Conocimiento científico
Para Platón la episteme se contrapone a la simple opinión. El conocimiento es siempre para Platón conocimiento de lo auténticamente real, de la esencia eterna e inmutable de la realidad, esto es, de las Ideas; es por tanto universal y el objetivo y solo puede ser alcanzado mediante la inteligencia, no mediante los sentidos. Platón distingue dos niveles de conocimiento: el pensamiento y la inteligencia. En el mito de la caverna el conocimiento está representado por la “visión de las cosas de arriba” /
Democracia
En general, se entiende por la forma de gobierno o de organización política de la sociedad en la que el pueblo asume dirección de los asuntos políticos y en la que los cargos públicos se eligen por sorteo o por votación de la mayoría. Platón se muestra crítico con la democracia ateniense, la acusa de ser la causante de la ruina política y militar de Atenas y le parece una insensatez dejar en manos de un pueblo ignorante y manipulable algo tan importante como la dirección política del Estado. Propondrá como alternativa a esta forma de gobierno una aristocracia del saber y de la virtud.
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Educación
Platón entiende la verdadera educación como el arte que tiene como finalidad encaminar el alma del que se educa hacia el ámbito de las Ideas, donde hallará el conocimiento de la verdad y del bien. Para ello hay que conseguir que el alma aparte su mirada de lo sensible y material, donde solo hallará opiniones. Solo las mejores naturalezas deberán ser educadas en este sentido para que asuman la misión de gobernar, a la luz de la Ideas eternas del Bien, Justicia, Belleza, etc. La educación está subordinada a los fines de la política.
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Episteme
Ver “Conocimiento verdadero”.
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Esencia
En general, en filosofía se ha denominado “esencia” a la naturaleza última e invariable de una cosa, o de la realidad en general, y que constituye su verdadero ser, en base al cual se explica su comportamiento. Para Platón las esencias de las cosas son las Ideas eternas, inmutables e inmateriales, y se hayan “separadas” de las cosas sensibles.
/ Ética:
En la Antigua Grecia la Ética era considerada como un saber o rama de la filosofía que tenía como objetivo orientar al hombre en la búsqueda de la virtud y de la felicidad.
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Filósofo gobernante
Propuesta política de Platón, según las cual los males de la humanidad no cesarán hasta que los filósofos asuman la dirección de los asuntos del Estado o que los gobernantes se conviertan a la filosofía. A la base de esta propuesta se encuentra la influencia del intelectualismo moral socrático.
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Hipótesis
Supuesto no demostrado. Según Platón, tanto el método del matemático como el dialéctico parten de hipótesis no fundamentales. Pero el matemático toma estas hipótesis como si fueran principios ya fundamentados a partir de los cuales hace sus demostraciones (axiomas). El dialéctico, pone a prueba su hipótesis y trata de “echarlas abajo” mediante la crítica racional y los argumentos, elevándose de hipótesis en hipótesis, hasta alcanzar una definición que resista y recoja la esencia de lo investigado.
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Participación
Término mediante el cual Platón expresa la relación entre las cosas sensibles y las Ideas. Las cosas sensibles son lo que son porque “participan de las Ideas”.
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Pensamiento
Platón da el nombre de pensamiento a un determinado grado de saber o de claridad, intermedio entre la opinión y la noesis de las Ideas. Es el estado mental en que se encuentra el matemático cuando dirige sus investigaciones al estudio de los objetos matemáticos, que son también inteligibles, pero constituyen tan solo una copia de las Ideas.
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Política
Para Platón la política es el arte de dirigir y organizar sabiamente el Estado con el fin de alcanzar la justicia y el bien de la comunidad. Este arte se identifica en realidad con la filosofía, pues solo aquel que haya comprendido las esencias eternas del Bien y de la Justicia, será capaz de conocer en qué consiste el bien y la justicia del Estado, y de gobernar de acuerdo con esos principios.
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Ideas:
Según Platón, las Ideas son realidades inmateriales, eternas, inmutables, solo necesitan a la inteligencia, que constituyen las esencias, modelos perfectos e ideales que las cosas sensibles imitan de forma imperfecta. Las Ideas son por tanto la causa del ser de las cosas sensibles y existen con independencia de los hombres y de las opiniones humanas.
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Idea de Bien
Es la idea suprema, representa la máxima perfección y lo máximamente real. Es también la expresión del orden y de la unidad del Mundo de las Ideas. Todas las demás Ideas participan de ella. Es causa de su realidad y de su cognoscibilidad. Su conocimiento es el objetivo último de la educación filosófica del gobernante, pues se requiere para poner orden tanto en la propia alma como en la sociedad.
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Imitación
Término usado por Platón para expresar la relación que se da entre las cosas sensibles y las Ideas. Así, podemos decir que las cosas sensibles son lo que son en la medida en que imitan o copian las Ideas, las cuales constituyen su esencia y la causa de su ser. / Inteligencia/Nous:
Órgano o facultad innata del alma que podemos identificar con la que Platón denomina parte racional del alma, mediante la cual es posible conocer la verdad, siempre y cuando su búsqueda se Oriente en la dirección correcta. / Inteligencia/Noesis:
1. Intelección. Acto mediante el cual el alma capta las Ideas o esencias. 2. En el símil de la línea la inteligencia representa el máximo grado de conocimiento y de claridad; es el estado mental en que se encuentra aquel que ha accedido a la contemplación de las Ideas.
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Inteligible
En general, que se puede entender o un sinónimo cognoscible. Para Platón, lo inteligible es además un tipo de realidad que constituye el objeto del conocimiento puro, sin intervención de los sentidos.
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Justicia
Platón lo usa en varios sentidos. 1. Influenciado por los pitagóricos, identifica la justicia en general con la armónía o el equilibrio. En este sentido hay que distinguir: a) La justicia como virtud individual, que consiste en la armónía entre las tres partes del alma, y b) La justicia del Estado, que consiste en la armónía entre las tres clases que lo componen. 2. En segundo lugar, con la expresión “justicia en sí”, Platón se refiere a la Idea de Justicia, eterna, inmaterial e independiente de las opiniones humanas. Tanto la justicia del individuo como a la del Estado participan de esta Idea de Justicia. 3. Por justicia empírica o material hay que entenderla justicia de los hombres, expresada normalmente a través de las leyes cambiantes en cada ciudad y cada época. Platón se refiere a la justicia empírica con la expresión “sombras de lo justo”, y es una copia imperfecta de la Idea eterna de Justicia. / Mundo inteligible/Realidades inteligibles:
Representa la esfera de las realidades inmateriales, eternas, inmutables e invisibles. Aunque a veces se utiliza como sinónimo de uno de las Ideas, hay que tener en cuenta que el mundo inteligible abarca tanto a las Ideas como a los objetos matemáticos, que aun siendo inmateriales constituyen un nivel de realidad inferior al de las Ideas.
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Mundo sensible
Es el mundo de las realidades materiales. Es el mundo de cosas que percibimos por medio de los sentidos, creado por el Demiurgo a imitación de las Ideas eternas. El mundo sensible es el mundo de los seres naturales y materiales, pero también el mundo de los asuntos humanos. / Opinión/Doxa:
Se trata de un conocimiento superficial, poco fiable, aparente, relativo y que tiene como fuente los sentidos. El objeto de la opinión son las apariencias, las cosas materiales y cambiantes del mundo sensible. Platón distingue dos niveles de la opinión: la imaginación y la creencia. Platón considera la opinión como algo intermedio entre la ignorancia absoluta y el conocimiento. En el mito de la caverna la opinión está representada por la visión de las cosas del interior de la caverna (sombras y estatuas que desfilan).
Dualismo epistemológico
Aristóteles puede afirmar que el cuerpo y el alma no pueden coexistir independientemente, en cambio, Descartes sostiene que el alma es independiente del cuerpo y que puede existir sin éste.
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Platón defiende un dualismo epistemológico, es decir, afirma que existen dos tipos de conocimiento. Por un lado, estaría el conocimiento sensible y por otro, el conocimiento intelectual.
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El conocimiento sensible tiene como objeto el mundo sensible, que es cambiante y lo que cambia no puede constituirse en un objeto cierto de conocimiento. La ciencia no puede reducirse a las sensaciones cambiantes del mundo sensible. Del mundo sensible no podemos tener conocimiento pleno o total, sino tan solo opinión (doxa).
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El conocimiento intelectual tiene como objeto el mundo inteligible o mundo de las ideas, que no cambia (inmutable). A este tipo de conocimiento Platón le da el nombre de inteligencia. El conocimiento de estas ideas no se obtiene a partir de sensación sino a través del pensamiento.
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Cada uno de estos dos tipos de conocimiento se subdivide en dos niveles/grados. Platón describe los distintos grados de conocimiento poniéndolos en relación con los distintos grados del ser en el llamado “símil de la línea”, que representa los distintos grados de conocimiento y su correspondencia con las distintas formas de la realidad a través de una línea dividida en segmentos.
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El conocimiento sensible consta de dos tipos de conocimiento. En primer lugar, las imágenes (eicasia) conoce las sobras, reflejo de las cosas. Este tipo de conocimiento, da lugar a suposiciones. En segundo lugar, los objetos sensibles (pistis) que conoce las físicas y no sus reflejos. Ambos grados de conocimiento sensible configuran la opinión o la doxa, es decir, no un conocimiento verdadero sino subjetivo ya que se basa en la percepción de los sentidos. Los objetos sensibles (pistis) es más real que las imágenes (eicasia).
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El conocimiento intelectual se divide en dos tipos de conocimiento. En primer lugar, los objetos matemáticos (dianoia) que es un conocimiento deductivo que partiendo de hipótesis generales desciende a la comprensión de lo concreto.
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En segundo lugar, las ideas (noesis) que es el conocimiento más elevado pues conoce los primeros principios. El método que conduce al conocimiento intelectual es la dialéctica. Ambos grados de conocimiento intelectual dan lugar a la episteme, que se caracteriza por un conocimiento racional al que solo los más sabios pueden acceder.
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Esto se puede representar en el mito de la caverna en el que la visión en el interior de la caverna representa la opinión o la doxa, la luz de la hoguera es la luz de lo sensible, luz muy escasa pero suficiente para tener una primera opinión más ajustada a esa realidad sensible y cambiante,las sombras de los objetos proyectados en la pared por el fuego sería la imaginación , la visión de los objetos mismos en el interior de la caverna sería la creencia; mientras que la visión en el exterior de la caverna representaría la ciencia o episteme. El sol que está fuera de la caverna representa la idea de bien, la cual solo es accesible a aquel que haya sido capaz de salir de caverna.
Dualismo antropológico. Teoría de la reminiscencia
Para Platón el ser humano está compuesto por dos partes, una de ellas es el alma y la otra el cuerpo, es decir, existe un dualismo antropológico.
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El alma es la parte esencial del ser humano, solo se puede encontrar en él. En el alma residen todos sus pensamientos, emociones, todo lo que constituye el yo. El alma es inmortal e inmaterial, por lo que nunca cambia. Es el principio del conocimiento que infunde la vida y movimiento del cuerpo.
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Platón distingue tres partes del alma, dependiendo de cuál de estas partes tenga más desarrollada una persona.
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Las partes en las que se divide el alma son: la racional, la irascible y la apetitiva: · La parte racional es donde se encuentra la inteligencia. Reside en la cabeza. Es exclusiva del ser humano. Las personas que tienen más desarrollada esta parte del alma, tendrán más sabiduría y serán más justos, por lo que estarán más capacitados para gobernar. · La parte irascible es la fuente de las pasiones y de las emociones humanas. Reside en el pecho. Si en esa persona predomina este tipo de alma, será más capacitada para proteger al pueblo. Son los llamados “guardianes”. · La parte apetitiva es la fuente de los deseos materiales. Reside bajo el vientre. Las personas que tienen más desarrollada esta parte del alma pertenecerán a la clase de los trabajadores. Conocidos como “productores”.
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La existencia de estas tres partes provoca, además de los diferentes tipos psicológicos, conflictos en el ser humano y una lucha continua entre la razón, las pasiones y los deseos materiales. En el alma existe una jerarquía natural entre estas tres partes. La parte racional debe dirigir a la parte irascible, y esta a la parte apetitiva.
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Si se respeta esta jerarquía se consigue La Justicia en el alma.
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El cuerpo en cambio es material y mortal, es decir, cambia. El cuerpo es la cárcel del alma. El cuerpo siempre tiende hacia las pasiones y deseos materiales, es decir, arrastra al alma hacia lo sensible, donde jamás encontrará ni la virtud ni el conocimiento.
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La función del alma es el conocimiento, aunque el alma se encuentre entre lo sensible y lo inteligible, su lugar propio es el de las ideas.
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Según Platón el conocimiento no consiste en aprender sino en recordar. La teoría de la reminiscencia dice que el alma antes de en un cuerpo ha preexistido en el mundo de las ideas, contemplándolas. Al entrar en el mundo sensible, el alma olvida las ideas, pero estas no se van del todo, sino que queda un pequeño rastro borroso de ellas. En el alma de cada ser humano existen ciertos conocimientos (desde el nacimiento) y nociones innatas sobre las ideas, pero son conocimientos oscuros y confusos que solo pueden cobrar claridad a través de una educación adecuada que nos encamine a la contemplación de las ideas.
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La última idea en contemplar es la Idea del Bien. Es una idea suprema en la que se comprenden todas las demás.
El mito de la caverna y la teoría de las ideas. /
El mito de la Caverna es una representación narrativa de la teoría de las Ideas de Platón.
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En él se describe a los hombres como si estuvieran encadenados a un muro del que no puede ver nada detrás de él. En su posición solo pueden observar las sombras que se proyectan en el fondo de la caverna. Tales proyecciones son el reflejo que produce un fuego tras el muro y, entre éste y el fuego, unas figuras manipuladas por personas. Lo importante de la alegoría es notar que los hombres encadenados jamás han visto nada diferente a lo que es proyectado por lo que dan por supuesto que se trata de la realidad.
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La sombra de los objetos artificiales se relacionan con las imágenes, el fuego que permite la proyección de estos objetos es el sol, los objetos son proyectados son los objetos sensibles (dentro del mundo sensible), las sombras de las cosas naturales son los objetos matemáticos, las cosas naturales son las ideas y el sol es la idea suprema del bien (dentro del mundo inteligible).
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Algunos entre ellos son capaces de relacionar las sombras reflejadas con los gritos de los que portan las figuras. Sin llegar a conocer lo que pasa en realidad, ellos creen saber sobre el mundo tal como lo perciben. Lo interesante del mito comienza cuando uno de los prisioneros consigue soltarse de la cadena. Libre de ataduras se da la vuelta y comprende que todo es producto de una ficción y que nada de lo que hasta entonces ha sabido es verdadero.
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Pero en el fondo de la caverna ve un rayo de luz que le atrae. La luz que se ve en el fondo brilla cada vez más. Nuestro preso es libre, pero debe hacer un gran esfuerzo para acceder a la salida. En el momento en que llega a esta queda cegado por la luz. Sus ojos están acostumbrados a las sombras y la luz del sol le deslumbra impidiendo que pueda ver nada.
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Poco a poco es capaz de discernir lo que de verdad existe. Su admiración toca el límite de lo tolerable cuando mira fijamente el sol. Por nada del mundo volvería a su cautiverio: su vida es ahora real y el mundo en que vivía era pura apariencia, sombras de sombras.
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Pero decide volver a la caverna para libera a las demás personas que estaban presas., de modo que también ellos puedan llevar una vida real. Pero nada ocurre como esperaba.
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Sus ojos, acostumbrados al sol, tardan en aclimatarse a las tinieblas, a la pálida luz de los reflejos. Los prisioneros le toman por un loco cuando les habla de otro mundo que jamás podrían imaginar. Su insistencia choca entonces con los que son considerados sabios en el mundo de la caverna y que gozan de ciertos privilegios.
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El prisionero liberado comienza a ser considerado una amenaza. Es entonces cuando no dudan en matarle.
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Por otro lado, el relato ilustra el mapa ontológico que poseía Platón. Según nuestro autor el mundo en que vivimos es apariencia de apariencias y no existe un saber seguro sobre éste, simplemente Doxa o Pistis. La manera natural de ver las cosas, los prejuicios, son una visión errónea de la verdadera realidad. Deshacerse de esa visión a la que estamos acostumbrados supone un gran esfuerzo porque habitualmente nos dejamos llevar por la opinión. Por eso Platón concede tanta importancia a la educación en las matemáticas, puesto que con ella accedemos al ejercicio intelectual del verdadero conocimiento. La realidad, la verdadera entidad de las cosas, no se encuentra en este mundo cambiante. Las ideas son reales porque no pueden ser sometidas a cambio y el saber sobre las ideas es válido y universal. Este mundo solo tiene vestigios del otro y nosotros, en realidad, permaneceremos encadenados a él si no somos capaces de abandonar la opinión y creencias y a ser deslumbrados por la verdad.
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Platón está muy interesado en que sea reconocida que la verdad, y junto a ella el bien y la justicia, sean inmutables, no sean cambiantes. De ello depende que pueda existir un gobierno justo dirigido por los que han llegado a contemplar la idea del bien. Platón es antidemócrata porque la mayoría de las personas no están llamadas a acceder a la idea de justicia. Un gobierno en manos de sabios que nada pueden sacar a cambio de su trabajo, pues su atención se cifra en la dialéctica, es la propuesta de la República.
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Tales gobernantes no reducen al arbitrio sus decisiones sino al recuerdo que poseen del mundo de las ideas y, en especial, de la idea de bien.
El símil de la línea
Platón parte de la visión dualista de Sócrates, es decir, de la existencia de un alma y un cuerpo en el ser humano.
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Platón afirma la existencia de dos tipos de mundos, el mundo sensible, que parte de la Doxa y el mundo inteligible que se basa en la Episteme. Lo explica con El Símil de la Línea. Estos dos tipos de mundos tienen una parte tanto ontológica como epistemológica.
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El mundo sensible se divide en dos partes en cuanto a la ontología: las imágenes y los objetos sensibles, que estos son más reales que las imágenes. En cuanto a la epistemología también se divide en dos partes: la pistis y la eicasia.
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En el mundo inteligible ocurre exactamente igual que en el sensible, se divide en dos partes en cuanto a la ontología: los objetos matemáticos y las ideas (la idea suprema es la Idea del Bien, es la última en contemplar y comprende todas las otras ideas, solo unos pocos llegan a comprenderla), estas son más reales que los objetos matemáticos ya que las ideas parten de hipótesis que si demuestra y los objectos matemáticos parten de hipótesis que no demuestra. En cuanto a la epistemología, se divide en dos partes: la noesis y la dianoia.
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Platón hace una comparación entre el mundo inteligible y el mundo sensible, donde explica que para cualquier sentido solo se necesitan dos cosas, el órgano en si y el objeto o lo que hacer notar el órgano, pero, esto no ocurre en el sentido de la vista, este necesita 3 cosas, que son: el órgano (ojo), el objeto que ves y la luz.
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Platón compara el órgano (la vista/ojo) con la inteligencia, el objeto que ves lo compara con las ideas del mundo inteligible y la luz con la Idea del Bien (idea suprema).
La teoría platónica de las ideas
La teoría de las Ideas representa el núcleo de la filosofía platónica, el eje a través del cual se articula todo su pensamiento.
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Por una parte, las enseñanzas socráticas, centradas en la búsqueda de la definición universal, habían apuntado la necesidad de destacar el elemento común entre todos los objetos de la misma clase. Ese objeto común o término del conocimiento es convertido por Platón en algo independiente del conocimiento y del lenguaje: la Idea.
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Por otra parte, Platón es influenciado por Heráclito, el cual decía que el mundo era cambiante y que los sentidos engañan, no son una realidad verdadera, y no se puede obtener conocimiento de algo que cambia, ya que es impredecible lo que pueda suceder, es decir, no se puede conseguir conocimiento verdadero de algo que está en constante cambio.
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En la Teoría de las Ideas Platón distingue dos modos de realidad, una, a la que llama inteligible, y otra a la que llama sensible. La realidad inteligible, a la que denomina “Idea”, tiene las carácterísticas de ser inmaterial, eterna, ajena al cambio, y constituye el modelo o arquetipo de la otra realidad, la sensible, constituida por lo que ordinariamente llamamos “cosas”, y que tiene las carácterísticas de ser material y sometida a cambio.
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La primera forma de realidad, constituida por las Ideas, representaría el verdadero ser, mientras que, de la segunda forma de realidad, las realidades materiales o “cosas”, hallándose en un constante devenir, nunca podrá decirse de ellas que verdaderamente son. Además, sólo la Idea es susceptible de un verdadero conocimiento o “episteme”, mientras que la realidad sensible, las cosas, sólo son susceptibles de opinión o “doxa”.
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Una de las primeras consecuencias de la teoría de las Ideas es, pues, la “separación” entre la realidad inteligible o mundo inteligible y la realidad sensible o mundo visible.
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En cuanto a las Ideas, representan las “esencias” de los objetos de conocimiento, es decir, aquello que está comprendido en el concepto; pero con la particularidad de que no se puede confundir con el concepto, por lo que las Ideas platónicas no son contenidos mentales, sino objetos a los que se refieren los contenidos mentales designados por el concepto, y que expresamos a través del lenguaje. Esos objetos o “esencias” subsisten independientemente de que sean o no pensados, son algo distinto del pensamiento, y en cuanto tales gozan de unas carácterísticas similares a las del ser parmenídeo.
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Las Ideas son únicas, eternas e inmutables y, al igual que el ser de Parménides, no pueden ser objeto de conocimiento sensible, sino solamente conocidas por la razón. Platón insiste en que son entidades que tienen una existencia real e independiente tanto del sujeto que las piensa como del objeto del que son esencia. Las Ideas son el modelo de las cosas, por lo que la realidad sensible es el resultado de la copia o imitación de las Ideas.
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La realidad sensible se caracteriza por estar sometida al cambio. Aunque su grado de realidad no pueda compararse al de las Ideas ha de tener alguna consistencia, y no puede ser asimilado simplemente a la nada. Es dudoso que podamos atribuir a Platón la intención de degradar la realidad sensible hasta el punto de considerarla una mera ilusión. La teoría de las Ideas pretende solucionar, entre otros, el problema de la unidad en la diversidad, y explicar de qué forma un elemento común a todos los objetos de la misma clase, su esencia, puede ser real.
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La idea de Bien es la máxima idea a la que podemos llegar a contemplar. Esta idea comprende todas las demás, si contemplas la Idea de Bien llegarás a gobernar la polis de manera justa.
Teoría de la educación
Para Platón la educación consiste en orientar la inteligencia hacia el verdadero objeto de conocimiento que es la comprensión de la idea de Bien. No se trata de memorizar discursos o artimañas retóricas para triunfar en las discusiones, como hacían los sofistas. Para despertar la inteligencia es necesario desarrollar las virtudes y controlar los deseos irracionales. Platón busca mediante la educación liberar al alma respecto del cuerpo.
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Para alcanzar el objetivo de un Estado justo, hace falta un sabio, un filósofo como gobernante, ya que ha contemplado la idea del Bien, en la cual subside la idea de justicia.
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Así pues, Platón dará comienzo a la educación con ciencias simples como la música o gimnástica para comenzar a ejercitar el cuerpo e ir alejándolo lenta pero constantemente de lo concupiscible o apetecible. Tras esto, se centrará, teniendo el cuerpo bajo el dominio racional del alma, en la διάν&ómicron;ια y matemáticas deductivas, con el único fin de preparar al alma racional en materia de abstracción, y así llegar a la dialéctica (διαλ&épsilon;κτική), totalmente abstractas e inmateriales, a la cual casi ningún estudiante llegará, que es el alma racional, iluminado por la luz natural y blanca de la idea de bien, a la cual se alcanza a través de las matemáticas.
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Con el crecimiento de la polis, se hace necesaria la división del trabajo, surge una nueva clase social, dedicada al mantenimiento del orden social y a la defensa del territorio frente a agresiones exteriores. Este grupo lo constituyen los guardianes. Los guardianes serán escogidos de entre aquellos ciudadanos que posean las aptitudes adecuadas (fuerza, valentía, amor a la verdad) y deberán de ser educados cuidadosamente. Las tareas de gobierno las realizaran los mejores guardianes.
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Las tres partes del alma, racional, irascible y apetitiva, se corresponden con las clases sociales de la polis: los filósofos, que gobiernan; los guerreros, que defienden a la sociedad, y los artesanos, que trabajan. Igual que el alma individual debe guiarse por la razón, el cuerpo social debe dejarse guiar por aquellos en quienes prima la razón, los filósofos.
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Al superar la primera fase de selección mediante la dominación de los apetitos y de las pasiones del cuerpo, acedemos a las ciencias deductivas, el pueblo llano no llegará a esta etapa, pero si lo harán el guardián y filósofo gobernante, llegando a adquirir la casi completa abstracción utilizando la herramienta eficaz de los axiomas matemáticos. El último paso será el de la dialéctica. El guardián no logrará llegar y se quedará en la entrada del mundo de las ideas, pero si lo conseguirá el nombrado filósofo.
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Cuando cada uno de estos estamentos realiza la tarea que le corresponde, se alcanza la justicia, que es la culminación de las demás virtudes. Cada parte desempeña su papel separadamente, pero buscando el interés común. Así se evitará la decadencia de la sociedad.