El Neoclasicismo
La estética que triunfó a mediados del siglo XVIII se llamó Neoclasicismo porque se inspiraba en el modelo clásico grecolatino, como sucedió en el siglo XVI. Esta estética presenta las siguientes características:
- En las obras de arte y en la literatura se eliminan los adornos superfluos y la acumulación de elementos que tanto gustaban a los artistas barrocos.
- Se vuelve a los ideales clásicos de sencillez, claridad, armonía y utilidad.
La Literatura en el Neoclasicismo
Los autores del siglo XVIII trasladan su concepción estética a la obra literaria, que presenta los siguientes rasgos:
- El objetivo de la literatura es enseñar deleitando.
- Se potencian géneros como el ensayo y el teatro como escuela de buenas costumbres; mientras que se limitan otros, como la novela, por considerarla falsa e incitadora a la evasión de la realidad.
- Las obras deben seguir los preceptos clásicos. No se mezclarán géneros literarios en la misma obra, y el teatro respetará la regla de las tres unidades.
- La lengua literaria será sencilla, clara, ordenada, alejada de los excesos del Barroco, para poder transmitir de forma amena y agradable el pensamiento filosófico y moral de la Ilustración.
La Poesía Neoclásica
La poesía neoclásica cultivó dos tipos de poemas que reflejaron la realidad didáctica de la Ilustración: los poemas en metros largos, dirigidos a un público culto e ilustrado, y las fábulas de animales, que buscaban llegar a todo tipo de lectores.
La Poesía en Metros Largos
Esta poesía criticaba la ociosidad de la nobleza y sus gastos excesivos, y también el atraso de un pueblo anclado en sus tradiciones obsoletas y sus supersticiones. Destacan Juan Meléndez Valdés y Gaspar Melchor de Jovellanos.
Las Fábulas de Animales
Las fábulas de animales son pequeños relatos escritos en verso y protagonizados por animales, que simbolizan, con sus virtudes y defectos, a los seres humanos. La estructura de las fábulas de animales se dividía en dos partes: una parte narrativa, al principio de la fábula, donde se exponía la historia ejemplarizante, y una parte reflexiva, donde se aplicaba la moraleja. El lenguaje es muy sencillo para favorecer la memorización, sobre todo de los niños en las escuelas públicas de enseñanza primaria.
Los mejores fabulistas del siglo XVIII en España fueron Tomás de Iriarte, autor de la fábula El burro flautista, y Félix María de Samaniego, autor de la fábula La zorra y las uvas. Estos fabulistas escribieron sus poemas a imitación de los autores clásicos grecolatinos Fedro y Esopo, y también de los modernos fabulistas franceses, como La Fontaine.
La Novela
El siglo XVIII es un siglo sin novela. La fantasía y el entretenimiento, fundamentales en la novela, quedaron sepultadas por la finalidad didáctica y moralizante. Hasta 1758 no surge la primera novela neoclásica: Fray Gerundio de Campazas, alias Zotes, del padre Isla. Esta novela es una sátira burlesca contra los malos predicadores incultos, que, con sus sermones ininteligibles y su oratoria vacía, encandilaban al pueblo.
El Ensayo
El ensayo fue el género preferido para difundir las nuevas ideas de la Ilustración porque las características de este género literario servían especialmente para comunicar el pensamiento ilustrado. Sus características son:
- Recoge las reflexiones bien razonadas y argumentadas sobre un tema que no se pretende analizar de forma exhaustiva.
- Usa un tono sencillo, sin artificios.
- Cualquier tema se puede exponer en un ensayo, desde los más serios a los más fantásticos.
- Su estilo literario es claro y sencillo, recurriendo a la ironía, el chiste o la parodia.
Adoptó formas muy variadas como:
- El informe: Informe sobre la ley agraria, de Jovellanos.
- La memoria: Memoria sobre espectáculos y diversiones públicas, de Jovellanos.
- La narrativa epistolar: Cartas eruditas y curiosas, de Feijoo.
La Crítica
La crítica fue muy utilizada en la época para satirizar vicios o costumbres. Uno de sus máximos representantes fue José Cadalso, quien escribió una de las obras más importantes de este género: Cartas marruecas (novela epistolar en la que hace una crítica satírica a la sociedad española mediante las perspectivas de tres personajes, un español y dos árabes). En las últimas décadas del siglo se inicia una corriente renovadora con una prosa más sensible, que se desarrolla en un ambiente idealizado y melancólico. Destaca la obra de Cadalso Noches lúgubres.
La historia se divide en tres partes y cuenta, en forma de diálogo y grandes monólogos, la desesperación del protagonista por la muerte de su amada. Esta obra se convertirá en precedente de la prosa romántica posterior.
El Teatro Neoclásico
Destaca la comedia neoclásica, también llamada «comedia de buenas costumbres». Se desarrolla en el último tercio del siglo, vinculada a las ideas ilustradas. Sus características son:
- Fidelidad a la regla de las tres unidades del teatro clásico: unidad de acción, de tiempo y de lugar, que Lope de Vega había roto en el Barroco.
- Protagonistas de clase media que se expresan según su condición social.
- Situaciones de la vida cotidiana que se plantean con realismo, con las que el público burgués podía identificarse fácilmente. Los temas preferidos son los matrimonios concertados, la educación de los hijos, las relaciones amorosas y las familiares.
- Verosimilitud. Los sucesos han de parecerse a los de la vida real.
- Afán didáctico. Las obras defienden una tesis moral, pues se concibe el teatro como medio para difundir las buenas costumbres y las ideas ilustradas.
Los Personajes de la Comedia Neoclásica
- Los jóvenes enamorados generosos y valientes.
- El criado y la criada, materialistas, pero sensatos y leales a sus amos.
- El entrometido, egoísta y cobarde, que crea el triángulo amoroso y complica la acción.
- El petimetre, joven narcisista y mentiroso.
- El cazadotes, joven que busca un matrimonio ventajoso.
- El viejo interesado por casarse con una mujer joven.
- El padre o la madre, viudos o sin pareja.
- El tutor, preocupado por la educación, introduce en la comedia la tesis del autor.
Leandro Fernández de Moratín
Moratín es el dramaturgo más relevante del siglo XVIII. Gran admirador de la cultura francesa. Viajó por toda Europa, donde conoció las tendencias teatrales de Inglaterra, Francia e Italia. En 1806 estrenó con gran éxito El sí de las niñas.
El sí de las niñas
En esta obra Moratín aborda el tema de los matrimonios desiguales y la falta de libertad de los hijos en la elección de pareja. También plantea el asunto de la educación de los jóvenes. La obra cuenta la historia de doña Francisca, una joven de dieciséis años obligada por su madre, doña Irene, a contraer matrimonio con don Diego, un hombre maduro y de buena posición económica. Pero ella en realidad está enamorada de don Carlos, sobrino de don Diego. Los jóvenes se disponen a sacrificar su felicidad para no disgustar a sus mayores, hasta que don Diego lo descubre y renuncia a su boda con doña Francisca para que ellos se casen por amor. El verdadero protagonista es don Diego, modelo de hombre ilustrado. Es un hombre culto y sensible que, aunque pretende casarse con doña Francisca, desea sobre todo conocer sus verdaderos sentimientos. Cuando por fin los descubre, no duda en renunciar a su propia felicidad. La comedia se estructura en tres actos y respeta, además, la regla de las tres unidades dramáticas, ya que:
- Hay una única acción principal: el matrimonio concertado entre don Diego y doña Francisca.
- La acción sucede en un único lugar: la sala de paso de una posada de Alcalá de Henares.
- Todo ocurre en menos de 24 horas: desde las siete de la tarde de un día hasta las cinco de la mañana del día siguiente.
Esta fórmula teatral ejerció una importante influencia en el teatro español posterior, pues, prácticamente, mantuvo su vigencia durante todo el siglo XIX.