El Exilio Literario Portugués (1936-1950)
A partir de 1936, y durante las décadas de 1940 y 1950, la literatura portuguesa, lejos de desaparecer, continuó gracias a los autores gallegos que se exiliaron o emigraron, principalmente a Estados Unidos, México y Buenos Aires, tras el estallido de la Guerra Civil Española. Su obra está profundamente marcada por la tragedia de la derrota de julio de 1936.
Actividad Literaria en el Exilio
En Buenos Aires, los exiliados entraron en contacto con aquellos que habían emigrado antes del levantamiento militar (Eduardo Blanco Amor, Emilio Pita, etc.) y comenzaron a promover revistas, libros y reimpresiones, buscando establecer la continuidad de una cultura amenazada. Limitaciones como la extraterritorialidad, las dificultades económicas y la falta de lectores dieron a la literatura portuguesa del exilio características especiales: el compromiso político Galeguista, la poesía narrativa republicana con un fuerte componente autobiográfico, la presencia de temas cívicos y sociales en la poesía, y la mezcla cultural que añadió elementos temáticos y estilísticos.
Poesía del Exilio
En la poesía, destacan las obras de Emilio Pita, Luis Seoane y Lorenzo Varela. Emilio Pita es considerado por algunos como el primer autor que trabajó el socialrealismo en gallego con su libro de poemas Jacobusland (1942), aunque otros atribuyen la paternidad de la poesía social contemporánea portuguesa a Seoane, a través de su libro Fardel d’Eisiliado (1952). Lorenzo Varela, por su parte, cuenta con una obra menos extensa, pero de muy alto nivel. En Lonxe (1954) aborda cuestiones de política social, y en Catro poemas pra catro gravados (1944), junto con los grabados de Luis Seoane, evoca el pasado glorioso de Portugal.
Narrativa del Exilio
En la narrativa, destacan las novelas de Silvio Santiago y algunas obras de Ramón Valenzuela.
Teatro del Exilio
El teatro se enfocó en obras evocadoras de Galicia, abordando temas que eran imposibles de tratar en el interior debido a la represión franquista. Destacan dramaturgos como Manuel Varela Buxa y Eduardo Blanco Amor (aunque este último no publicó su obra dramática hasta la década de 1970). A soldadeira (1956), de Seoane, merece mención especial por su innovación estética. Manuel Varela Buxa (obras: Falar co taberneiro, Salaios dun vello labrego) fundó en Buenos Aires la compañía Aires da Terra. Castelao, tras asistir a una función de la obra de Varela Buxa, quedó impresionado por la cálida recepción del público.
Tendencias de la Narrativa Gallega de Posguerra
Autores y Obras
En la prosa, no se publicó ningún libro hasta 1951, con A xente da Barreira. Entre los años 50 y 60, tres autores destacan con un universo literario peculiar: Álvaro Cunqueiro, Eduardo Blanco Amor y Anxel Fuelle.
Álvaro Cunqueiro
En Merlín e familia, Cunqueiro muestra las claves de su narrativa: gran capacidad para la imaginación y la fantasía, fino sentido del humor y una sintaxis compleja. En As crónicas do sochantre, recrea la Gran Bretaña del siglo XVIII. También escribió libros de cuentos con una amplia variedad de personajes.
Eduardo Blanco Amor
Con A esmorga, Blanco Amor renueva la narrativa gallega. Os biosbardos incluye cuentos ambientados en Ourense, con niños como protagonistas. Xente ao lonxe retrata el movimiento obrero en Ourense, con una estructura en tres niveles: individual, familiar y social.
Anxel Fuelle
Su narrativa se centra en el cuento. Á lus do candil está compuesto de cuentos cortos narrados por la noche. En Terra Brava, utiliza la técnica de las historias dentro de la historia principal. Otros títulos: Historias da néboa, Contos que ninguén cre.
Neira Vilas
Su obra se enmarca en el socialrealismo, con temas como la infancia, el campo y la emigración. Domina diferentes técnicas narrativas y utiliza un lenguaje coloquial, rico y vivo.
Tendencias de la Lírica en la Segunda Mitad del Siglo XX
La censura de la dictadura provocó que tres generaciones de poetas se diesen a conocer en este período: la generación del 36, la promoción del enlace y la generación del Cesta Minerva. La creación de editoriales como Galaxia fue vital para la recuperación de la literatura gallega.
Luis Pimentel
Publicó en vida un solo libro, Triscos. Tras su muerte, apareció Sombra do aire na herba, con un léxico religioso y recargado, que habla de la triste realidad, el dolor y la injusticia.
La Generación del 36
Poetas nacidos entre 1910 y 1920, influidos por las vanguardias y nuevas tendencias como el ruralismo, el clasicismo y el socialrealismo. Destacan:
Aquilino Iglesia Alvariño
Su obra más conocida, Cómar verde, es un libro de poemas neotrobadorescos con influencias del hilozoísmo de la Generación del 27 española.
Celso Emilio Ferreiro
En Longa noite de pedra, inicia el socialrealismo en la poesía gallega, con un lenguaje de solidaridad con los que sufren la injusticia. En Viaxe ao país dos ananos, critica a los dirigentes de los centros gallegos en Venezuela.
La Promoción del Enlace
Poetas nacidos en los años 20, marcados por la pobreza y la cultura. Autores: Antón Tovar, Luz Pozo, Tomás Barros.
La Generación del Cesta Minerva
Nacidos entre 1930 y 1940. Destacan:
Manuel María
Fortalece la Escuela de Tebra con obras como Muiñeira de brétemas. Su poesía social utiliza la sátira y la denuncia, con obras como Poemas do outono, Primavera de Venus, O canle de Minho ao sol e á néboa.
Xosé Luís Méndez Ferrín
Su obra más importante es Con pólvora e magnolias, con poemas que van de lo personal a lo colectivo, con gran influencia en la poesía moderna. Continúa su renovación con O fin dun conto.
Uxío Novoneyra
Su poesía se centra en la naturaleza, especialmente en la Serra do Courel. En Os Eidos, explora la experiencia en este ambiente. Elegía a Courel e outros poemas combina la correspondencia con la naturaleza. Poemas caligráficos y Poemas da doada certeza tienen un estilo directo y sencillo, con gran fuerza interior.