El Cambio de Régimen
La victoria electoral de los republicanos en las ciudades trajo consigo la caída de la monarquía. El cambio se realizó sin derramamiento de sangre el 14 de abril de 1931 tras la proclamación de la República. Al saber el rey que el ejército no lo defendería, tuvo que exiliarse.
El Gobierno Provisional y sus Tareas
Este, presidido por Niceto Alcalá-Zamora y con representantes de diversas tendencias, asumió pacíficamente el poder e inició una transformación del Estado. El primer problema fue cuando el líder catalanista Francesc Macià proclamó la República Catalana, y algunos representantes de este nuevo gobierno consiguieron convencer al dirigente de Esquerra Republicana de Catalunya para que reconociese la República en un próximo estatuto. Muchos españoles querían cambios y recibieron este régimen como una esperanza.
La Reacción Eclesiástica
El Vaticano animó a la Iglesia a colaborar con la República. Algunas manifestaciones anticlericales se escaparon del control del gobierno, y tras poco tiempo hubo desórdenes, quemas de edificios de la Iglesia, etc., provocados por anticlericales anónimos. Se culpó a Miguel Maura de su pasividad ante ello (ministro de Gobernación).
La Constitución Republicana
La redacción de una nueva Constitución fue la primera tarea de los diputados. La nueva Constitución supuso disolver órdenes religiosas peligrosas para el Estado y la separación del poder civil y eclesiástico. Maura y Zamora dimitieron, sustituyéndoles Manuel Azaña, ministro de Guerra. La Constitución, aprobada el 9 de diciembre de 1931, hacía de España un estado democrático y laico, con una cámara y un gobierno responsable ante ella, sufragio universal (incluidas las mujeres), derecho de propiedad y atención al interés público. El estado debía ser central y fuerte, que resolvía problemas regionales con estatutos de autonomía. Alcalá-Zamora fue presidente.
El Bienio Progresista (1931-1933)
La Reforma Educativa
Azaña tomó medidas secularizadoras, propias de los países avanzados, para superar el atraso español. Algunas medidas eran una amenaza a la relación con la Iglesia. Ni el tiempo ni el dinero le permitieron eliminar el monopolio de la enseñanza católica.
La Reforma Militar
Intentó modernizar el ejército. Jubiló a muchos oficiales y disminuyó la jurisdicción militar. Algunas partes del ejército se lo tomaron mal. La República no se atrevió a disolver la Guardia Civil y creó la Guardia de Asalto.
La Reforma Agraria Social
Seguía diferenciada, con grandes latifundios en Andalucía y Extremadura y campesinos pobres y explotados. Se aprobó una ley que expropiaba grandes fincas y las repartía entre campesinos sin tierras. Algunos se opusieron. El fracaso del general Sanjurjo fortaleció la República, que aprobó la Ley de Bases de la Reforma Agraria (septiembre de 1932). Pero no todo el mundo pudo recibir tierras.
Las Leyes Laborales
El gobierno republicano estableció la política laboral bajo el ministerio de Francisco Largo Caballero. Se extendió al campo la jornada de 8 horas y se prorrogaron los contratos de arrendamiento. Gracias a la confianza de la UGT se pudo reducir la conflictividad.
Los Estatutos de Autonomía
En 1932, Azaña forzó la aprobación del Estatuto de Cataluña. En el País Vasco el panorama político era distinto, eran muy autonomistas.
La Coyuntura Económica
Los vínculos internacionales se limitaban a exportar mineral y producto agrícola. La crisis mundial afectó a las exportaciones y disminuyeron las compras, lo que frenó la mecanización del país. El gobierno desarrolló un programa para la emisión de deuda pública y el control del déficit.
La Reacción de las Derechas
La derecha católica explotaba el anticlericalismo, y tras la supresión de algunas instituciones religiosas, se unieron los católicos (de la que surge la CEDA, Confederación Española de Derechas Autónomas, partido formado en 1933 y disuelto en 1936).
El Fascismo Español
Los ultramonárquicos fundaron Renovación Española. El carlismo también se reorganizó y derivó en un movimiento nacional ultraderechista y antirrepublicano. En el ambiente estudiantil surgen grupos fascistas como Falange Española.
El Bienio Radical-Cedista (1933-1936)
Las Elecciones de 1933: Vuelco Electoral
La derecha obtuvo un triunfo indiscutible por ciertas circunstancias y el presidente Alcalá-Zamora llamó a Lerroux a formar gobierno.
La Política de la Derecha
Los gobiernos siguientes modificaron o anularon los cambios de Azaña. Los militares recuperan poder. Los trabajadores se rebelaron y se dio la huelga general.
La Radicalización Sociopolítica (Octubre de 1934)
Hombres tentados por el fascismo y el pensamiento de que Gil Robles quería destruir la República hacían pensar al PSOE en tomar el poder por la fuerza. Ante la petición de la CEDA de tener presencia en los ministerios, se declara la huelga general. El presidente catalán Lluís Companys rompió con el gobierno central y declaró el Estado Catalán, que tras enfrentarse a una pequeña parte del ejército se rindió y se anuló lo anterior. Las organizaciones proletarias se rebelaron y asaltaron muchos edificios y lugares, dándose algunas revueltas. Se llamó al general Franco para luchar contra la rebelión. Los ejércitos de Marruecos sofocaron en Asturias el movimiento con un balance trágico en ambos bandos.
La Hora de la Izquierda: El Frente Popular (1936)
En Europa surgían fascismos.
Formación y Programa del Frente Popular
Con este panorama, el comunismo quería establecer frentes populares en los que se aliara el proletariado con las clases medias.
Las Elecciones de Febrero de 1936
El Frente Popular, coalición de izquierdas, ganó las elecciones.
La Conflictividad Social
La vida política no consiguió recuperar su fuerza por el radicalismo proletario y la pérdida de orden público. Volvieron a quemar iglesias y a haber tiroteos. Ante la incapacidad, se destituyó a Zamora y en 1936 subió Azaña al poder.
La Conspiración Contra el Gobierno del Frente Popular
Fue un error del gobierno designar al general Mola en Pamplona queriendo alejarlo de Madrid, ya que allí cogió poder contra la República, como Franco. El 17 de julio de 1936 Melilla se sublevó, seguido de movimientos similares, surgiendo el 18 de julio la guerra entre los sublevados.