Maestros del Renacimiento: Un Recorrido por sus Obras y Estilos
Donatello: Escultor italiano encuadrado estilísticamente en el Renacimiento y cronológicamente en el siglo XV, el Quattrocento. Desarrolló su obra en Florencia y se caracterizó por un estilo seguro, estilizado y expresivo que, tomando las características de la escultura clásica, se centró en la representación del hombre a través de diversos estados de ánimo y en diferentes edades. Fue el primer escultor plenamente renacentista, así como el primero en representar un cuerpo desnudo a tamaño natural desde los tiempos clásicos (“David”) y una estatua ecuestre (“Condotiero Gattamelata”). Destacó también por un exquisito cincelado en mármol, adelantando la maestría de Miguel Ángel, y en cuanto al relieve, desarrolló la técnica del relieve aplanado, de gran trascendencia histórica.
Miguel Ángel: Arquitecto, pintor y escultor italiano, encuadrado estilísticamente en el Renacimiento y cronológicamente en el siglo XVI, en el Cinquecento. Su larga vida le llevó a evolucionar desde el Clasicismo al Manierismo y su fuerte carácter acabó dotando a su obra de un gran personalismo.
En arquitectura destacó su carácter dinámico (“Escalera de la biblioteca laurenciana” de Florencia) y monumental (“Cúpula de San Pedro del Vaticano” de Roma). En pintura, destacó por sus figuras musculosas, posturas complejas, escorzos y las anatomías muy estudiadas (“Bóveda” y “Juicio Final” de la Capilla Sixtina del Vaticano) y en escultura, variante en la cual Miguel Ángel se encontraba más cómodo, recogió estos principios y sumó una intensa expresividad contenida, que, aunque no era visible en sus obras iniciales (“La Piedad vaticana”), empieza a ser perceptible en su famoso “David” y se consolida en sus obras de plenitud (“El Moisés”). Ya en su etapa de madurez evolucionó hacia el Manierismo, rompiendo los ideales clásicos (versiones de “La Piedad”).
Masaccio: Pintor renacentista italiano de la primera mitad del siglo XV, encuadrado estilísticamente en el Quattrocento, que tuvo a Florencia como principal capital artística. Masaccio recibió el interés de Giotto por los valores plásticos y el volumen, a los que añadió los hallazgos de Brunelleschi en perspectiva y de Donatello en anatomía. Sus principales características serían: la aplicación de la perspectiva lineal, el empleo de un sistema de proporción y el análisis de la incidencia de la luz sobre los cuerpos, que le permitía articular los volúmenes y situarlos en el espacio. Sus composiciones estaban ordenadas con minucioso cuidado y algunas de sus obras principales pintadas al fresco serían “La Trinidad” de Santa Maria Novella (caracterizada por la perspectiva, que confunde los límites del espacio real y del pintado) y la capilla Brancacci de la Iglesia de Santa Maria del Carmine en Florencia, donde se encuentran escenas muy conocidas como “La expulsión de Adán y Eva del Paraíso”.
Leonardo da Vinci: Pintor renacentista italiano de finales del siglo XV e inicios del siglo XVI, encuadrado en la denominada “escuela florentino-romana” del Cinquecento. A lo largo de su vida, Leonardo pasó de su Florencia natal a Milán, desde donde se trasladó a Roma bajo el reclamo del Papa Julio II. Finalmente, acabó su vida en Francia en la corte de Francisco I. Leonardo fue el máximo exponente del clasicismo renacentista, así como del ideal humanista. Hombre de curiosidad insaciable, Leonardo fue inventor, escultor, pintor e ingeniero militar. Su mayor aportación a la pintura fue el avance hacia la “perspectiva aérea”, gracias al uso de 3 tipos de perspectiva: la lineal (líneas de fuga), la menguante (modificación del tamaño) y, especialmente, la del color (difuminación de contornos y tonalidades a través del “sfumato”). Con ello, Leonardo dio a sus obras sensación atmosférica, conjugando luces, sombras, volumen y perspectiva en composiciones sencillas y geométricas cargadas de belleza, misterio y dulzura. Sus obras capitales serían “La Virgen de las Rocas”, “La Santa Cena/Última Cena” del refectorio del convento de Santa Maria delle Grazie en Milán, “Santa Ana, la Virgen y el Niño” y el enigmático e icónico retrato de “La Gioconda/Mona Lisa”.
Tiziano: Pintor renacentista italiano del siglo XVI, encuadrado en la denominada “escuela veneciana”. Tiziano es uno de los maestros más célebres y prolíficos de la historia del Arte, gracias en parte a su larga vida y gran reconocimiento, lo cual le llevó a trabajar con las personalidades más altas de su época (Papado, monarquía española, SIRG…). Su obra destacó por un excepcional manejo en el uso de la luz (luz dorada), el empleo de un gran cromatismo, gran atención a los detalles, gran perfección anatómica y una pincelada libre, que se irá abocetando con los años, anunciando el futuro estilo barroco. Practicó diferentes temas, entre los que cabe destacar obras mitológicas (“La Bacanal”, “La Venus de Urbino”, “Dánae recibiendo la lluvia dorada”), religiosas (“La Asunción de la Virgen”) y, especialmente, sus retratos (“Carlos V en la Batalla de Mühlberg” y “Autorretrato”).
Giotto (1267-1337): Giotto di Bondone fue un pintor italiano del siglo XIV, considerado el “padre de la pintura moderna” por alejarse del estilo románico y gótico e introducir un nuevo enfoque que sentó las bases del Renacimiento. Su obra se caracteriza por figuras grandes y sólidas, el uso de la perspectiva para dar profundidad, la inclusión de paisajes, la expresión intensa de emociones y el uso de la luz para resaltar el espacio y la armonía. Entre sus trabajos más famosos están los frescos de la Basílica de San Francisco en Asís y la “Capilla Scrovegni” en Padua, con escenas como “Huida a Egipto” y “Llanto sobre el Cristo Muerto”. Su influencia en la pintura renacentista fue clave, ya que rompió con la tradición bizantina y se inspiró en modelos grecorromanos para crear composiciones tridimensionales, donde las figuras se relacionan a través de gestos y miradas, transmitiendo así emociones de manera más realista.
El Bosco (1450–1516): El Bosco fue un pintor flamenco de finales del siglo XV y principios del XVI, conocido por su estilo único y su imaginación desbordante. Sus pinturas, llenas de figuras fantásticas y simbolismo, combinan la tradición medieval con el Renacimiento y anticipan el surrealismo. Usó el óleo sobre tabla con gran precisión y colores delicados para crear escenas moralizantes que critican la sociedad y la religión a través de personajes caricaturescos y monstruosos. Entre sus obras más famosas, conservadas en el Museo del Prado, destacan La mesa de los pecados capitales, El carro de heno y El jardín de las delicias, donde representa el pecado y su castigo en un mundo imaginario.