Arte Prehistórico: Contexto Histórico
El arte prehistórico comprende las manifestaciones realizadas por el Homo sapiens en el ocaso de la Edad de Piedra y en la primera Edad de los Metales. La Edad de Piedra ha sido subdividida por los prehistoriadores en tres grandes fases:
- Paleolítico superior (32000-9000 a.C.) en el entorno glaciar.
- Mesolítico (9000-6000 a.C.) al aumento de las temperaturas posglaciares.
- Neolítico (6000-3000 a.C.).
La Edad de los Metales se divide en:
- Edad del Cobre (3000-2000 a.C.).
- Edad del Bronce (2000-725 a.C.).
La relación del ser humano con el medio ambiente vuelve a cambiar y a la revolución neolítica le sucede una revolución urbana donde la sociedad tribal igualitaria se jerarquiza. En ese momento nace la escritura en Mesopotamia y en Egipto, hecho que pone fin a la prehistoria y abre las puertas a la civilización.
Pintura Rupestre: Las Pinturas Paleolíticas de la Zona Franco-Cantábrica
En el Paleolítico superior, una población de la zona franco-cantábrica, que simultaneó la caza del reno con la pesca del salmón, se especializó en pintar animales en las paredes y bóvedas de las cavernas. Entre las múltiples interpretaciones que se han dado a ese gran código hay que destacar dos, defendidas por los investigadores franceses Henri Breuil y André Leroi-Gourhan.
Características
Se trata de animales de gran tamaño, generalmente en posición estática y sin componer grupos. El naturalismo es consecuencia de la profunda observación que el artista viene haciendo de las presas. La técnica es polícroma: los colores básicos son el negro, rojo y ocre, obtenidos mediante roca pulverizada aglutinada con grasa. En numerosas ocasiones se aprovechan las protuberancias de la pared para dar volumen al animal que, una vez silueteado, se rellena mediante el procedimiento del tamponado, cubriendo los dedos con piel, untándolos en pintura y golpeando la superficie.
Las joyas emblemáticas del arte rupestre paleolítico son los santuarios de Altamira, en Cantabria, cuyas pinturas se datan entre el 16000 y el 13000 a.C., y Las Caux, en la región francesa de Dordoña, fechadas hace 13000 años. La pintura rupestre levantina trasciende y se adentra en la cronología del Neolítico y de la Edad de los Metales. Entonces aparece la temática bélica, al tener que convivir el individuo con la guerra y el pillaje.
Megalitismo
El fenómeno megalítico se caracteriza por el entierro colectivo en tumbas, formadas por colosales bloques de piedra, que se localizan en las costas del litoral atlántico europeo, desde Escandinavia hasta el sur de la Península Ibérica.
La Arquitectura Megalítica de la Fachada Atlántica
El menhir, palabra bretona que significa “piedra larga”, es el elemento fundamental del megalitismo. Consiste en un monolito vertical, hincado en el suelo, cuyo destino era fijar el alma de los muertos. Agrupándolo se obtuvieron varias formaciones monumentales; las combinaciones más simples son la hilera o alineamiento y el círculo o crómlech. El alineamiento más largo de los conservados es el francés de Carnac, formado por once surcos de piedras paralelas de 1 km de longitud. Una fórmula más elaborada será el dolmen o cámara funeraria abierta, integrada por dos o varios menhires cubiertos por una losa.
La Península Ibérica cuenta con varias muestras. El siguiente paso en la evolución de la arquitectura megalítica no sólo requería avances tecnológicos para extraer, acarrear y colocar estas gigantescas piedras, también se precisaban recursos humanos y una clase dirigente. El descubrimiento de los metales, el aumento demográfico y la jerarquización social hicieron posible la aparición de la galería dolménica, el sepulcro de corredor y el henge.
La galería dolménica consta de un pasillo adintelado, mientras que el sepulcro de corredor se prolonga en una cámara funeraria cerrada con falsa cúpula. Estas falsas cúpulas están formadas por hiladas de piedras superpuestas en círculos concéntricos que reducen progresivamente su diámetro en altura. Ambos tipos se cubren de tierra hasta formar un montículo artificial, que preserva a las tumbas de las inclemencias del tiempo. Andalucía cuenta con monumentos. Entre las galerías cabe destacar la cueva de Menga (Antequera, Málaga) y el dolmen de Soto (Trigueros, Huelva). Los sepulcros de corredor están representados por dólmenes del poblado almeriense de Los Millares y la cueva del Romeral (Antequera, Málaga). El henge o círculo ritual es un crómlech dolménico, en Stonehenge, dominando la llanura de Wiltshire, que constituye un calendario astronómico, pues en el ángulo nordeste presenta una abertura que coincide con el punto exacto donde nace el sol cada 21 de junio, solsticio de verano y día más largo del año. La explicación a este colosal monumento sigue siendo un enigma. Una hipótesis atractiva es la que vincula el viaje de ultratumba al sol, asociando la llegada del estío con la resurrección.
La Arquitectura Ciclópea de las Islas Baleares
En plena Edad del Bronce se proyecta en las dos islas mayores del archipiélago balear, Mallorca y Menorca, una arquitectura ciclópea. Sus monumentos más característicos son los talayots, las taulas y las navetas.
Los talayots fueron torres-vigía, cuyo interior se aprovechaba como depósito para almacenar y redistribuir la carne, fórmula dominante de la economía balear. Las taulas, por su parte, debieron de estar relacionadas probablemente con prácticas ceremoniales. Las navetas, así llamadas por el parecido que guardan con un barco invertido, son construcciones longitudinales con fachada de acceso plana y ábside semicircular. Este modelo será utilizado como casa de los vivos y casa de los muertos. Las navetas de habitación fueron viviendas de uso familiar, con un espacio interior habitable, presidido por el hogar y el molino de piedra. Las navetas de enterramiento son sepulcros colectivos que constan de un pasillo que finaliza en una o en dos cámaras sepulcrales superpuestas.