 50 y principios de los 60, aparecen poetas como Ángel González, Jaime Gil de Biedma, José Ángel Valente y José Agustín Goytisolo.
En el teatro de los 60-70, tiene lugar un teatro renovador y dirigido a un público minoritario, que presenta una denuncia social bajo una estética experimental. El teatro independiente fue innovador y crítico. El teatro comercial se mantiene con autores como Antonio Gala. Tras la muerte de Franco en 1975, las libertades democráticas eliminan la censura y muchos escritores regresan a España. Continúa la poesía experimental y el Culturalismo. En el teatro, sobresalen Fernando Arrabal y los Grupos de Teatro Independientes. Aparece el teatro realista histórico y crítico con *¡Ay, Carmela!* de José Sanchís Sinisterra y Fernando Fernán Gómez.
Las Vanguardias en España: Ruptura y Experimentación
A principios del siglo XX, España se presenta como una nación en decadencia debido al atraso socioeconómico y el descrédito del modelo político. El estallido de la Gran Guerra (1914-1918) y los felices años 20 también afectaron a la convulsión española.
Las **vanguardias** constituyeron un conjunto de movimientos denominados “ismos” que emergieron a un ritmo acelerado durante el periodo de entreguerras. Compartían características como el antisentimentalismo, antisubjetivismo y antirrealismo. Se abogaba por lo irracional, rompiendo con las reglas tradicionales de la creación artística, y el experimentalismo estaba presente.
El Futurismo, el Cubismo, el Dadaísmo y el Surrealismo introdujeron innovaciones. El Futurismo celebraba el progreso y exaltaba las máquinas. El Cubismo se caracterizó por la descomposición de la realidad. El Dadaísmo representaba una rebeldía contra la lógica. El Surrealismo buscaba cambiar la sociedad y luchar contra el orden establecido.
Hacia 1914, en España, se observa una nueva sensibilidad y orientaciones estéticas. Progresivamente, se percibe un alejamiento de la realidad y la “deshumanización” del arte propuesta por Ortega. En literatura, las vanguardias tienen como pionero a Ramón Gómez de la Serna, y los manifiestos se plasman en revistas como *Prometeo* y *Revista de Occidente*.
En la primera etapa (1908-1918), Ramón Gómez de la Serna introduce sus greguerías, definidas como combinaciones de metáfora y humor. En la segunda etapa (1918-1925), Vicente Huidobro firma el primer manifiesto ultraísta. El Futurismo dejó huellas en la Generación del 27. El Ultraísmo, vanguardia española creada por Guillermo de Torre, recoge elementos futuristas y cubistas. El Creacionismo, donde destacan Gerardo Diego y Juan Larrea, sostiene que el poeta es como un pequeño Dios.
La tercera etapa (1925-1930) marca el retorno a la deshumanización del arte, donde las vanguardias son más ambiciosas. Se da el mayor apogeo del Surrealismo, con autores destacados como Juan Larrea, Gerardo Diego, Federico García Lorca, Rafael Alberti y Vicente Aleixandre.
Mientras el Novecentismo se extendió a lo largo de las décadas del siglo XX, las vanguardias tuvieron una vida corta, con excepción del surrealismo. Después de la Guerra Civil Española, surgieron pequeños movimientos influenciados por estas vanguardias, como el postismo o el movimiento Pánico en el teatro.
El Novecentismo: Intelectualismo y Renovación Literaria
A principios del siglo XX, España se presenta como una nación en decadencia debido al atraso socioeconómico y el descrédito del modelo político. El estallido de la Gran Guerra (1914-1918) y los felices años 20 también afectaron a la convulsión española.
El **Novecentismo** es un periodo literario situado entre los autores modernistas y noventayochistas y las vanguardias (1914-1925). Sus autores se caracterizan por una gran formación intelectual, reflejada en el rigor y profundidad del pensamiento, la elaboración y el cuidado formal de los textos. La temática sigue siendo España, pero con un tono más universal y menos dramático que el de los del 98. Además, hay autores que escriben para minorías cultas y selectas.
Cultivan sobre todo el ensayo, donde destaca **José Ortega y Gasset** con obras como *La deshumanización del arte* y *La rebelión de las masas*. Utiliza un estilo singular, brillante y cuidado, en ocasiones irónico, y abordó una amplia gama de temas en sus ensayos, abogando por la europeización del país. Fue el fundador de la *Revista de Occidente*.
La novela de la generación del 14 exhibe dos tendencias: la continuidad de los cauces narrativos anteriores y las tentativas de renovación, destacando autores como Gabriel Miró y Ramón Pérez de Ayala. **Ramón Pérez de Ayala** introduce técnicas innovadoras bajo un lenguaje elegante, cuidado e irónico. Inicialmente su obra tiene rasgos autobiográficos y ofrece una visión crítica, pesimista y amarga del panorama español (*Troteras y danzaderas*), pero después trata una temática más universal y tiene una mayor carga intelectual y simbolista (*Luna de miel, luna de hiel*). También son novelistas Gabriel Miró (*El obispo leproso*) y Concha Espina (*Alta Mayor*).
El poeta más representativo es **Juan Ramón Jiménez**, quien ganó el premio nobel de literatura en 1956 y ejerció una influencia innegable como guía para los poetas puros y la generación del 27.
Su obra se impulsa por la búsqueda de la belleza, el anhelo de eternidad y la sed de conocimiento. A lo largo de su trayectoria poética, experimenta una evolución desde el subjetivismo sentimental hasta una poesía abstracta y metafísica. Dividió su producción en tres períodos: la etapa sensitiva (hasta 1915), la etapa intelectual (desde 1916) y la etapa verdadera (1923-1958).
Juan Ramón Jiménez representa una renovación total del arte en el novecentismo y las vanguardias, dejando un impacto duradero en las generaciones futuras, especialmente en la Generación del 27.
Aunque el Novecentismo fue eclipsado por los movimientos vanguardistas y la agitación política de la época, su contribución a la renovación cultural y literaria en España no debe subestimarse. Marcó un período de transición clave entre siglos y dejó un legado duradero en la evolución de la literatura y el pensamiento en la España del siglo XX.
Análisis de *La casa de Bernarda Alba* de Federico García Lorca
*La casa de Bernarda Alba* es una obra dramática escrita por Federico García Lorca en 1936, pero no fue publicada hasta 1945 debido a la censura del franquismo. Lorca fue asesinado durante la Guerra Civil, posiblemente por su homosexualidad o sus ideales republicanos. La obra pertenece a la Generación del 27.
Bernarda impone a sus hijas un luto de varios años debido a la muerte de su marido, impidiéndoles salir de casa y tener contacto con nadie excepto la criada. La obra se desarrolla en espacios cerrados que simbolizan la falta de libertad de los personajes. Las campanas son los indicadores temporales que encuadran la acción dramática en tres momentos de tres días diferentes en un verano sofocante.
El tema principal es el conflicto entre el deseo de libertad de Adela y la autoridad de Bernarda. Adela tiene una aventura con Pepe el Romano, cuya ausencia en escena intensifica el papel femenino. Se contraponen dos instintos primitivos: el sexo y el poder. Destacan los símbolos de contraste, como el verde de Adela frente al blanco de las paredes de la casa o el negro del luto de la madre y las hijas, así como el bastón de Bernarda que representa la autoridad.
Finalmente, Adela se suicida para ser libre, mientras su madre grita: “¡Mi hija ha muerto virgen! ¡Silencio!”. La obra acaba igual que empieza, con Bernarda pidiendo silencio.