Literatura Realista del Siglo XIX
El Realismo, movimiento literario que abarca la segunda mitad del siglo XIX (con fecha oficial de inicio en 1868), se caracteriza por ser un reflejo de la burguesía, cansada de la estética romántica. Aunque no se presenta como una reacción completamente opuesta al Romanticismo, ambos movimientos se distancian debido a la influencia de corrientes filosóficas como el positivismo (que afirma que solo existe la realidad perceptible), el darwinismo (con su teoría de la evolución) y el marxismo (que defiende la lucha de clases como motor del desarrollo histórico).
Características del Realismo
- Observación directa y descripción precisa de la realidad.
- Documentación exhaustiva de los autores sobre los escenarios de sus obras, generalmente lugares cercanos a ellos.
- Tratamiento de temas cotidianos, dejando de lado la subjetividad y la fantasía.
- Crítica social, formulada desde dos perspectivas: una tradicionalista, que muestra la realidad y su degradación, y otra liberal, que culpa a los tradicionalistas de dicha degradación.
- Estilo sobrio, sencillo y claro, en contraposición al estilo romántico.
La Novela Realista
La novela se convierte en el género predilecto para transmitir las ideas realistas y la crítica social. Se caracteriza por su verosimilitud e historias basadas en la experiencia cotidiana. El narrador suele ser omnisciente y los personajes individuales muestran una evolución psicológica, mientras que los personajes colectivos ofrecen una visión de la sociedad de la época. La narración es lineal, con descripciones minuciosas, y el lenguaje es sencillo y coloquial, reforzando el carácter didáctico de las obras.
El Naturalismo
El Naturalismo, originado en Francia con Émile Zola, se consolida en España con La Desheredada de Galdós (1881). Plantea la literatura como una ciencia que estudia el medio social, deduciendo que el ser humano no es completamente libre, ya que está condicionado por la genética y su entorno. En el Naturalismo, las descripciones son aún más minuciosas, el narrador es totalmente objetivo y el lenguaje reproduce el habla cotidiana. Podríamos decir que el Naturalismo es el Realismo llevado al extremo.
Declive y Etapas de la Novela Realista
A finales del siglo XIX, el Realismo entra en crisis y es reemplazado por nuevos movimientos. En España, al ser un movimiento burgués, no tuvo tanta fuerza. Influida por el periodismo (proveniente del artículo costumbrista), la novela realista atraviesa tres etapas:
- Novela prerrealista: El movimiento aún no está consolidado y se basa en la suma de acciones.
- Cuentos y relatos cortos: Muestran una mayor organización narrativa.
- Novela de tesis: Totalmente afianzada, los autores defienden sus ideas ideológicas.
Autores Destacados
Autores de transición: Fernán Caballero (La Gaviota), Pedro Antonio de Alarcón (El sombrero de tres picos). Autores de consolidación de la novela costumbrista: Juan Valera (Juanita la larga), José María de Pereda (Peñas arriba), Emilia Pardo Bazán (La madre naturaleza), Vicente Blasco Ibáñez (Cañas y barro). Benito Pérez Galdós, de actitud liberal, escribe novelas como Doña Perfecta, La desheredada o Misericordia, y los Episodios Nacionales, donde recorre la historia del siglo XIX. También escribe obras de teatro, como Electra, con las que intenta renovar la escena. Leopoldo Alas “Clarín” escribe dos novelas: La Regenta y Su único hijo, además de artículos y cuentos.
La Contraposición Campo-Ciudad
En la novela realista, es característica la contraposición campo-ciudad. Para los tradicionalistas, la ciudad es un foco de corrupción, mientras que para los liberales representa el progreso, y el campo se percibe como atrasado.
La Lírica Realista
La lírica realista tiene un carácter moralizante y presenta tres corrientes estéticas: la poesía antirretórica (que se separa del Romanticismo), la poesía grandilocuente (que sirve de enlace con el Neoclasicismo) y la poesía íntima (puente entre el Realismo y el Romanticismo). Destacan autores como Gustavo Adolfo Bécquer (El libro de los gorriones, Rimas, Desde mi celda) y Rosalía de Castro (En las orillas del Sar, además de su novela La hija del mar). En ambos autores, encontramos ciertas características románticas.
El Teatro Realista
El teatro realista no tiene demasiado valor literario. Vinculado a la música, las zarzuelas eran muy populares. El género chico y el teatro por horas eran demandados por las clases altas, así como la alta comedia, de características románticas, por la burguesía. Encontramos autores como Jesús Echegaray (Santidad y locura, El gran galeote).