La Generación del 98
La transición del siglo XIX al XX en Europa se caracterizó por una profunda crisis espiritual, un rechazo a la sociedad y el arte burgueses, y la conciencia del atraso económico, científico y cultural. En España, a esto se sumó la derrota en Cuba frente a Estados Unidos. En los primeros años del siglo XX, surgió el regeneracionismo, que buscaba soluciones a los “males de la patria”. En este contexto, la Generación del 98 manifestó su angustia existencial, su protesta, su afán de reformas, la crítica a las costumbres decadentes de la sociedad española y un deseo de modernidad y europeización.
Las características literarias más importantes de sus obras narrativas y en prosa son:
- La preocupación social, reflejada en su interés por el “problema de España”, con una intención crítica e influjo regeneracionista, y una visión centrada en Castilla como símbolo de España.
- Las inquietudes religiosas y existenciales, como el conflicto fe-razón, el paso del tiempo y la lucha por la vida.
Se produjo una renovación de la novela, superando el modelo realista y naturalista, adoptando un antirretoricismo, método impresionista, lenguaje sobrio y asequible, sencillez y claridad.
Todos los miembros del grupo, salvo Antonio Machado, escribieron novelas:
- Miguel de Unamuno: Trató temas como el conflicto entre fe y razón. Sus “nivolas”, como Niebla, se caracterizan por la sobriedad narrativa, la importancia del diálogo y la ausencia de trama o hilo argumental.
- Pío Baroja: El novelista por excelencia del grupo. El árbol de la ciencia es una muestra de su pesimismo existencial y el vitalismo individualista de algunos de sus personajes. Sus novelas generalmente desarrollan un esquema de aprendizaje vital de los protagonistas.
- Azorín: En novelas como La Voluntad, presenta un desarrollo fragmentado, con abundancia de descripciones y un tono lírico; la trama argumental es mínima.
- Ramón María del Valle-Inclán: En el género narrativo, muestra la misma evolución que en su obra dramática, como en las Sonatas.
- Carmen de Burgos: Destacó más como periodista que como novelista, con un pensamiento regeneracionista, como en Puñal de claveles.
- Concha Espina: Comenzó en el periodismo y luego en la narrativa, con obras como Altar mayor.
El Novecentismo y las Vanguardias
El Novecentismo se caracteriza por su intelectualismo, desterrando lo sentimental de la literatura. Los miembros del grupo tuvieron una importante actividad política, basada en ideales europeístas y progresistas. Destacan autores como José Ortega y Gasset, Gabriel Miró (El obispo leproso) y Ramón Pérez de Ayala.
En la década de 1920, junto al Novecentismo, se desarrollaron las vanguardias en España. Aunque su principal campo fue la poesía, también hubo narrativa vanguardista, como la de Rosa Chacel.
La Generación del 27
A mediados de los años 20, la Generación del 27 renovó la poesía española. El nombre del grupo proviene de la reunión en el Ateneo de Sevilla para conmemorar el tercer centenario de la muerte de Góngora. Este grupo compacto se caracterizó por:
- Edad cercana y estrecha amistad entre sus miembros.
- Convivencia en la Residencia de Estudiantes de Madrid.
- Participación en actos comunes.
- Colaboración en revistas como Litoral.
- Procedencia de clase media, liberal y culta, con sólida formación universitaria.
- Participación en proyectos republicanos de difusión cultural.
- Convivencia entre 1920 y 1936, truncada por la Guerra Civil.
Rasgos estéticos del Grupo del 27:
- Sentido trascendente de la poesía.
- Depuración del sentimiento.
- Intelectualismo.
- Poesía de contrastes.
- Recuperación de las formas métricas clásicas.
- Desarrollo del verso libre.
- Equilibrio entre lo culto y lo popular, lo universal y lo español, tradición e innovación.
Etapas de la Generación del 27:
- Poesía deshumanizada (hasta 1927): Etapa vanguardista, de poesía pura, hermética e intelectual, basada en la metáfora y en la creación de un lenguaje poético depurado, bajo el modelo de Góngora. Aparecen las primeras muestras del interés por la lírica popular.
- Poesía rehumanizada (desde 1927 a la Guerra Civil): Influencia del surrealismo. Lo humano vuelve a la poesía: primero como expresión de sentimientos y luego derivando hacia una poesía política y revolucionaria.
- Poesía tras la Guerra Civil: El grupo se dispersa. Los poetas que permanecen sufren las dificultades de la posguerra, marcando el camino a nuevas generaciones con una poesía existencial o solidaria. Entre los exiliados predomina la nostalgia y el desarraigo. Destaca Luis Cernuda con La realidad y el deseo. También se incluyen las “Sinsombrero”, como Concha Méndez con Sombras y sueños.
El Teatro Español del Siglo XX
El teatro español del siglo XX, salvo excepciones, fue bastante pobre. Existieron dos modelos teatrales:
- Teatro comercial: Con éxito de público. Se divide en tres tendencias:
- Drama burgués: Realista y suavemente crítico, continuador del realismo del XIX. Su principal representante es Jacinto Benavente (Los intereses creados).
- Teatro costumbrista: Sin pretensiones críticas, con el propósito de entretener. Destacan los hermanos Álvarez Quintero (El genio alegre).
- Drama en verso modernista: De ideología conservadora y tradicional. Autores como Eduardo Marquina.
- Teatro renovador: De mayor valor literario, pero sin éxito de público. Se divide en:
- Teatro del 98: Con Unamuno usando el drama para plasmar sus problemas y Azorín como crítico teatral.
- Teatro del 27: Destaca Rafael Alberti, que incorpora las vanguardias y busca acercar el teatro al pueblo. Otros dramaturgos importantes son: Enrique Jardiel Poncela (teatro humorístico), Alejandro Casona (humor y lirismo), Ramón María del Valle-Inclán (Luces de bohemia), y Federico García Lorca.
Federico García Lorca es el referente del teatro del 27. Su obra, llena de elementos líricos y surrealistas, se divide en tres etapas:
- Etapa inicial: Experimentación formal y temática (El maleficio de la mariposa).
- Etapa vanguardista: Surrealista (El público y Así que pasen cinco años).
- Etapa de plenitud (1933-1936): Bodas de sangre, Yerma, Doña Rosita la soltera y La casa de Bernarda Alba.
La Novela Española Después de 1975
Tras la muerte de Franco, la literatura española experimentó una transformación: desapareció la censura, se recuperaron los autores exiliados y se produjo una apertura a la literatura extranjera. Se caracteriza por la variedad temática y estética, la diversidad de tendencias y la proliferación de autores.
Hacia 1975, surge una nueva generación de novelistas con un realismo renovado, con La verdad sobre el caso Savolta de Eduardo Mendoza como obra clave. Se traducen novelas negras europeas y norteamericanas, que influyen en autores españoles como Lorenzo Silva (El alquimista impaciente).
Otras tendencias incluyen la novela lírica con Julio Llamazares (La lluvia amarilla), la novela histórica con Arturo Pérez-Reverte, la novela de la memoria histórica con Alberto Méndez (Los girasoles ciegos), la metaficción con Carmen Martín Gaite (El cuarto de atrás), la novela de la experiencia con José Ángel Mañas (Historias del Kronen), y la novela-ensayo con Antonio Muñoz Molina (Sefarad).
El panorama actual es plural, conviviendo diferentes tendencias, autores de diversas generaciones y una clara orientación individualista.