Los Géneros Literarios en el Siglo XV
En el siglo XV se cultivan los mismos géneros literarios que en siglos anteriores, con algunas novedades: desaparecen los cantares de gesta y los poemas del mester de clerecía. En su lugar, surge el Romancero Viejo, que revitaliza el género épico y lo enriquece con nuevos temas.
Las manifestaciones literarias más importantes están vinculadas a los ambientes cortesanos: al amparo de la corte se desarrolla la lírica culta y se despierta el interés por las canciones populares. Reaparece con fuerza la actividad teatral, se fomenta el cultivo de la prosa histórica y didáctica, y se aclimatan las nuevas tendencias culturales procedentes de Italia.
La Prosa y la Novela en el Siglo XV
La Novela y el Sentimentalismo Amoroso
La novela del siglo XV está impregnada de un sentimentalismo amoroso favorecido por la creciente influencia de la novelística italiana de Boccaccio.
Siguen escribiéndose novelas de aventuras y de caballerías. Completan el panorama narrativo dos nuevos géneros:
- La novela histórica: Recrea asuntos de la historia nacional, tomados de la épica y de las crónicas, pero tanto los personajes como los ambientes que se describen parecen extraídos de la sociedad cortesana del siglo XV. La primera novela histórica española es la Crónica Sarracina, de Pedro del Corral.
- La novela sentimental: La acción discurre con lentitud, adopta la forma autobiográfica y se recrea en el análisis minucioso de los sentimientos de los enamorados. Las obras más significativas del género son Siervo libre de amor, de Rodríguez del Padrón, y Cárcel de amor, de Diego de San Pedro.
El Teatro en el Siglo XV
Tras un largo paréntesis de dos siglos y medio, renace la actividad teatral en la segunda mitad del siglo XV con dos breves piezas de Gómez Manrique. Se trata de breves poemas líricos dramatizados, de escasa acción y que no suponen un avance significativo con respecto al Auto de los Reyes Magos.
A finales del siglo XV, y durante el reinado de los Reyes Católicos, surge un teatro cortesano, vinculado a la nobleza y desligado de la realidad popular, que cultiva dos modalidades dramáticas: una religiosa (los autos) y otra profana que trata temas pastoriles, amorosos y humanísticos. Los representantes más cualificados de esta dramaturgia son, entre otros, Juan del Encina, Lucas Fernández, Torres Naharro, Gil Vicente y Fernando de Rojas. Este último es el autor de una de las obras maestras de nuestra literatura: La Celestina.
La Celestina
Personajes de La Celestina
- Calisto
- Melibea
- Celestina
- Sempronio (criado de Calisto)
- Pármeno (criado de Calisto)
- Elicia (prostituta)
- Areúsa (prostituta)
- Alisa (madre de Melibea)
- Pleberio (padre de Melibea)
- Centurio (soldado fanfarrón, utilizado por Areúsa para vengarse de Melibea)
- Tristán (criado de Calisto)
- Sosia (criado de Calisto)
- Lucrecia (criada de Melibea)
Temas de La Celestina
Los temas principales de La Celestina son: el amor, la codicia, la fortuna, la magia, el tiempo y la muerte.
La Poesía Narrativa Popular-Tradicional: El Romancero Viejo
Los romances son breves composiciones épico-líricas que surgen de la fragmentación de los antiguos cantares de gesta.
Evolución y Transmisión del Romancero Viejo
Los romances, cuyas primeras manifestaciones se remontan a finales del siglo XIV, se transmiten oralmente durante el siglo XV. A lo largo del siglo XVI y primera mitad del XVII, los autores cultos los recogen y los incluyen en Cancioneros y Romanceros. En la segunda mitad se empieza a olvidar el Romancero tradicional y se refugia en el pueblo.
A partir de la segunda mitad del siglo XVI y durante el siglo XVII, poetas renombrados como Cervantes o Lope de Vega componen, a imitación de los tradicionales, nuevos romances, que constituyen el Romancero Nuevo o Artístico. Son composiciones de carácter culto; su versión definitiva la fija, por escrito, el propio autor y se transmiten ajenas a la tradición oral, por lo que no caben múltiples variantes como ocurre en el Romancero Viejo.
Temas del Romancero Viejo
Los temas del Romancero Viejo pueden clasificarse en:
- Histórico-nacionales: proceden de los antiguos cantares de gesta castellanos y exaltan a sus héroes.
- Novelescos y líricos: creados por la imaginación popular.
- Fronterizos y moriscos: relatan episodios bélicos que tienen lugar en la frontera entre los reinos moros y cristianos en los siglos XIV y XV. Los primeros tienen como protagonista a un cristiano, y los segundos a un musulmán.
- Carolingios: se centran en la figura de Carlomagno y los personajes y sucesos con él relacionados: el valeroso y temerario Roldán, muerto en Roncesvalles, y su esposa doña Alda.
- Bretones: inspirados en la leyenda del rey Arturo y los caballeros de la Tabla Redonda.
Métrica del Romancero Viejo
La estructura métrica de los romances prueba también su estrecha relación con los cantares de gesta. Estos, en su última etapa, tendían al verso de 16 sílabas, dividido en dos hemistiquios de 8. Cada hemistiquio se recitaba como verso independiente, así que los versos impares pasaron a ser versos libres y los pares, versos asonantados. El romance es una composición formada por una serie indefinida de versos octosílabos que riman en asonante los pares y los impares quedan sueltos.
Estilo del Romancero Viejo
- Tendencia a lo fragmentario: El romance se ciñe a lo esencial. Entra en materia sin exponer antecedentes de la acción y en el momento de mayor intensidad dramática deja truncado el relato.
- Tendencia a la repetición: Es uno de los procedimientos más llamativos de la poesía popular. Unas veces se repiten fonemas, otras, palabras idénticas y en otras ocasiones se reiteran sintagmas o estructuras oracionales.
- Libertad temporal: Destacan, entre otros, los siguientes usos verbales:
- El imperfecto de subjuntivo con valor de pretérito indefinido.
- En los diálogos aparecen frecuentemente el condicional en lugar del futuro y el imperfecto de indicativo en lugar del presente. Es el llamado imperfecto desrealizador, con el que se logra una atmósfera de imprecisión temporal, altamente poética.