La Transformación de España: Del Antiguo Régimen al Absolutismo Borbónico

El Antiguo Régimen

Características

Políticas

El absolutismo, como forma de poder, se caracterizaba por el rey como fuente de todo poder, aunque limitado por las tradiciones. En el siglo XVIII se desarrolla el despotismo ilustrado: la utilización del poder real para reformas sociales y económicas sin cambiar el sistema político. Los principios del absolutismo son:

  • Soberanía: La capacidad de tomar decisiones en asuntos públicos, exclusivamente del rey, llamado soberano.
  • Estado patrimonial: El Estado es propiedad de la Corona, un dominio obtenido por derechos de conquista y transmitido por herencia.
  • Poder absoluto del rey: Su autoridad está por encima de la ley, por lo que está “absuelto” de cumplirla. Concentra en su persona los tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial.
  • Administración territorial: Depende del régimen señorial. Algunas parcelas del poder público quedan en manos de grupos particulares (clero, nobleza).

Económicas

La economía del Antiguo Régimen era agraria, dirigida y preindustrial. Se caracterizaba por la escasa aplicación de la tecnología a la producción y el predominio del trabajo manual. Se trata de un sistema económico adaptado a las necesidades de una economía predominantemente agraria, inadecuada para el desarrollo industrial, comercial y financiero. Aspectos del sistema de economía cerrada:

  • Propiedad vinculada o amortizada: No puede cambiar de manos.
  • Monopolios: Pervivencia de monopolios derivados del régimen señorial sobre el uso de molinos, hornos, etc.
  • Gremios: Los artesanos estaban obligados a inscribirse en el gremio, una asociación de productores de un mismo oficio residentes en una misma ciudad.
  • Manufacturas reales: Dedicadas a artículos de lujo con la intención de mejorar la industria del país.
  • Comercio regulado: Se imponían tasas a las mercancías.

Sociales

La sociedad estamental estaba dividida en nobleza, clero y pueblo llano. La desigualdad se originaba en el nacimiento, que daba acceso a la nobleza. La diferencia social estaba marcada por los privilegios, reservados a la nobleza y al clero. Estos privilegios eran muy variados. Los privilegiados no trabajaban, ya que hacerlo era una deshonra. Nobleza y clero tenían leyes particulares que les otorgaban ventajas procesales. Los privilegios económicos los libraban de pagar impuestos, les permitían el cobro de tributos en beneficio propio y podían percibir servicios feudales. En el caso de la Iglesia, el cobro del diezmo. La organización social estamental daba una situación privilegiada a una minoría poderosa e impedía el ascenso a otros grupos. El pueblo llano sostenía económicamente al reino con su trabajo e impuestos y permanecía en el mismo lugar sin poder ascender. La inmovilidad social afectaba también a los que vivían en las ciudades y se dedicaban a los negocios (burgueses), quienes eran más receptivos a las propuestas de cambio.

La Política Centralizadora de los Borbones

La Guerra de Sucesión (1702)

La muerte sin descendencia de Carlos II de Austria desencadenó un conflicto nacional e internacional en torno a dos candidaturas: la del archiduque Carlos de Austria y la de Felipe de Anjou (nieto de Luis XIV de Borbón). Felipe fue proclamado rey, pero la casa de Austria no lo aceptó y la Corona de Aragón se rebeló. Empieza la Guerra de Sucesión (1702) y se enfrentan el bando de los Austrias y el de los Borbones. El primer objetivo de Felipe V fue reducir la complejidad de reinos, leyes e instituciones a una sola entidad a la manera de Castilla. Buscó la reforma del gobierno y la administración de los territorios de la Corona de Aragón según criterios similares al reino de Castilla. Se produjo la sustitución del pactismo de los Austrias por el absolutismo de los Borbones y la asimilación al modelo castellano. Como resultado, el territorio queda uniformizado según el modelo de Castilla.

Centralización Administrativa y Absolutismo

La voluntad de imponer un modelo de centralización del poder y de fortalecer el absolutismo llevó a una reforma integral de la administración de la Corona. El gobierno quedó en manos de cinco Secretarios de Despacho: Asuntos Extranjeros, Guerra, Gracia y Justicia, Marina e Indias y Hacienda. Poco a poco, los secretarios se convierten en los personajes más poderosos del país, con el sobrenombre de ministros. A finales de siglo, los secretarios se reúnen en la Junta Suprema de Estado. La administración territorial se reformó completamente. Se divide el reino en provincias: las Audiencias, las Capitanías Generales, los Intendentes… De esta forma, la Corona controlaba todo el territorio. Se implantó un sistema de cuotas para el servicio militar en el ejército. La jurisdicción de la Iglesia se fue reduciendo, así como el cobro de rentas eclesiásticas. Con la centralización política y administrativa y la eliminación de las prerrogativas de otros poderes, queda instaurado el absolutismo monárquico en España.

La Guerra de la Independencia (1808-1814)

El 2 de mayo de 1808, el alzamiento popular en Madrid contra la presencia francesa en España se extiende rápidamente por el territorio español. El levantamiento fue aplastado, pero los españoles consiguen frenar…