El Siglo XVIII Europeo: El Inicio de la Modernidad
El siglo XVIII es una época decisiva en la historia de la cultura occidental, ya que marca el comienzo de un movimiento expansivo que llega hasta nuestros días. Este siglo se caracteriza por profundos cambios en diversos ámbitos:
- Socialmente: Asistimos al auge de la burguesía.
- Económicamente: Es fundamental el proceso de industrialización.
- Políticamente: El régimen dominante es el despotismo ilustrado, cuyo lema era “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”.
- Culturalmente: Es una etapa de optimismo, donde la razón se convierte en el motor de la sociedad. El siglo XVIII es denominado Siglo de las Luces o Ilustración.
La Literatura Española en el Siglo XVIII
Durante el siglo XVIII, se observa una desaparición gradual del Barroco, dando lugar a nuevos estilos propiamente dieciochescos. Se trata de un periodo poco uniforme en el que se desarrollan estéticas diferentes que llegan, incluso, a simultanearse. A continuación, veremos los estilos y las características de la época:
Posbarroco
Así se denomina el estilo cultivado durante la primera mitad del siglo XVIII, que enlaza formal y temáticamente con el estilo propio de la centuria anterior. Aunque se imita la dificultad barroca, se observa una visión del mundo más optimista. Un ejemplo de ello es la novela picaresca Vida de Diego de Torres Villarroel, pese a ser una imitación del Buscón de Quevedo.
Rococó
Con este término nos referimos a un arte juguetón y superficial que aboga por el buen gusto, la coquetería, la gracia y el ingenio. La poesía de Nicolás Fernández de Moratín es una muestra del estilo rococó y de sus rasgos principales.
Neoclasicismo
Es el estilo oficial del despotismo ilustrado y ha sido considerado como el más característico del siglo XVIII. Sus rasgos definitorios son el didactismo, el utilitarismo y la búsqueda de un arte reflexivo basado en la razón, frente a la fantasía y la originalidad. El Neoclasicismo defiende un arte austero, basado en la imitación de los clásicos.
Se notó especialmente en el teatro, donde se aplicó estrictamente la regla de las tres unidades (acción, tiempo y lugar). Debido a esto, la novela, género que no se ajustaba a dichas normativas clásicas, apenas se cultivó. El exponente más claro del estilo neoclásico es Leandro Fernández de Moratín, hijo de Nicolás.
Prerromanticismo
Presenta una serie de elementos que se escapan del dominio de la razón y que anuncian la llegada del estilo romántico propio del siglo XIX, si bien nunca se pierde de vista lo racional. Entre los representantes del Prerromanticismo, destaca José Cadalso.
La Prosa y el Ensayo en el Siglo XVIII
El ensayo es el género prosístico más importante del siglo XVIII. La prosa ensayística no trata de despertar la emoción del lector, sino que busca la reflexión. El ensayo dieciochesco impulsó el español como lengua de la ciencia y de la filosofía frente al latín, que, a pesar de todo, siguió siendo la lengua oficial universitaria hasta 1813.
El padre Benito Jerónimo Feijoo fue quien inició este género. Otro de los principales prosistas del siglo fue Gaspar Melchor de Jovellanos. Algunos de sus escritos políticos han sido reconocidos por su elevada calidad literaria. Con todo, es José Cadalso el principal prosista de la época.
José Cadalso
José Cadalso es una de las figuras fundamentales del siglo XVIII. Destacan sus Cartas Marruecas, una colección de noventa y una epístolas en las que vierte sus pensamientos sobre la sociedad y la cultura española. Su última obra, Noches lúgubres, fue publicada póstumamente.
El Teatro en el Siglo XVIII
Las novedades comenzarán a producirse en la segunda mitad del siglo, pese a que los cambios no serán bien recibidos, salvo por la minoría ilustrada. El género dramático en este siglo se vio envuelto en varias polémicas. En primer lugar, se discutió sobre la conveniencia o no del teatro.
Las nuevas obras debían buscar la verosimilitud y presentar personajes y conflictos universales de los que pudiera extraerse una enseñanza útil. Autores destacables fueron Tomás de Iriarte, Jovellanos (El delincuente honrado) y Leandro Fernández de Moratín.
Gaspar Melchor de Jovellanos: La Comedia Sentimental
Una de las novedades teatrales del siglo son las llamadas comedias sentimentales. El intelectual Jovellanos fue uno de los principales cultivadores de este género, cuyo objetivo era educar conmoviendo.
Leandro Fernández de Moratín
Moratín es el creador por excelencia de la comedia neoclásica, que se caracteriza por tramas sencillas, respeto a la regla de las tres unidades, y diálogos condensados y brillantes. Es, además, un buen creador de personajes. Son obras suyas El viejo y la niña, La mojigata y El sí de las niñas.