Libertad de Elección
La forma más común de entender la libertad es como la capacidad de la voluntad para elegir entre distintas posibilidades, tras una deliberación en la que ponderamos las ventajas y los inconvenientes de las posibles acciones. Una capacidad semejante exige:
- Que nuestra voluntad no esté ya determinada a obrar.
- Que no sea arbitraria. La simple indiferencia ante dos bienes que nos atraen por igual no es suficiente, ya que entonces la elección es irracional por arbitraria.
- Que tengamos buenas razones para elegir tras una deliberación.
Así es el modo de entender la libertad, con diferentes matices, que han defendido y lo siguen haciendo los aristotélicos, utilitaristas y quienes consideran que la racionalidad humana es racionalidad económica, que siempre elige maximizando beneficios y minimizando costes. En estos casos, la libertad de elección solo se ejerce sobre los medios para alcanzar un fin ya dado.
Concepto de Autonomía
Kant propone que las personas podemos elegir no solo los medios, sino también los fines: somos autónomas. Por ejemplo, la experiencia dice que siempre se ha mentido y matado, pero sabemos que no es digno de un ser humano hacerlo. Kant llama a esto la ley de la libertad o moral. La libertad es, desde esta perspectiva, la propiedad de la voluntad de ser una ley para sí misma. No podemos explicarla. Por eso, al contemplar el universo, conviene asumir dos perspectivas:
- La de los acontecimientos externos a la voluntad de las personas, que la ciencia puede intentar explicar como efectos, causados por fenómenos que les preceden en el tiempo. Desde aquí podemos hablar de leyes naturales, a las que estamos sometidos como seres físicos que somos.
- La de la voluntad humana, capaz por sí misma de iniciar una serie de efectos, y que es por tanto libre. Así podremos hablar de leyes de la libertad, dadas por los seres racionales. Nos permiten organizar nuestra vida y nuestra convivencia de forma humana.
La Madurez Moral: De la Heteronomía a la Autonomía
Algunos psicólogos han interpretado la conciencia moral como la capacidad de formular juicios sobre lo justo y lo injusto, y han estudiado cómo evoluciona y se desarrolla esta capacidad. La idea kantiana de que la madurez moral es un proceso que comienza con la heteronomía moral y culmina con la autonomía moral diferencia tres niveles:
- En el nivel preconvencional, la persona tiene por justo lo que satisface sus intereses. Se respetan las normas solo por las consecuencias que pueda acarrear vulnerarlas. Estas son las personas más inmaduras, pues se dejan llevar por sus impulsos egoístas, con lo que no son autónomas, sino heterónomas.
- En el nivel convencional, la persona considera justo lo que concuerda con las leyes propias de su sociedad. En este nivel, la persona se siente miembro de una comunidad, cuyas normas, reglas y principios reconoce y admite. Estas personas siguen siendo bastante heterónomas, porque aunque controlan sus impulsos egoístas, lo hacen para adaptarse a las normas de su sociedad. Consideran que es justo lo que es normal en su sociedad.
- En el nivel postconvencional, las personas distinguen entre las normas de su sociedad y los principios morales universales. Son personas autónomas y su comportamiento se rige por los principios que su propia conciencia reconoce como universalmente vinculantes. Lo justo se define por la decisión razonable y bien meditada. Estas personas se sienten miembros de la humanidad, de modo que la justicia particular es inseparable de la solidaridad global. El caso de ciertos defensores de derechos.
La Actitud Socrática
Se considera a Sócrates el creador de la ética occidental, porque planteó las cuestiones fundamentales de la ética y propuso métodos y actitudes para resolverlas. Los filósofos anteriores se ocuparon de investigar el principio del universo, pero Sócrates centró su interés en la realización del hombre en sociedad. Atenas se convirtió en el siglo V a. C. en una democracia, por eso surgió un grupo de filósofos que impartían por dinero ese tipo de educación y se llamaban a sí mismos sofistas. En un principio, Sócrates fue considerado sofista, porque era un educador, pero no cobraba por ello.
- La moral es una cuestión de actitudes: buscar la verdad sin descanso. Buscar la verdad es oponerse al dogmatismo.
- La verdad está en el corazón de los hombres. Los métodos para descubrirla son la reflexión y el diálogo.
- Sócrates llama a su método mayéutica, que era el arte de las parteras, en este caso el arte de dar a luz la verdad.
- Los conceptos morales descubiertos a través de este método valen para todos los hombres. Se pasa de lo comunitario a lo universal.
- Para ser feliz es necesario obrar bien y para ello es necesario aprender a hacerlo. Hay una consecuencia de sabiduría, virtud y felicidad.
- Es imposible obrar mal a sabiendas. El que conoce la virtud obra según ella, quien obra mal lo hace por ignorancia. A esta posición se la llama intelectualismo moral y es una constante en la historia de la ética.