El Marco Narrativo del Conde Lucanor
La historia principal en la que se insertan los relatos está constituida por un diálogo entre el conde Lucanor y su consejero Patronio. Lucanor plantea a Patronio un problema y le pide consejo; en respuesta, Patronio narra un apólogo y lo aplica al caso que inquieta al conde.
Después de cada relato de Patronio, el narrador de la historia principal informa a los lectores de que a don Juan Manuel le ha gustado el ejemplo y ha decidido incluirlo en el libro acompañado de una moraleja en verso.
Autoría y Composición de La Celestina
En uno de los textos preliminares de La Celestina (el prólogo del autor), Rojas afirma haber encontrado el primer acto de una obra anónima que, por sus cualidades formales y su carácter ejemplar, decidió continuar. Se cree que fue compuesta por dos autores: Rodrigo de Cota o Juan de Mena escribieron, tal vez, el acto I, y Fernando de Rojas, el resto.
La primera versión de la obra, titulada Comedia, que constaba de dieciséis actos, apareció en torno a 1499. La segunda, llamada Tragicomedia, presenta ya los veintiún actos definitivos y fue publicada hacia 1502. Los cambios introducidos entre ambas versiones son significativos:
- Alargamiento de la historia amorosa. En la primera versión, los amantes tienen solo un encuentro, que termina con la muerte fulminante de ambos. En la segunda, se refieren citas a lo largo de un mes, con lo que el castigo a la joven pareja se retarda y el propósito ejemplarizante se atenúa.
- Introducción de una nueva trama. La segunda versión incorpora la venganza urdida por las pupilas de Celestina tras la muerte de esta, con la ayuda de un nuevo personaje, el bravucón Centurio.
Interpretación de La Celestina
Si se tienen en cuenta los textos preliminares y la conclusión de la obra, se podría inferir un propósito moralizador.
La Celestina va más allá de una reprobatio amoris, pues la obra transmite una concepción marcadamente pesimista de la vida y del mundo, que se refleja en el tratamiento de sus principales temas:
- Las bajas pasiones, principalmente la codicia y la lujuria.
- El paso del tiempo y la muerte.
- La traición y la violencia.
- La falta de sentido y la arbitrariedad de los sucesos del mundo.
El Neoplatonismo
La concepción filosófica dominante en el Renacimiento fue el neoplatonismo, que se difundió con obras como El cortesano, de Baltasar Castiglione, y los Diálogos de amor, de León Hebreo.
- Para el filósofo griego Platón, el mundo sensible es un reflejo del mundo de las ideas, lo que explica la tendencia a la idealización propia del arte y la literatura renacentistas: los autores reflejan el mundo ideal (mediante tópicos del locus amoenus o la descriptio puellae) y no el material, que solo construye una copia imperfecta de aquel.
- La belleza terrenal se considera una proyección de la belleza divina. Así, el amor a la belleza de la mujer se convierte en vía de acercamiento a la divinidad. Se trata del tópico de la donna angelicata, presente ya en la Divina comedia de Dante. El amor se entiende, pues, no como un impulso pecaminoso, sino como un sentimiento ennoblecedor.
Rasgos de la Poesía Petrarquista
Los poetas petrarquistas no pretendieron ser originales, en el sentido de crear una obra radicalmente nueva o singular.
La poesía debía basarse en la imitación, es decir, en la recreación de modelos prestigiosos. Además, el poeta debía inspirarse en fuentes diversas, practicando la llamada imitación compuesta. Garcilaso imitará, así, a los poetas latinos (Virgilio, Horacio…), a Petrarca y a los petrarquistas italianos del siglo XVI.
El tema fundamental de la lírica petrarquista es la experiencia amorosa. Sin embargo, se trata de una concepción del amor marcada por el neoplatonismo. La belleza de la amada es, para los neoplatónicos, reflejo o proyección de la belleza divina.
La temática amorosa aparece a menudo asociada a dos motivos característicos: la mitología grecolatina y la descripción de una naturaleza idealizada (tópico del locus amoenus) como marco de expresión de esos sentimientos.
Formalmente, la poesía petrarquista incorporó nuevos metros (endecasílabos y heptasílabos), estrofas (lira, octava real, estancia, tercetos encadenados) y poemas estróficos (sonetos). Frente a la artificiosidad y los convencionalismos de la poesía cancioneril, se caracterizó, inicialmente, por la naturalidad en la expresión.
La Poesía en la Segunda Mitad del Siglo XVI
En la segunda mitad del siglo XVI, conviven en España diversas tendencias poéticas:
- Poesía petrarquista o italianizante de asunto amoroso. En esta línea se inscriben los poetas Francisco de la Torre, Hernando de Acuña, Francisco de Figueroa o Fernando de Herrera, quienes tomaron la obra de Garcilaso como modelo de imitación.
- Poesía espiritual o ascético-mística. Esta tendencia da cauce poético bien a una reflexión moral o existencial, bien al anhelo o la vivencia de la unión con la divinidad.
- Poesía épica. La épica culta tuvo un amplio desarrollo en Europa durante el Renacimiento.
En España, la obra más importante de este género es La Araucana, escrita por Alonso de Ercilla.