Las Revoluciones Liberales
Causas Generales
Causas Ideológicas
Ambas revoluciones se vieron influenciadas por:
- El liberalismo: es una doctrina política que consiste en la defensa de la libertad del individuo. Uno de sus principales principios es la soberanía nacional que implicaba la limitación de los poderes de la corona a través de constituciones y de la implantación de un sistema político parlamentario. La división de poderes también pertenecía al liberalismo. En la mayor parte de Europa se va a establecer el liberalismo doctrinario.
- El nacionalismo: es un sentimiento que tenemos hacia un territorio los seres humanos en mayor o menor medida. No se trata de una doctrina política organizada. Los nacionalistas pueden ser de tendencia izquierdista o derechista, pero todos son excluyentes, y por tanto, conservadores. Así pues, el patriotismo, es la noción de pertenecer a un determinado territorio con unos determinados nexos de unión. El nacionalismo se desarrolla en el primer tercio del s. XIX en Europa, ya que en esta época los pueblos europeos fueron creando la conciencia de pertenecer a una comunidad unida por una herencia común de lenguaje y cultura, ligada a su vez por vínculos de sangre y también en una especial relación con el suelo de la patria. En este sentido, cultura, raza o grupo étnico y ámbito territorial confluyen en la idea de nación.
Causas Socioeconómicas
Por un lado, las aspiraciones liberales y nacionales en Europa, que se habían difundido solo entre una minoría de la población, influyeron de forma significativa para que se expandiera por Europa una atmósfera de descontento popular alimentado por los problemas sociales que habían propiciado la Revolución Industrial, problemas que van a ser agravados por una pésima situación de crisis económica, provocada por una serie de malas cosechas, por la quiebra de varias empresas y crisis financiera que va a conllevar a una hambruna, una subida de los precios de los productos básicos, el incremento del paro y el empeoramiento de las condiciones de miseria de la población europea. Todo ello derivará en el estallido de ambas revoluciones.
El Ciclo Revolucionario de 1820
España tiene protagonismo porque se inicia este ciclo aquí. El 1 de enero de 1820 se produce el pronunciamiento del comandante Riego contra el absolutismo de Fernando VII. El retorno de Fernando VII al país conlleva la disolución de las Cortes y la supresión de la Constitución de 1812 y de la labor legislativa desarrollada por el parlamento. Los liberales van a conspirar. Aunque el pronunciamiento de Riego no va a triunfar, poco después, Fernando VII se ve obligado a jurar la Constitución de 1812. Éste dijo: “Marchemos por la senda constitucional, y yo el primero.”
¿Y ahora defiendes el liberalismo cuando llevas 7 años apoyando al absolutismo? (Se adapta a las circunstancias cambiantes)
España se convierte a partir de 1820 en difusora del liberalismo, porque el triunfo de la revolución liberal en España provoca que en otros países de Europa también se desarrollen revoluciones liberales. Este fue el caso de los reinos italianos de Nápoles y Piamonte en los que, respectivamente, en 1820 y 1821 se producen sublevaciones contra las monarquías absolutistas. Estas sublevaciones van a triunfar y conllevan el establecimiento del liberalismo y constituciones basadas en la española de 1812.
En Portugal también se produce un movimiento revolucionario inspirado en el español que establece una constitución similar a la española de 1812. Sin embargo, una revolución absolutista en 1823 conlleva el regreso del absolutismo en Portugal.
En Grecia también se produce un movimiento revolucionario que va a tener una inspiración liberal y nacionalista (Grecia en 1820 pertenecía al Imperio Otomano y los griegos se sublevan contra la dominación turca; se inicia una guerra de la independencia que dura varios años y termina con la independencia griega en 1832).
Hubo movimientos revolucionarios en Francia y Rusia que no van a prosperar. Los de la Santa Alianza ante este ciclo revolucionario dicen que no lo van a permitir. Ellos enviaron ejércitos para acabar con el liberalismo en Piamonte y en Nápoles. En 1821, los ejércitos austriacos acabaron con las experiencias liberales de Piamonte y Nápoles. En 1823, tropas francesas invaden España (los Cien Mil Hijos de San Luis). Ellos entran por los Pirineos y varios meses después restablecen el absolutismo de Fernando VII. Fernando VII fue el que le pidió a la Santa Alianza que interviniera, y se pone fin a esta breve experiencia liberal y se vuelve al absolutismo.