Literatura Española del Siglo XVII: Crisis y Transformación Cultural

La España del Siglo XVII

Fue una época de crisis y decadencia desde un punto de vista político. Los Austrias mostraron menor interés y capacidad por los asuntos de gobierno que sus predecesores, delegando en validos que instauraron la corrupción y el nepotismo en la práctica política. En el plano económico, el siglo XVII fue un período de contracción como consecuencia de tres factores: la crisis del sector agrario, lastrado por las malas cosechas, la pérdida de población y los altos tributos nobiliarios. La crisis demográfica, agravada por la propagación de epidemias, las continuas guerras, la creciente emigración a América y la expulsión de los moriscos, derivó en un profundo deterioro de la sociedad.

Cambios Culturales y Científicos

El movimiento cultural del siglo XVII es el Barroco, en el que se abandonaron los ideales renacentistas, marcado por el pesimismo y el desengaño propios de la época. En la primera mitad del siglo tuvieron lugar las guerras de religión. Las paces de Westfalia pusieron fin a la guerra de los Treinta Años y certificaron la división espiritual del continente: en las zonas católicas se propagó una espiritualidad influida por el fervor religioso de la Contrarreforma; en las regiones protestantes, la religiosidad pasó a la esfera privada, donde se desarrolló la revolución científica traída por el racionalismo y el empirismo.

La Poesía Barroca

El siglo XVII trata asuntos relacionados con el Renacimiento. Los principales poetas de las letras barrocas hispánicas son tres: Lope de Vega, Luis de Góngora y Francisco de Quevedo.

Temas

El desengaño: El mundo se contempla como un teatro donde todo es apariencia o sueño, y quien toma conciencia de ello lleva al desengaño que da lugar a una visión pesimista y traslada la esperanza de felicidad a la vida ultraterrena. Son ideas presentes en la abundante poesía metafísica y religiosa de este momento. El desengaño suscita la burla y la crítica, de ahí el éxito de los versos satíricos.

La muerte: La vida se considera un presente inestable y fugaz; la muerte acompaña al hombre siempre en su existencia. Esta idea hace aparecer tópicos como tempus fugit (el tiempo huye), carpe diem (aprovecha el momento) o memento mori (recuerda que has de morir).

Clasificación

  • Poesía filosófica y moral: Se medita sobre la realidad y las apariencias, el desengaño, la fugacidad de la vida y la omnipresente muerte; son asuntos que generan un pesimismo al que algunos escritores oponen su fe cristiana.
  • Poesía religiosa: Está escrita desde una perspectiva cristiana que deposita la esperanza de felicidad en el más allá. El amor a Dios, el arrepentimiento o la devoción íntima son motivos frecuentes en este tipo de poesía.
  • Poesía amorosa: Continúa con los patrones temáticos del petrarquismo, haciendo hincapié en los efectos del sentimiento en el amante y dando entrada a la obsesión por el paso del tiempo. De ahí nace el tema del amor más allá de la muerte.
  • Poesía satírica y burlesca: Como oposición al oscuro panorama reinante, este tipo de poesía enfoca de forma crítica o alegre todo tipo de asuntos incluidos en los géneros poéticos “serios”: costumbres, oficios, tipos humanos… En esta variedad poética son frecuentes las pullas literarias entre escritores.
  • Poesía de circunstancias: Está ligada a acontecimientos concretos como la publicación de un libro, el fallecimiento de un personaje ilustre, etc.

Características Formales

Los moldes estróficos cultos más habituales son la silva y el soneto, en el que se respeta su estructura lógica de exposición en los cuartetos y conclusión en los tercetos. En cuanto a los moldes tradicionales, se repite, a modo de estribillo, un pensamiento expresado con brevedad. En lo que se refiere a los asuntos literarios, la concepción del mundo como un movimiento continuo de opuestos (ejemplo: vida o muerte, juventud o vejez…) conlleva el uso frecuente de antítesis, paradojas… y el deseo de mostrar la capacidad de invención artística determina el empleo de recursos como cultismos, hipérbaton, metáforas o paralelismos.

Culteranismo y Conceptismo

Surgen dos concepciones literarias:

  • Culteranismo: Se caracteriza por la búsqueda de un lenguaje que se aparta del ordinario por su brillantez, su cuidada elaboración formal y su musicalidad, en el que abundan los cultismos, hiperbatones, sintaxis latinizante, alusiones mitológicas, etc.
  • Conceptismo: Se basa en la idea de concepto formulada por Baltasar Gracián: una asociación sorprendente y concisa entre dos objetos, un juego de ideas ingenioso y agudo que permite un conocimiento renovado de algún aspecto de la realidad. Los conceptos se plasman en figuras literarias como la comparación, la metáfora, etc.

Los dos conceptos pueden ser empleados por un mismo autor o aparecer en la misma obra, y ambos están destinados a un lector culto que sepa apreciarlos.

La Prosa Barroca

La literatura en prosa del siglo XVII continúa las líneas marcadas en el siglo anterior, y por lo tanto es posible distinguir dos ámbitos: prosa didáctica y prosa de ficción.

La Prosa Didáctica

Continúa la difusión de diferentes tipos de pensamiento: filosófico-moral, histórico, literario, político, etc. Destaca la figura del jesuita Baltasar Gracián, que considera el lenguaje como herramienta del pensamiento y reflexiona sobre él en su obra Aguedza y arte de ingenio, en la que propone un modelo de expresión (el conceptismo) que se apoya en la elaboración de conceptos o asociaciones entre dos objetos que aportan un conocimiento nuevo sobre alguna cuestión y que se elaboran empleando figuras retóricas y juegos de palabras.

La Prosa de Ficción

En este campo es usual que las obras tengan un tono moralizador. Van desapareciendo subgéneros narrativos como los libros de caballerías y las novelas pastoriles, y en general se sigue forjando la novela moderna.

Novela Picaresca

Constituida por relatos cuya intención va de la moralización a la burla. Presentan características comunes como:

  • Narración autobiográfica: Estas novelas se estructuran en torno al servicio del protagonista a diferentes amos, y en ocasiones van dirigidas a un lector ficticio o implícito que se menciona en la obra.
  • Protagonista de orígenes humildes: Es un personaje innoble que pretende ascender en la escala social, aunque suele fracasar en ese intento.
  • Ambiente urbano: Los personajes se mueven en ciudades pobladas de mendigos y delincuentes, y el lenguaje reproduce el habla de ese mundo.

El principal título de este tipo es Guzmán de Alfarache, del sevillano Mateo Alemán, que fue una novela de gran éxito, no solo en España.

Novela Corta

Continúa el paradigma de origen italiano que ya empleó Cervantes en sus Novelas ejemplares; se trata de relatos protagonizados por personajes de clase social elevada, en los que el tema principal es el amor.