Modernismo en América Latina y sus influencias literarias

El concepto de “modernismo”

Surgido en Latinoamérica al final del siglo XIX, caracterizado por enlazar con la estética europea (francesa) y la búsqueda de la renovación literaria. Federico de Onís piensa que supone la incorporación de América a la literatura europea y universal, y la primera muestra de su independencia literaria. El modernismo se enmarca en una época de crisis en la que la burguesía baja es frenada por la oligarquía. Los escritores traducen el malestar que sufren a una forma de actuar que podemos calificar como “escapismo” o aislamiento. Se enfrentan a la sociedad y al sistema político establecido. Su principal ideal es el refinamiento estético. La primera fase se caracterizó por un mayor cuidado formal y la segunda por el lirismo y la búsqueda de la expresión propia americana.

Influencias

La literatura francesa es la fuente de donde mana el modernismo: el romanticismo de Víctor Hugo y el parnasianismo y simbolismo. El parnasianismo tiene como iniciador a Teófilo. Su objetivo es la perfección formal y su inspiración el gusto por las líneas puras y escultóricas. Su máximo representante es Leconte de Lisle, que incluyó nuevos temas tales como la mitología. El simbolismo es una corriente de idealismo poético cuyo iniciador es Baudelaire. Busca una poesía subjetiva. El lenguaje utilizado es fluido y musical. También el romanticismo y la literatura clásica española influyen en los autores modernistas.

Los temas

En el género lírico es donde destaca entre las manifestaciones literarias. El poeta incluye en sus poemas aspectos relacionados con la exterioridad sensible, pero también alude a su intimidad.

  • Individualismo: Personalidad melancólica y angustiada del poeta. Esto le lleva al apartamiento de la realidad. Lo irracional, lo onírico y lo fantástico cobran importancia.
  • Cosmopolitismo: Los modernistas se sienten ciudadanos del mundo; se aprecia un sentimiento positivo de americanismo. Su “meca” particular es París.
  • El “escapismo”: Se evaden de una realidad que les resulta hostil. El escapismo se produce en dos planos: el espacial y el temporal. En el tiempo, prefieren la referencia al pasado. Lo mitológico es otro tema que se concreta en alusiones a dioses y ninfas. El símbolo de elegancia es el cisne.
  • El amor: El amor imposible, idealizado y angustiado es el planteamiento que prevalece en la primera fase. El erotismo es más propio de la segunda.
  • América y España: Los temas indigenistas y las alusiones al pasado americano prehispánico oponen a estos autores al referente histórico de España.

La estética y el lenguaje modernistas

La búsqueda de la belleza formal. Los recursos literarios más utilizados, como la sinestesia, que desarrolla el campo de lo sensual. El vocabulario se enriquece a base de palabras exóticas, extranjerismos, arcaísmos y cultismos. La adjetivación es exuberante. El color azul es una sensación simbólica frecuente. Efectos sonoros y musicales, tales como el uso de los pies métricos, las aliteraciones, los ritmos marcados. La métrica requiere un estudio detallado. Son habituales versos como el alejandrino, el dodecasílabo y el eneasílabo; todos ellos se alternan con otros versos más frecuentes como el endecasílabo y el octosílabo. Los pies métricos se basan en esquemas rítmicos grecolatinos adaptándolos a la acentuación de las sílabas. Las estrofas son variadas: el romance, la silva, el verso libre y el soneto son muy utilizados. El soneto se construye con nuevas combinaciones: se sustituyen los cuartetos por serventesios, los tercetos aparecen incompletos y con encadenamientos más libres, se reemplaza el verso endecasílabo por el alejandrino, etc.

El modernismo en España

El modernismo español posee sus particularidades propias, ya que no rompe totalmente con la tradición literaria. Su evolución de algunos autores modernistas se encamina hacia una poesía de interiorización poética que prescinde de lo ornamental. Manuel Machado combinó las características del modernismo con la raíz popular andaluza. Su primer libro de poemas es “Alma” y le siguen otros autores inicialmente modernistas como Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez y Ramón María del Valle-Inclán.

Su iniciador: Rubén Darío.

En síntesis y a modo de recuerdo incluimos las etapas de la producción poética de Rubén Darío: 1ª etapa “neorromántica”: Azul, influencia del parnasianismo francés que se observa en la preocupación formal. 2ª etapa “plenitud modernista”: Prosas profanas. Predomina el color, lo ornamental y la musicalidad. 3ª etapa “crisis del esteticismo”: Cantos de vida y esperanza. No se abandona la búsqueda de la belleza formal, aunque la poesía se torna más “intimista” y aborda temas como la angustia, la vida, la muerte, etc. 4ª etapa “última etapa”: Muy heterogénea. Recopilaciones de épocas anteriores. Entre otras obras destacan “El canto errante”, “Poema de otoño” y otros poemas, “Canto a la Argentina”.

Los “ismos” europeos

Cubismo: Lo impulsará Guillaume Apollinaire. Trata de descomponer la realidad para recomponerla libremente. Se mezclan conceptos, imágenes, frases captadas al azar. Apollinaire compuso “caligramas”, poemas en los que distribuye tipográficamente los versos para formar imágenes visuales. Dadaísmo: Surge en Zurich en 1916. Su introductor es Tristan Tzara. Su nombre fue elegido al azar, abriendo el diccionario con la hoja de un cuchillo; proviene del balbuceo infantil: “da – da”. Se trata de un movimiento de rebeldía contra la lógica y las convenciones sociales. Procura superar las inhibiciones y crear un lenguaje incoherente. Su importancia estriba en que sirvió de preparación para el camino del Surrealismo. Futurismo: Nace en 1909 como un movimiento literario introducido por el italiano Marinetti que critica todo lo antiguo y lo romántico, frente a la defensa de lo moderno, la tecnología. Crea mitos nuevos tales como: la máquina, el avión, la energía eléctrica, el automóvil, el deporte. Utiliza un lenguaje que se desprende de lo ornamental; ausencia de adjetivación y de adverbios. Pretende, de este modo, lograr mayor dinamismo y velocidad. En España, de nuevo, fue Ramón Gómez de la Serna quien lo dio a conocer, pero no creó escuela. Sin embargo, algunos de sus temas los tratan escritores del 27: Pedro Salinas escribe poemas sobre la bombilla eléctrica y la máquina de escribir; Rafael Alberti dedica el protagonismo de poemas a un billete de un tranvía, a actores, a un portero de un equipo de fútbol. Expresionismo: Nace como corriente pictórica hacia 1905 en Alemania y se desarrolla como movimiento literario años después a lo largo de los países de lengua alemana. La literatura se considera un arma contra la sociedad y un vehículo de expresión de las tensiones espirituales de cada individuo. Su tono es sumamente pesimista y manifiesta una rebeldía que pone de relieve aspectos sórdidos del hombre y la multitud. Aparece una simbología oscura y personajes frustrados, extraños, atormentados. Surrealismo: (Se analizará en el siguiente apartado).

Los movimientos de vanguardia en España

Ultraísmo: Se presenta en 1918. Mezcla aspectos propios del Futurismo, del Cubismo y del Dadaísmo. Trata de crear una poesía esencialmente metafórica e inspirada en los temas dinámicos y deportivos del mundo moderno. Su nombre, “ultra-“ pretende ir “más allá” del Novecentismo. Sus medios de difusión fueron las revistas: “Ultra”, “Grecia”, “Cervantes”, “Tableros” y “Cosmópolis”. Cultivaron este movimiento autores tales como: Rafael Cansinos-Asséns, Guillermo de Torre, del que podemos destacar una cita muy indicativa: “los motores suenan mejor que los endecasílabos”; y Jorge Luis Borges, escritor argentino de indudable importancia. Influyó notablemente en la poesía e imágenes de algunos autores del Grupo poético del 27. Creacionismo. Con la llegada a España del poeta chileno Vicente Huidobro, su creador, cobra gran relevancia. Parte de presupuestos similares al Ultraísmo: crear algo nuevo; un lenguaje diferente. La poesía creacionista prescinde de los signos de puntuación y yuxtapone imágenes al azar, por asociaciones ilógicas o por afinidades arbitrarias. Huidobro se había empapado del Cubismo francés. Definió el Creacionismo como: “Hacer un poema como la naturaleza hace un árbol, […] cada parte constitutiva y todo el conjunto presentan un hecho nuevo, independiente del mundo externo, desligado de toda otra realidad que él mismo. Otra cita que puede ayudar a comprender sus planteamientos estéticos reza así: “¿Por qué cantáis la rosa, oh, poetas? ¡Hacedla florecer en el poema”. Es decir, Huidobro propone crearla de nuevo. De 1921 son sus obras Temblor de cielo y Altazor. En ellas hallamos características muy similares al cubismo francés: esquematismo, ausencia de puntuación, tipografía de blancos y espacios…, etc. Los poetas españoles más destacados de este movimiento fueron Juan Larrea y Gerardo Diego (el primero cultivará después el Surrealismo y el segundo participará en la Generación del 27). Surrealismo: El movimiento de vanguardia de mayor importancia surge en Francia en 1924 merced al Manifiesto del Surrealismo de André Breton. Éste, influenciado por las lecturas sobre el subconsciente de Freud. Fue Apollinaire quien utilizó la palabra “Surréalisme”, pero Breton le da su significado definitivo que debería traducirse por `Superrealismo´, `Suprarrealismo´ o `Sobrerrealismo´. El Surrealismo posee planteamientos revolucionarios pues pretende cambiar la vida del hombre. Su verdadera humanidad permanece oculta y aplastada y no será posible gozar mientras no se logre la libertad absoluta. Se trataría de liberar los impulsos reprimidos a causa de la forma de vida impuesta por la sociedad burguesa. El Surrealismo utiliza la técnica de la asociación libre de ideas e imágenes, prescindiendo totalmente del control de la lógica. En su afán por expresar el mundo del subconsciente los escritores surrealistas utilizan otras técnicas como el collage (mediante la acumulación de recortes de periódicos) o la reseña de sueños (por influjo del psicoanálisis freudiano. Paradójicamente, el Surrealismo propicia una vuelta a la rehumanización poética. El lenguaje no se dirige a la razón, sino que pretende despertar reacciones inconscientes. De este modo se suscitan estados de ánimo y emociones, cuyo contenido es inequívocamente humano. En 1930 Breton publica el Segundo Manifiesto Surrealista, en el cual se opone a toda disciplina de partido, por tal motivo es expulsado del Partido Comunista en el que militaba, sin embargo el Surrealismo no se agota, abarca todas las manifestaciones artísticas. En España se conoce en el año 1925 en el que se traduce el Manifiesto. Buñuel, Dalí, Lorca, Alberti, Aleixandre, Cernuda…, mantienen contactos con los poetas surrealistas franceses. De este modo, muchos autores del 27 tomaron contacto con el vanguardismo. No se llegó al extremismo surrealista de buscar la creación inconsciente, ni siquiera se llegó a usar la “escritura automática”. Ahora bien, las imágenes utilizadas pierden su dependencia de la realidad y de la lógica, por lo que la expresión poética se enriquece notablemente. Con los autores del 27 se produce una “rehumanización” del arte.