Siglo XVIII: Etapas
El siglo XVIII en España se caracteriza por una evolución literaria que abarca desde la continuación de las formas barrocas hasta la emergencia de nuevas corrientes que anticipan el Romanticismo. Podemos distinguir tres etapas principales:
1. El Postbarroco
Se prolonga durante la primera mitad del siglo. Esta etapa se caracteriza por la repetición de temas y formas del siglo anterior, sin aportar novedades significativas. Su influencia se extiende a todos los géneros, especialmente al teatro.
2. El Neoclasicismo
Se desarrolla en la segunda mitad del siglo, coincidiendo con el reinado de Carlos III y el auge de las ideas ilustradas. Supone una vuelta a la tradición clásica. Se caracteriza por:
- Distinción entre los géneros literarios.
- Presencia de reglas.
- Sometimiento a las leyes de la razón y la lógica.
Durante este periodo, también se desarrolla el Rococó, un estilo artístico que influye en la literatura con su gusto por la ornamentación y la delicadeza.
3. Prerromanticismo
A finales del siglo, adquieren fuerza la subjetividad, la espontaneidad, el sentimentalismo, la melancolía y la exaltación de la naturaleza. Su lenguaje combina la emotividad con el racionalismo, anticipando las características del movimiento romántico.
Los Géneros Literarios: Innovación y Modernidad
La literatura del siglo XVIII se caracteriza por su intención didáctica y pedagógica, al servicio de las nuevas ideas ilustradas. Se somete al ideal utilitarista y se entiende como un medio de transmisión de ideas. Se observa un descenso en la literatura de ficción. Los géneros literarios se formalizan y los escritores neoclásicos se atienen a las normas. Esto explica la escasez de novelas, así como el menor prestigio de la poesía y el teatro frente a géneros como el ensayo y la carta, que se consagran en esta época.
El Ensayo
El siglo XVIII es testigo del auge del ensayo. Se publican una serie de escritos de muy diversa índole, próximos al ensayo, y se observa un mayor desarrollo del propio género. La prensa periódica tuvo un papel fundamental en la difusión de la literatura y las ideas ilustradas.
Principales Ensayistas del Siglo XVIII
Fray Benito Jerónimo Feijoo: Pretendió combatir el atraso del pueblo, sus errores, prejuicios y supersticiones. Sus obras más destacadas son Teatro crítico universal y Cartas eruditas y curiosas, que abordan temas diversos adecuados a la finalidad didáctica que las preside.
José Cadalso: Es autor de la obra narrativa más representativa de la Ilustración, Cartas marruecas, una sátira social que repasa y critica las costumbres, ideas y la organización social hispánica. También escribió Noches lúgubres, una elegía en prosa.
Gaspar Melchor de Jovellanos: Prototipo del ilustrado español. Escritor y político, cultivó la poesía, el teatro y, sobre todo, la prosa, con una lengua precisa, elegante y variada. Entre sus obras destacan el Informe sobre la ley agraria y la Memoria sobre la educación pública.
El Teatro
El teatro tuvo una gran importancia en el siglo XVIII como vehículo para la educación de la sociedad. Los ilustrados se opusieron a la continuidad del teatro barroco y promovieron importantes reformas que afectaban tanto a los textos como a su representación. Respecto a la forma, reprochaban que no se respetara la regla de las tres unidades (acción, tiempo y lugar). Especial importancia tuvo la reforma relativa a los autos sacramentales, que acabaron siendo prohibidos por Carlos III.
Corrientes Teatrales del Siglo XVIII
Teatro Postbarroco: Durante la primera mitad del siglo, continúan las representaciones de los clásicos, sobre todo de Calderón de la Barca. Las obras más populares eran comedias de magia, de santos, de bandidos, de capa y espada, de enredos o de costumbres, que combinaban la intriga disparatada con efectos escénicos sorprendentes. Destaca No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague y Convidado de piedra de Antonio Zamora.
El Sainete: Pieza breve de carácter cómico, heredera del entremés. Fue rechazado por los ilustrados por su supuesta inmoralidad y por romper la unidad de la obra. Destaca Ramón de la Cruz como principal autor de sainetes.
La Comedia Sentimental: Se trata de un drama burgués de carácter realista y sentimental. Fue cultivado por Jovellanos en obras como El delincuente honrado.
La Tragedia Neoclásica: Pronto busca sus temas en la propia historia nacional para mostrar una España idealizada. La única que tuvo éxito fue Raquel, de Vicente García de la Huerta.
Comedia Neoclásica: Pretende corregir los vicios de la nueva sociedad burguesa, de la que toma temas y personajes. Destaca Leandro Fernández de Moratín, quien consiguió llegar a un público amplio. Su obra dramática, breve, se enmarca en las preocupaciones ilustradas y se caracteriza por el didactismo, la verosimilitud, el respeto a las reglas y el uso de un lenguaje equilibrado. El sí de las niñas es su mejor obra.