Literatura del siglo XVIII en España

1.5 Tendencias literarias del siglo XVIII:

El siglo XVIII en España no fue una época homogénea, por lo que es difícil establecer los límites cronológicos de las corrientes ideológicas y estéticas:

  • Periodo de transición. En una primera etapa se mantuvo la literatura barroca.
  • Clasicismo. Este periodo se caracterizó por el desarrollo del ensayo y por una visión sensualista. Irrumpieron las ideas ilustradas el interés por el deleite y la vuelta al modelo clásico. En poesía despertó un espíritu frívolo, asociado al rococó.
  • Prerromanticismo. Se intensificaron las preocupaciones sociales y la libertad. En este contexto surgió una literatura filosófica, que pretendía captar al lector con recursos que apelaban a la sensibilidad.

2 El ensayo ilustrado:

En el siglo XVIII, el término ensayo aún no se hallaba definido. Algunos siguieron la técnica epistolar, otros la autobiografía o las memorias. A veces se optó por el informe o por el libro de viajes. El ensayo en sus más diversas formas se convirtió en el término predilecto para la divulgación de los principios de la ilustración.

2.1 Los ensayos de Feijoo:

Feijoo fue la principal figura del ensayo en España. Con sus textos pretendía educar al pueblo.

TEMAS

Feijoo intentó demostrar la falsedad de las supersticiones y de ciertas creencias populares por medio de argumentos racionales que obligaran a pensar. Para ello se valió de la observación de la naturaleza y de la experiencia. Convencido de la necesidad de combatir los errores culturales, demostró la inexistencia de seres fantásticos y criticó la creencia en los milagros.

OBRAS

Feijoo no profundizaba excesivamente en los temas. Incorporó pautas de análisis rigurosas y a la vez amenas, y muchas veces recurrió al sentido común como criterio fiable. Su tarea formativa ha quedado reflejada en las siguientes obras ensayísticas:

  • Teatro crítico universal: Se compone de nueve volúmenes en los que el autor trata temas variados y aborda problemas relacionados con la ciencia y la realidad de la época.
  • Cartas eruditas y curiosas. Consta de cinco volúmenes que persiguen el mismo objetivo: combatir los errores admitidos por la mayoría.

ESTILO

Su prosa presenta un grado de simplicidad y de sencillez que contrasta con los escritores barrocos.

2.3 Jovellanos y el ensayo ilustrado:

La obra de Jovellanos abarca la poesía, el teatro y el ensayo. A diferencia de Feijoo, sus textos ensayísticos, en los que volcó sus propuestas reformistas, tienen como destinatarios a los grupos dirigentes y no al pueblo.

TEMAS

En sus ensayos manifestó una honda preocupación por los principales problemas de la sociedad de su época: la agricultura, la industria y propuso algunas medidas reformistas para solventarlos. Mostró un gran interés por los temas relacionados con la educación. Defendió la formación humanística para los científicos como medio de desarrollo intelectual y de pensamiento integrador. Abogaba por el aprendizaje de idiomas para posibilitar el acceso al conocimiento.

OBRAS

Las obras del autor que mejor reflejan sus preocupaciones son las siguientes:

  • Informe sobre la ley agraria.
  • Memorias sobre espectáculos y diversiones públicas.

ESTILO

Criticó los usos de la literatura barroca y defendió un estilo sencillo. Su prosa se caracteriza por esa sencillez y una gran claridad. En ocasiones utilizó un lenguaje técnico, obligado por la materia que trataba. En algunos textos observa cierta subjetividad que anticipa muchas veces el romanticismo: El paisaje exterior, se muestra desde la perspectiva de la propia percepción del autor.

3 La poesía en el siglo XVIII:

En la poesía dieciochesca se observan diferentes tendencias: el sensualismo de la poesía rococó, la finalidad social y didáctica de la poesía ilustrada y el sentimentalismo melancólico de la poesía prerromántica.

3.1 La poesía rococó:

La poesía rococó, cuyo máximo representante fue Juan Meléndez Valdés, desarrolla los temas del amor y la belleza femenina, en un ambiente frívolo, de coquetería y de fiesta. Como fondo aparece la naturaleza: paisajes ingenuos, con fuentes y pajarillos… En la anacreóntica destaca la presencia de elementos sensuales: junto al amor, se enlazan otros placeres como el galanteo, la fiesta…

3.2 Poesía ilustrada:

Para los ilustrados, la poesía debía perseguir el objetivo de instruir, de educar:

  • Poesía social.
  • Poesía didáctica.

3.3 Poesía prerromántica:

A lo largo de la centuria se despertó el interés por la sensibilidad y la expresión de sentimientos que preludiaban ya el romanticismo. Destaca “Jovino a sus amigos de Sevilla”.

4 El teatro en el siglo XVIII:

En la primera mitad del siglo XVIII continuó la producción de obras barrocas, herederas de los dramas de Lope y Calderón. Eran frecuentes y muy populares las comedias de enredo, de magia, de santos… además del teatro breve. Este tipo de obras fue cultivada por dramaturgos como Cañizares y Zamora. A mediados de la centuria se produce un cambio hacia un teatro neoclásico, que será más evidente en los años setenta y sobre todo en los ochenta. Las propuestas de los escritores clasicistas fueron fríamente acogidas por el público; sin embargo, Moratín y sus seguidores obtendrán éxito en el siglo XIX. Paralelamente a estas dos corrientes, se desarrolló un teatro costumbrista, cuya expresión más destacada fueron los sainetes, piezas teatrales breves que presentaban aspectos típicos y pintorescos de la vida del siglo XVIII, destacó Ramón de la Cruz. Los autores sacramentales permanecieron a lo largo del siglo hasta que acabaron siendo prohibidos por una Real Cédula.

4.1 El teatro neoclásico:

Las obras del teatro neoclásico debían estructurarse siguiendo la regla de las tres unidades: unidad de acción, unidad de lugar y unidad de tiempo. Se pensaba que con esta estructura la atención del espectador no se desviaría hacia detalles secundarios. Ello contribuía también la presencia de pocos personajes en escena.

TRAGEDIA NEOCLÁSICA

Aunque fue considerada la forma más adecuada para el teatro didáctico, no se crearon grandes obras de este género. Destaca la tragedia “Raquel” de Vicente García de la Huerta.

COMEDIA NEOCLÁSICA

Tiene antecedentes en Jovellanos pero fue Moratín quien consiguió crear una nueva forma en la que la sátira de costumbres se aunaba con elementos sentimentales que contribuían al desenlace.

4.2 Leandro Fernández de Moratín:

Comenzó escribiendo poesía clasicista pero desarrolló su principal actividad como literario en el ámbito teatral. Moratín es autor de tres comedias en verso: El viejo y la niña, La mojigata y dos prosas: La comedia nueva o el café y El sí de las niñas. Mientras que la comedia nueva o el café aborda los excesos del teatro barroco de su época, las otras cuatro piezas tratan el tema de la libertad de elección en el matrimonio y la conveniencia de edades semejantes entre cónyuges.

EL SÍ DE LAS NIÑAS

Escrita en 1801, aunque se estrenó en 1806 en el Teatro de la Cruz, de Madrid, con gran éxito. En el sí de las niñas, Moratín, censura la educación de las mujeres de la época y el abuso de autoridad de los padres al que estas se veían sometidas. La comedia se ajusta a las normas neoclásicas, ya que, además de su clara finalidad didáctica, respeta las tres unidades dramáticas: un solo lugar para el desarrollo de una única acción, que, como el mismo Moratín advierte en la acotación inicial, empieza a las siete de la tarde y acaba a las cinco de la mañana siguiente. Los tres actos de la obra corresponden al atardecer, la madrugada y la aurora que encuadran simbólicamente la acción. Sobresale en la pieza la maestría en la caracterización de personajes, incluidos los criados. Destacan principalmente la egoísta y locuaz doña Irene y Don Diego. La prosa es natural y sencilla y en los diálogos prima la agilidad. Los momentos serios y sentimentales no llegan a la exageración, y los cómicos no caen en lo chabacano, lo que contribuye a la sobriedad y mesura de la pieza. Algunos críticos han observado que “El sí de la niñas” registra anticipadamente características del romanticismo y aun del realismo.