Literatura Española Contemporánea: Novela, Poesía y Teatro (1939-2000)

Evolución de la Literatura Española: Desde la Posguerra hasta el Siglo XXI

La Novela Española Post-Franquismo

La muerte de Franco en 1975 marcó el fin de la dictadura y el inicio de la Transición española, restableciendo las relaciones con Europa y la normalidad democrática. En la narrativa, este evento supuso un punto de inflexión, permitiendo una mayor libertad creativa sin censura. Sin embargo, las expectativas de una explosión de talento reprimido no se cumplieron del todo.

Un factor dinamizador del panorama literario fueron los numerosos premios, como el Cervantes, el Nacional de las Letras, el Nacional de Narrativa, el Nadal, el Planeta y el Alfaguara.

Si buscamos rasgos comunes en la diversidad de novelas de esta época, encontramos un abandono progresivo del experimentalismo de los años 70 y una recuperación de la narratividad: argumentos claros, personajes coherentes y una estructura sólida. También se observa una revalorización de la novela de género, con un auge de la novela negra e histórica, y una mezcla libre de subgéneros (rosa, ciencia ficción, humor).

Temas recurrentes incluyen la Guerra Civil, la posguerra, el mundo rural, la vida moderna, la ciudad, la tecnología, la música rock y las drogas.

Figuras clave de este periodo incluyen a novelistas ya consagrados como:

  • Camilo José Cela (Mazurca para dos muertos)
  • Miguel Delibes (Los santos inocentes)
  • Gonzalo Torrente Ballester (Filomeno a mi pesar)

Autores de la “generación del medio siglo”:

  • Jesús Fernández Santos (Extramuros)
  • Juan Goytisolo (Paisaje después de la batalla)
  • Juan Marsé (El embrujo de Shangai)

Un grupo importante de autores que comenzaron a publicar tras la muerte de Franco:

  • Eduardo Mendoza: En 1975 publicó La verdad sobre el caso Savolta, novela histórica y policíaca que combina técnicas experimentales con intriga y acción.
  • Javier Marías: Autor de obras como Mañana en la batalla piensa en mí, con una prosa densa y narrativa pausada.
  • Antonio Muñoz Molina: Autor de El invierno en Lisboa.
  • Juan José Millás: Con obras como La soledad era esto.

Otros autores relevantes son Julio Llamazares (Luna de Lobos), Rosa Regás, Luis Landero y Almudena Grandes, entre otros. La generación más joven incluye a José Ángel Mañas (Historias del Kronen), Lucía Etxebarría (Beatriz y los cuerpos celestes), Juan Manuel de Prada (La tempestad) y Benjamín Prado (Alguien se acerca).

En resumen, este periodo se caracteriza por una gran vitalidad, donde la novela se consolida como el género dominante, con una abundante producción de autores de diversas generaciones y obras maestras.

La Poesía Española de Posguerra

La poesía española de posguerra se desarrolló en un contexto difícil, marcado por la muerte o exilio de grandes figuras (Lorca, Unamuno, Valle-Inclán, Alberti, Guillén, Cernuda, León Felipe) y el “exilio interior” de otros (Aleixandre). A esto se sumaba el aislamiento internacional y la censura.

La primera generación de posguerra (“del 36”) incluye autores como:

  • Luis Rosales (La casa encendida)
  • Dionisio Ridruejo (Cuadernos de Rusia)

La década de los cuarenta, marcada por la dura posguerra española y la Segunda Guerra Mundial, vio surgir obras significativas:

  • Miguel Hernández: Con obras como El rayo que no cesa, Vientos del pueblo y su libro póstumo Cancionero y romancero de ausencias (reflejo de su experiencia en la cárcel y la angustia por su familia).
  • Vicente Aleixandre: Sombra del paraíso, donde expresa el dolor por la separación del ser humano de la naturaleza.
  • Dámaso Alonso: Hijos de la ira, reflejo del dolor de la época.

En la década de los 60, los poetas conocidos como “los niños de la guerra”, forjaron profundas amistades y comenzaron a ver a Machado como un modelo. Destacan:

  • Claudio Rodríguez (Alianza y condena)
  • José Agustín Goytisolo (Salmos al viento)
  • Ángel González (Palabra sobre palabra)
  • José Ángel Gil de Biedma (Poemas Póstumos)

El Teatro Español: De la Censura a la Libertad (1940-2000)

El teatro de los años 40 presentaba una realidad distorsionada, con dos líneas principales:

  • Drama burgués: Continuación de la comedia benaventina, con autores como Joaquín Calvo Sotelo y el propio Benavente. Obras bien construidas y con diálogos elegantes.
  • Teatro de humor: Intentos de romper con las formas tradicionales del humor, con autores como Enrique Jardiel Poncela (Eloísa está debajo de un almendro) y Miguel Mihura (Maribel y la extraña familia). Miguel Mihura, con *Tres sombreros de copa*, destaca por su humor absurdo. Sin embargo, estas obras a menudo chocaron con la crítica y el público.

El teatro realista de los años 50, marcado por la censura, produjo dos obras clave:

  • Historia de una escalera, de Antonio Buero Vallejo.
  • Escuadra hacia la muerte, de Alfonso Sastre.

Este teatro, de corte existencialista, abordaba problemas de obreros y personas humildes, denunciando las desigualdades sociales. Buero Vallejo, con su preferencia por la tragedia, exploraba temas humanos con un lenguaje denso y preciso, y descripciones detalladas del espacio escénico. Otras obras suyas son El concierto de San Ovidio y Un soñador para un pueblo.

La tendencia realista y social continuó en los años 60, con un teatro de protesta y denuncia. José María Recuerda estrenó Las salvajes en el Puente San Gil, criticando el conservadurismo burgués. Lauro Olmo alcanzó gran éxito con La Camisa, reflejando los problemas de la escasez, el desempleo y la emigración.

El teatro experimental y renovador de los años 60 tuvo dos figuras destacadas:

  • Francisco Nieva: Con obras como La carroza de plomo candente, caracterizadas por el simbolismo y elementos oníricos.
  • Fernando Arrabal: Autor de El arquitecto y el emperador de Asiria y creador del “Teatro pánico”, provocador y rebelde, con influencias del vanguardismo y el teatro del absurdo.

El teatro desde 1975 hasta fin de siglo se caracterizó por la presencia de autores consagrados. Aunque se podía hacer teatro en libertad, el público no asimiló bien los cambios, abandonando los teatros y rechazando los montajes vanguardistas.

Autores destacados de este periodo:

  • Antonio Gala: Con obras como *Anillos para una dama*, con protagonistas femeninas y temas como el amor y la soledad.
  • José Luis Alonso de Santos: Con *La estanquera de Vallecas* y *Bajarse al moro*, que reflejan aspectos de la sociedad contemporánea.
  • Fernando Fernán Gómez: Con la realista *Las bicicletas son para el verano*.
  • José Sanchis Sinisterra: Con *¡Ay, Carmela!*, que reflexiona sobre el propio teatro.