Modelos de repoblación en la Edad Media y la Baja Edad Media en la Península Ibérica

Modelos de repoblación en la Edad Media

Según avanza la Reconquista se imponen distintos modelos de repoblación. Entre los siglos VIII y X, en el tercio norte de la Península se aplica la presura o libre ocupación de las tierras, apareciendo gran cantidad de minifundios de hombres libres. En los SS. XI y XII, se da la repoblación concejil en el valle del Ebro y entre el Duero y los Montes de Toledo. El rey otorga fueros en los que se recogen los derechos de los municipios, dando lugar a propiedades medianas y comunales. Por último, en la mitad sur de la Península, desde el S. XII la Corona reparte latifundios entre la nobleza (donadíos) y las órdenes militares (encomiendas) por su colaboración en la Reconquista. En todos estos territorios la sociedad se organiza de modo estamental, es decir, en grupos cerrados que dependen del nacimiento. Los privilegiados son la nobleza, encargada de defender al resto; y el clero, que tiene como misión velar por la salvación espiritual de los cristianos. En cambio, los no privilegiados son la gran mayoría, encargados de trabajar y pagar impuestos. Es un grupo muy heterogéneo, donde destaca la burguesía, que por su riqueza pronto cobrará importancia en las ciudades.

La Baja Edad Media en la Península Ibérica

La Corona de Castilla nace definitivamente en 1230, cuando Fernando III une los reinos de León y de Castilla. Su principal rasgo político es la tendencia hacia el autoritarismo, lo que permite a los monarcas acaparar mayor poder gracias a instituciones como la Audiencia, que juzga en nombre del rey; o la Hacienda, que centraliza algunos impuestos. Este poder disminuye con la llegada al trono de los Trastámaras en 1369, cuando Enrique II recompensa con mercedes a la nobleza que le apoya en su ascenso. No será hasta los Reyes Católicos, en 1479, cuando el autorismo se afiance. La Corona de Aragón nace a partir del matrimonio de Petronila (heredera del reino de Aragón) y el conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV, en 1150. En el S. XIII, Jaime I añadirá los reinos de Valencia y de Mallorca. Es una monarquía pactista, donde el rey es débil porque debe acatar las decisiones de las Cortes de cada territorio. Esta debilidad se extiende al ámbito ecónomico y demográfico a partir de la Peste Negra de 1348. En 1412, con el Compromiso de Caspe, llegan los Tratámaras al poder y protagonizan la expansión de la Corona por el Mediterráneo (Sicilia, Nápoles, etc.) recuperando su prestigio. En cuanto a Navarra, es un reino muy débil debido a la fortaleza de sus vecinos, dependiendo muchos años de dinastías francesas. Su independencia acaba definitivamente en 1512, cuando es conquistado por Fernando el Católico.

Los Reyes Católicos y la guerra de Granada

Los Reyes Católicos son Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón. En la Concordia de Segovia de 1475 acuerdan la unión dinástica de ambas coronas pero manteniendo sus propias leyes, instituciones, monedas, etc. Para ello, Isabel tuvo que ganar una guerra civil contra su sobrina Juana, la legítima heredera del trono; victoria confirmada en el Tratado de Alcaçobas-Toledo, en 1479. Con ellos se fortalece el poder real gracias al apoyo de algunas instituciones dirigidas por funcionarios especializados; quitándole poder a la nobleza y la Iglesia. Así, crean un Estado moderno donde la Real Hacienda centraliza los impuestos, las Audiencias juzgan, la Santa Hermandad y los corregidores controlan los municipios y la Inquisición vela por la ortodoxia católica. En 1481 aprovechan este poder y la debilidad nazarí para iniciar la guerra de Granada. Gracias a un ejército moderno se hacen con la parte occidental de Málaga, luego con la oriental de Almería, hasta que el 2 de enero de 1492 se rinde la capital. Así culminan la Reconquista y desaparece al-Ándalus.

Exploración, conquista y colonización de América

La búsqueda de las especias motiva que Cristóbal Colón cruce el Atlántico, un proyecto aprobado por los Reyes Católicos en Santa Fe (abril, 1492). Su viaje culmina el 12 de octubre cuando llega a una isla de Las Bahamas y explora el Caribe. En 1494, con el Tratado de Tordesillas, Castilla se hace con los derechos de conquista y colonización de casi toda América. Múltiples expediciones definen los límites geográficos, como la de Núñez de Balboa, que descubre el Pacífico (1513) o la de Magallanes (1520), que encuentra el paso hacia Asia. En cuanto a la conquista, Hernán Cortés se hace con el Imperio azteca (1521) y se establece el virreinato de Nueva España. Desde aquí, se expande hasta el suroeste de EE.UU y por Centroamérica. En 1533, Pizarro conquista el Imperio inca y nace el virreinato del Perú, desde el cual se exploran lugares como el Amazonas (Orellana, 1542) o Chile, conquistado por Valdivia. Un caso especial es el entorno del Río de la Plata, cuya colonización se hace desde la Península con Pedro de Mendoza (1536). En definitiva, en apenas 50 años, los españoles exploran y conquistan casi toda América, explotando sus múltiples recursos y convirtiéndose en la principal potencia de la época.

La Guerra de Sucesión española y el sistema de Utrecht

La guerra se inició en 1701, cuando Felipe V es nombrado como sucesor de Carlos II, este a cambio debía renunciar al trono de Francia y eso provoca una gran alianza anti borbónica en 1702, liderada por el archiduque Carlos de Austria. Dentro de España hay una gran guerra entre los Borbones, apoyados por la Corona de Castilla, y los austracistas, apoyados por la Corona de Aragón. En 1711,muere el emperador de Austria y le sucede Carlos y surge otro miedo de que España y Austria se unan rompiendo la Alianza y buscando paz. La guerra termina con el Tratado de Utrecht en 1713, España pierde todos sus territorios europeos más Menorca y Gibraltar, además Felipe V renuncia al trono francés. La más beneficiada es Inglaterra obteniendo grandes ventajas comerciales y territoriales acabando con la hegemonía francesa. En 1714, la guerra acaba definitivamente con la toma de Barcelona por los Borbones. Los pactos de familia son varias alianzas con Francia para recuperar el prestigio perdido en Utrecht. La primera es en 1733, también contra Austria en la Guerra de Sucesión Austriaca consiguiendo pequeños territorios en Italia. En 1761 fue contra Gran Bretaña donde participamos en la Guerra de los Siete Años y dieron Luciana por Florida, esta alianza se renovó en 1779 en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos devolviéndonos Menorca en 1783.

La nueva monarquía borbónica, los Decretos de Nueva Planta, modelo de Estado y el alcance de las reformas

Con los Borbones llega el absolutismo e incorporan la Ley Sálica, la cual impide a las mujeres reinar. Los Decretos de Nueva Planta son los que hacen desaparecer la Corona de Aragón por haber apoyado a los Austrias durante la Guerra de Sucesión. en cambio sí que se respetan los privilegios de Navarra y las provincias vascas por haber apoyado a Felipe V. se elimina el modelo polisinodial y en su lugar Instauran un modelo centralista, lo cual refuerza el poder del rey. además surgen los secretarios de despacho que son los precedentes de los actuales ministros. El único consejo superviviente fue el de Castilla actuando como una especie de ministro de Interior. Como instituciones nuevas aparecen las Intendencias y las Capitanías Generales. Los virreinatos desaparecen excepto en América donde aparece el del Río de la Plata y el de Nueva Granada. En cuanto al alcance de las reformas afectan a la iglesia y el ejército sobre todo. En la iglesia se implanta el regalismo, que es el intento de la Corona de controlar los movimientos y la recaudación del clero. En cuanto al ejército las reformas van encaminadas a los territorios en América, creando un cuerpo más profesionalizado en la Marina.

El Sexenio revolucionario: la Constitución de 1869. Gobierno provisional,reinado de Amadeo de Saboya y Primera República.

El período conocido como el Sexenio Revolucionario en España (1868-1874) se caracteriza por una intensa inestabilidad política, marcada por la caída de Isabel II y el intento de establecer una nueva forma de gobierno. Aquí están los puntos clave:

Caída de Isabel II (1868): Los escándalos, la crisis económica y la exclusión de los progresistas del poder llevan a la insostenibilidad del reinado de Isabel II. El Pacto de Ostende (1866) reúne a la oposición para derrocarla. La sublevación liderada por el almirante Topete y los generales Serrano y Prim triunfa en la batalla de Alcolea, forzando el exilio de la reina y dando inicio al Sexenio Democrático.

Gobierno Provisional (1868-1871): Formado por progresistas y unionistas, el gobierno provisional inicia reformas liberales significativas, como la libertad de enseñanza, de prensa y de asociación, además de la abolición de impuestos impopulares. Convoca elecciones a Cortes Constituyentes, donde se debate entre monarquía y república.

Constitución de 1869: Las Cortes aprueban una constitución liberal que reconoce la soberanía nacional y establece una monarquía parlamentaria. Se instituye el sufragio universal masculino y se divide el poder en ejecutivo, legislativo y judicial. Se busca un rey fuera de la dinastía Borbón, eligiendo a Amadeo I de Saboya.

Reinado de Amadeo I (1871-1873): Amadeo I enfrenta la falta de apoyo político y social, además de conflictos bélicos, como la guerra de Cuba y la tercera guerra carlista. Aunque es fiel a la Constitución, su reinado está destinado al fracaso. Abdica en 1873 debido a la falta de apoyo.

Primera República (1873-1874): Proclamada tras la abdicación de Amadeo I, la Primera República enfrenta desafíos desde su inicio. El primer gobierno, liderado por Figueras, es incapaz de mantener el orden público. Se suceden gobiernos breves y la situación se agrava con la insurrección cantonalista y las guerras carlista y cubana.

Restauración de la Monarquía (1874): La república es incapaz de mantener el orden y la estabilidad, lo que lleva al pronunciamiento del general Pavía y la disolución de las Cortes. Se establece un gobierno militar dirigido por Serrano. La burguesía, deseando estabilidad, apoya el regreso de la monarquía. Cánovas del Castillo prepara la restauración borbónica, que se materializa con el pronunciamiento de Martínez Campos en 1874.

Este período de inestabilidad política y social sentó las bases para la posterior restauración de la monarquía y el establecimiento de un sistema político más estable en España.

El sistema canovista: la Constitución de 1876 y el turno de partidos–El liberalismo

alcanza una gran estabilidad, al contrario que en el Sexenio Revolucionario(1868-74). Las oligarquías burguesas llegan a un consenso para repartirse el poder, marginando a las clases bajas y a los militares.El artífice de este consenso es Antonio Cánovas del Castillo, político conservador y líder del partido alfonsino. Para que Alfonso XII sea aceptado por los españoles, Cánovas redacta el “Manifiesto de Sandhurst” (1 de diciembre de 1874). En él, se compromete a respetar el liberalismo, catolicismo y centralismo. Después de publicarse, el general Martínez Campos se pronuncia contra el gobierno de Serrano y en enero de 1875 Alfonso XII es reconocido como nuevo rey de España, dando comienzo a la Restauración Borbónica.Los primeros objetivos del gobierno de Cánovas es pacificar España. En 1876, derrotan a los carlistas. En 1878, se firma la Paz de Zanjón, por la que termina la guerra de Cuba y donde se compromete a abolir la esclavitud y a otorgar más autonomía a su colonia.El marco jurídico sobre el que se asienta el sistema canovista es la Constitución de 1876. Entre sus principales características, destacan: conservadora, porque se apoya en instituciones tradicionales, e integradora, ya que está redactada de manera ambigua para que ningún liberal se sienta excluido.La soberania es compartida entre la Corona y las Cortes. Ambas instituciones tienen el poder legislativo, que se divide en 2 cámaras: el Senado (aristocrática) y el Congreso (elegida por un sufragio censitario). El poder ejecutivo es exclusivamente del rey, que nombra al jefe del Gobierno y a los ministros, por lo que tiene un simple papel de moderador.Para alejar a los militares de la vida pública, Cánovas establece un ingenioso mecanismo: el rey se convierte en el mando supremo del Ejército. Entonces el Ejército deja de ser el principal baluarte del liberalismo.Desde un punto de vista judicial, se suprimen los fueros vascos y navarros y solo se crea código de leyes para todaEspaña, de ahí que sea la más centralista de todas las constituciones españolas.En cuanto a los derechos, se recogen los de propiedad, seguridad jurídica, de expresión, etc. Sin embargo, se deja abierto el texto a que se cambien estos derechos a favor o en contra según los gobiernos que estén en el poder.Cánovas idea un sistema donde los dos partidos van a turnarse pacificamente en el poder, siempre con la colaboración del rey. El partido Conservador, liderado por Cánovas, está integrado por moderados y unionistas. Su ideario se basa en el sufragio censitario, en la censura, en el apoyo a la Iglesia y son partidarios del proteccionismo económico. En cambio, el partido Liberal (fundado en 1880) es liderado por Sagasta. Está formado por progresistas y defienden el sufragio universal masculino, la libertad de expresión, la libertad de culto y apoyan el librecambismo.Para que el turismo fuese efectivo, el resultado se pactaba de antemano entre los dos partidos en un tipo de corrupción llamado “caciquismo”. Los oligarcas de Madrid daban instrucciones a los gobernadores de cada provincia, y estos se encargaban de elaborar las listas de candidatos que debían ser los elegidos. A su vez, se lo comunican a los caciques municipales, que son los que manipulaban directamente el voto (con sobornos, extorsiones, amenazas, etc.). Incluso se acude al “pucherazo”, introducir en las urnas más votos de los que corresponden.La oposición política al liberalismo había fracasado en el pasado o estaban en periodo de gestación. El centralismo de la Restauración, junto al romanticismo y nacionalismo europeo hacen brotar movimientos regionalistas y nacionalistas.Los regionalistas reivindican aspectos culturales o económicos. Además, no reniegan de la nación española ni defienden su región como nación. La defensa de la lengua se produce en Cataluña, al igual que con el gallego. La diferencia estriba en la presencia de la alta burguesía con intereses económicos y gran ambición política. De ahí, que se produzca la evolución del regionalismo al nacionalismo.

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El nacionalismo surge en 1882 con el “Centro Catalán” de Valenti Almirall, que reivindica una mayor autonomia y proteccionismo económico, tal como se recoge en el “Memorial de Greuges” (1885). En 1891 surge la Unión Catalanista, que aglutina al nacionalismo más conservador y católico, cuyas ideas se plasman en las *Bases de Manresa® (1892). Proponen una solución federal de autogobierno para Cataluña, donde tendrían su propia administración y derecho civil. El nacionalismo catalán vive un gran impulso a partir del Desastre del 98, con la fundación de la Liga Regionalista (1901) de Prat de la Riba y Francesc Cambó.El catalanismo influye en Sabio Arana, pues cuando regresa al País Vasco configura su pensamiento político, muy conservador, antiliberal, católico e independentista. Es el creador del término “Euskadi”, para denominar el nuevo país que quiere crear. Para justificar sus ideas, se basa en la existencia de una etnia vasca, cuya cultura y pureza genética está en peligro por la presencia de los “maketos” (inmigrantes llegados desde el resto de España). En 1895, se funda el Partido Nacionalista Vasco (PNV).El movimiento obrero surge con la industrialización. En 1870 se funda la Asociación Internacional de Trabajadores.Está dividido en dos grandes tendencias: socialismo y anarquismo. Ambas buscan la igualdad social mediante una revolución que acabe con la propiedad privada, pero son ideologías con grandes diferencias.En 1879, Pablo Iglesias funda el PSOE. En un principio su programa es marxista, pues proponen abolir las clases sociales con el objetivo de la conquista obrera del poder. Sin embargo, con el paso de los años evoluciona a posiciones socialdemócratas, aparcando la vía revolucionaria y participando en las elecciones.Los anarquistas rechazan toda forma de organización estatal y participación electoral. En Andalucía se siguen las ideas de Bakunin. También surgen grupos terroristas, como la “Mano Negra”, que usan la violencia contra las élites oligárquicas (asesinato de Cánovas, 1897). En Cataluña surge el anarcosindicalismo, defensores de la acción sindical y huelga general por la vía pacífica como herramientas de lucha obrera. El principal sindicato es la CNT, fundado en 1910 y que hasta la Guerra Civil cuenta con más afiliados que la UGT


6.2. Las guerras de Cuba, el conflicto bélico contra Estados Unidos y la crisis de 1898

A fines del siglo XIX, inicia la carrera imperialista entre las grandes potencias de Europa, donde España se encuentra en 2ª fila tras la pérdida de las colonias americanas. El Desastre del 98 agrava esta situación, dando lugar a corrientes de pensamiento crítico que socavan la estabilidad del sistema canovista.

La economía cubana se vincula cada vez más con Estados Unidos, mientras que los criollos cubanos demandan liberalización económica y autonomía a mediados del s XIX. Tras la crisis de 1868(“La Gloria”), la reivindicación de los criollos choca con los intereses de los nacionales, desatando en la guerra de los Diez Años (1868-78), que se resuelve en la Paz de Zanjón, donde se le otorga a los cubanos más participación gubernamental. En contra de esta Paz, líderes cubanos se exiliaron a EE. UU., donde trabajarán por la independencia. Surgiendo poco después la guerra Chiquita, por el incumpliendo de la Paz. Todo ello, deja una sociedad dividida entre: los españoles, que buscan unidad, proteccionismo y continuar el monopolio comercial; y los criollos, que buscan autonomía y librecambismo.

El líder independentista José Martí fundó el Partido Revolucionario cubano, desde Estados Unidos, y en 1895 proclama el “Grito de Baire”, que con el apoyo de los negros y los mulatos inicia la guerra de Cuba.

Seguirán una táctica de guerrilla, por su debilidad. Tras su muerte, la lucha es liderada por Gómez y Maceo. Después del intento fallido de enviar a Martín Campos para resolver el conflicto, se envía al general Weyler con un gran ejército, que consigue controlar las guerrillas y confina a la población rural en poblados fortificados (“reconcentraciones”) para reprimir la insurgencia, lo que provoca condena internacional.

En este momento, EE. UU. envía a Cuba al acorazado Maine, que explota por los aires y se inicia una dura campaña contra España. El presidente McKinley exige la venta de la isla por 300 millones de dólares y ante la negativa española, nos declara la guerra. La Armada española era muy inferior, como se demuestra cuando EE. UU. invade toda la isla de Santiago, y después Puerto Rico.

En 1886, una insurrección estalla en Filipinas y España responde con represión (fusilamiento de José Rizal). EE.UU. aprovecha el conflicto con Cuba para intervenir en Filipinas, derrotando a España en la batalla de Cavite (1898). Como resultado de sucesivas derrotas, España se ve obligada a firmar el Tratado de París (1898), reconociendo la independencia de Cuba y el protectorado de EE.UU. sobre Puerto Rico y Filipinas, y posteriormente vende sus últimas posesiones ultramarinas a Alemania.

La guerra causó numerosas muertes y heridas, afectando principalmente a las clases populares. Económicamente, España pierde acceso a materias primas, para compensarlo, adopta medidas proteccionistas, beneficiando a la industria textil catalana y se hace una repartición del capital, que mejora la banca y la industria. Políticamente, se agrava la pérdida de peso internacional y se señala a los partidos del turno y al Ejército. Culturalmente, surge el Regeneracionismo, que denuncia la Restauración, considerándola un lastre para el progreso. Destaca Unamuno o Pío Baroja, naciendo una corriente literaria, la Generación del 98, que marcó una edad de plata en la literatura española.


4.2. Las Cortes de Cádiz. La Constitución de 1812 Desde el 2 de mayo de 1808, la actitud de gran parte de España es revolucionaria porque no aceptan a José Bonaparte como rey, comenzando un proceso en el que pasamos del absolutismo monárquico por derecho divino al liberalismo político basado en la representación. Para organizarse ante la amenaza francesa, se crean juntas locales. Más tarde, se integran en 18 juntas provinciales que asumen la autoridad en nombre de Fernando VII. Por último, en septiembre de 1808 se forma la Junta Central, con representantes de las juntas provinciales. Fueron cambiando su sede hasta consolidarse en Cádiz. La Junta Central se convierte en un gobierno provisional del país, firmando una alianza con los británicos y convocando las Cortes de Cádiz. Esta es una iniciativa revolucionaria, pues la potestad de convocar Cortes las tienen únicamente los reyes. En enero de 1810, la Junta Central se disuelve y cede sus poderes a un Consejo de Regencia, que se encarga de organizar las Cortes. El 24 de septiembre de 1810 se inauguran las Cortes de Cádiz, que funcionarán hasta septiembre de 1813. A diferencia de otras Cortes, divididas en estamentos, las de Cádiz reúnen a todos los representantes llegados desde diversas partes de España en una única asamblea. Al mismo tiempo, se les concede el poder de hacer una Constitución. La mayoría de diputados pertenecen a la clase media urbana. Ideológicamente, hay 3 tipos de diputados: liberales, el grupo con mayor influencia, son partidarios de medidas revolucionarias como la soberanía nacional, división de poderes e igualdad jurídica; renovadores, son reformistas, los herederos de la Ilustración, y defienden una soberanía compartida entre el rey y las Cortes; absolutistas, pretendían la vuelta del Antiguo Régimen. La obra más importante de las Cortes de Cádiz es la Constitución, conocida como “La Pepa”, aprobada el 19 de marzo de 1812. Es la primera vez que la nación española regula el sistema político al margen del Estado. De la revolución francesa se copia el concepto de soberanía nacional, por el que el poder político pertenece a la nación española, incluyendo las colonias. En ella se establece una monarquía constitucional con división de poderes. El rey, Fernando VI, tiene el poder ejecutivo y elige a los ministros. El poder legislativo lo tienen las Cortes, que son unicamerales, junto con el rey, que tiene derecho de vetar las leyes aprobadas. Por último, el poder judicial lo ostentan tribunales independientes. El derecho a voto queda restringido a los varones mayores de 25 años y era un sufragio indirecto. Es una Constitución liberal porque se recogen bastantes derechos, como libertad de imprenta, derecho de propiedad, derecho a la educación, etc. También se recoge la igualdad jurídica y se elimina la sociedad estamental. No había libertad de culto, estableciéndose como única religión la católica y prohibiendo el ejercicio de cualquier otra religión. Además las Cortes aprueban medidas de carácter socioeconómico que suponen acabar con el Antiguo Régimen. Sin embargo, no se aplican debido a la guerra y cambios políticos posteriores. No obstante, “La Pepa” es el referente para futuros movimientos liberales, tanto nacionales como internacionales


4.3. El reinado de Fernando VII. La cuestión sucesoria Tras la derrota de Napoleón en 1815, se inicia en Europa el periodo de la Restauración, donde los monarcas absolutos recuperan sus tronos. Las potencias del Congreso de Viena establecen los principios de la política internacional. El más destacado es el principio de intervenir en cualquier país europeo en el que renazca una revolución liberal. En España, tras la guerra de la Independencia, Fernando VII restaura el Antiguo Régimen y deroga toda la obra de las Cortes de Cádiz. Su reinado (1814-1833) es una continua lucha contra los liberales, que se complica por la sublevación de las colonias americanas. El pueblo aclama a Fernando VII por su regreso. En abril de 1814, 69 diputados le entregan el “Manifiesto de los Persas”, un documento donde le solicitan la vuelta del Antiguo Régimen y la anulación de la legislación gaditana. El rey lo decreta el 4 de mayo, a la que ordena la persecución de los liberales. Los liberales se organizan en sociedades secretas. Para recuperar el poder se valen de la fuerza del Ejército, que muchos se volvieron liberales. Todo ello conduce a los pronunciamientos. Entre 1814 y 1820 se producen una al año y todos fracasan, hasta que en enero de 1820 el general Riego se subleva en Cabezas de San Juan (Sevilla). Ante la falta de apoyos, Fernando VII tiene que jurar la constitución de 1812 y comienza el Trienio Liberal. El restablecimiento de los derechos constitucionales genera un debate político que permite la aparición de sociedades patrióticas. Son el germen de los futuros partidos políticos. El liberalismo se divide en dos corrientes: los doceañistas o moderados, compuesto por antiguos diputados de Cádiz e ilustrados, son más conservadores y gobiernan hasta 1822; y los veinteañistas o exaltados, compuesta por las clases medias urbanas y oficiales del ejército, son progresistas y ocupan el Gobierno desde 1822. Los absolutistas, liderados por el rey, se oponen al Trienio e intentan varios golpes de Estado, pero el final de este periodo se debe a que el Deseado solicita ayuda a las grandes potencias del Congreso de Verona. Un ejército francés (los Cien mil hijos de san Luis) nos invade en abril de 1823. La población española no lo evitó y avanzó fácilmente. El Gobierno se desplaza primero a Sevilla y después a Cádiz intentando huir y acompañado del monarca. Al final son derrotados y el rey es devuelto al poder de un modo absolutista. Estos 10 años de reinado se caracterizan por la vuelta a las instituciones de la monarquía absoluta y la abolición de la legislación liberal. Muchos liberales se exilian y buscan apoyos para iniciar nuevos pronunciamientos pero todos fracasan. Fernando VII empieza a aplicar reformas liberales debido a la crisis económica, como la creación de unos presupuestos generales del Estado, se redacta un Código de Comercio y se funda la Bolsa de Madrid. No obstante, el endeudamiento crece constantemente. Los absolutistas más puros, dirigidos por Carlos María Isidro, hermano del rey y heredero hasta 1830, están en contra de las reformas liberales. El rey lleva a cabo la Pragmática Sanción, con la que abole la ley sálica y deja gobernar a las mujeres poco antes del nacimiento de su hija Isabel. Desde entonces, se forman 2 bandos: los carlistas y los isabelinos, que se enfrentarán en una guerra civil tras la muerte del rey en 1833, cuando a los liberales se les abre de nuevo las puertas del poder


4.1. El reinado de Carlos IV. La guerra de la Independencia

Carlos IV sube al trono en 1788. Durante su reinado se produce una crisis de legitimidad en las instituciones del Antiguo Régimen que permite a Napoleón Bonaparte, emperador de Francia, promover una ruptura política que desemboca en una guerra trascendental para la historia de España. La política exterior de Carlos IV está condicionada por el miedo a la revolución francesa de 1789, por eso, el conde de Floridablanca paraliza las reformas ilustradas iniciadas con Carlos III (1769-88).

España declara la guerra a Francia tras ejecutar a Luis XVI en enero de 1793. El desarrollo fue desastroso, ocuparon las provincias vascas, Cataluña y varios territorios americanos. Tuvimos que firmar la Paz de Basilea (1795), en la que Francia retiraría sus tropas a cambio de entregarle la isla de Santo Domingo.

Manuel Godoy se convierte en primer ministro y tomaría la decisión de aliarnos con Francia para luchar contra Reino Unido, porque supone una amenaza mayor para las colonias americanas. Firmamos dos tratados de San Idelfonso (1796 y 1800) cuyas consecuencias fueron desastrosas. Perdimos Menorca a manos de Reino Unido y Francia se haría con Luisiana. También declaramos la guerra a Portugal por apoyar al Reino Unido al negarse al bloqueo que intentaba aplicar Napoleón. Con el Tratado de Badajoz anexionamos Olivenza.

Firmamos la Paz de Amiens (1802), en la que se acuerda entregar la isla de Trinidad para recuperar Menorca. Además, al apoyar el bloqueo continental, se producen varios enfrentamientos en las costas españolas contra los británicos. El más importante fue la batalla de Trafalgar (1805), en la que la flota del almirante Nelson destrozó al combinado hispano-francés.

Con el Tratado de Fontainebleau en 1807, Francia y España renuevan su alianza. En él se acuerda la invasión, ya que para tener éxito con el bloqueo contra Gran Bretaña tiene que controlar toda la península ibérica. Se permite el paso de las tropas francesas por nuestro territorio y tras la ocupación de Portugal, se repartiría en tres partes; Godoy se convierte en rey de los Algarves.

Los conflictos bélicos y el bloqueo británico hacen incrementar la inflación y deteriorar la economía de los grupos sociales más populares. El malestar social creció debido a la escasez y a la constante subida del precio del pan. La política de Godoy promueve un fuerte rechazo y muchas intrigas. El príncipe Fernando, quién quería deshacerse de Godoy y destronar a su propio padre, lideraría varias conspiraciones.

La primera conspiración es conocida como Proceso de El Escorial (1807), que termina en fracaso. No obstante, Fernando tuvo más suerte en la siguiente ocasión. En marzo de 1808, Godoy, temeroso de Napoleón, ordena el traslado de la familia real a Andalucía y después a América. Cuando los reyes se encuentran en el palacio de Aranjuez estalla un motín promovido por los partidarios del hijo del rey, que también se reproducen en Madrid. Godoy acabó detenido y Carlos IV abdicó en Fernando VII.

Tras la entrada del ejército francés en la península ibérica y los sucesos del motín de Aranjuez, se incrementa la desconfianza entre los españoles. El emperador logró llevar a Carlos IV, Godoy y Fernando VII a Bayona (Francia). Allí consiguió que el nuevo rey renunciara al trono y su padre abdicara en Napoleón. El resultado de las abdicaciones de Bayona fue la entrega de la Corona de Napoleón a su hermano José Bonaparte.

En Madrid surgió un descontento con los franceses y ocurrió el levantamiento popular del 2 de mayo de 1808. Se produjeron enfrentamientos entre la población y los franceses en diversos puntos de la ciudad. A los civiles se sumaron unas pocas tropas españolas del parque de artillería de Monteleón. Al final del día, los ejércitos de Murat llevan a cabo una brutal represión para acabar con la resistencia. Estos sucesos serán representados por Goya en sus famosas pinturas del 2 y el 3 de mayo. 


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Al conocerse la noticia de las abdicaciones de Bayona y los sucesos en Madrid, la insurrección se extiende al resto del país. Comienza la guerra de la Independencia. España se divide en dos: los franceses con apoyo de los afrancesados, son reformistas ilustrados que pretenden una modernización pacífica y gradual, y la resistencia que lucha en nombre de Fernando VII, se dividían en liberales, que pretendían establecer un nuevo tipo de monarquía, y en absolutistas, partidarios del Antiguo Régimen y del absolutismo. España fue apoyada por los británicos y portugueses

La primera fase se extiende hasta noviembre de 1808. Los franceses intentan ocupar las principales vías de comunicación; ni entran en ciudades estratégicas, como Zaragoza o Gerona; también expulsados de Portugal con ayuda inglesa y sufren una humillante derrota en la batalla

La segunda fase se prolonga hasta enero de 1812. Se caracterizan por la superioridad de las tropas francesas, comandadas por el emperador. Toman casi toda la Península, salvo Cádiz, Lisboa y partes de Galicia. Al ser inferiores, los españoles se organizaron en guerrillas, pequeños grupos de combatientes que atacaban por sorpresa a las tropas enemigas con el apoyo de los civiles. Algunos guerrilleros importantes son Espoz y Mina, el Empecinado o el cura Merino.

En la última fase nos aprovechamos de la retirada de tropas francesas para la invasión de Rusia. El ejército español, con ayuda de los británicos, intensifica su ofensiva y consiguen las victorias de Arapiles (Salamanca), Vitoria y San Marcial (Irún). Napoleón acaba firmando el Tratado de Valençay (11 de diciembre de 1813), en el que se reconoce la libertad de España y se libera a Fernando VII. La guerra terminó oficialmente en 1814, cuando las últimas tropas francesas abandonan la Península y vuelve del exilio Fernando VII.