La Revolución Rusa: Del Zarismo al Socialismo

Antecedentes de la Revolución Rusa

En el siglo XX, el Imperio ruso era grande y poderoso. Se extendía sobre un territorio de 22 millones de km2 y tenía 170 millones de habitantes.

Agricultura

La aristocracia concentraba en sus manos la mayor parte de la tierra. En las comunidades campesinas, los líderes de cada familia formaban el mir (asamblea de la comunidad rural), que se encargaba de distribuir las tierras de cultivo. Las condiciones de vida eran muy duras, tanto que, a menudo, el imperio se veía afectado por revueltas agrarias que forzaron la abolición de la servidumbre. Las tierras quedaron divididas: una parte la conservaba el antiguo señor y otra se daba en usufructo a los campesinos. La posesión de la tierra continuaba siendo la gran reivindicación de los campesinos rusos.

Industria

La abolición de la servidumbre había hecho aumentar la mano de obra disponible para la industria. El resultado fue una industrialización muy rápida: entre 1890 y 1900, la producción industrial se duplicó y Rusia se convirtió en la 5ª potencia industrial del mundo. La industrialización potenció el crecimiento del proletariado y, en 1900, ya había 3 millones de obreros. Las condiciones laborales y salariales eran extremadamente duras (jornadas de 12 horas, salarios muy bajos, porcentaje muy alto de trabajo infantil y femenino…). No es de extrañar que la conflictividad social fuese tan fuerte.

Autocracia

El Imperio ruso mantenía una monarquía absoluta en la que el zar tenía un poder autocrático que provenía de Dios y en la que la arbitrariedad era la norma del Estado. El Estado se basaba en cuatro pilares:

  • La burocracia, estructura administrativa que garantizaba el funcionamiento de este imperio tan vasto.
  • El ejército, cuyos sitios de commandement se reservaban a la nobleza.
  • La Iglesia ortodoxa, que ejercía un papel de guardiana del orden y de las tradiciones.
  • La policía, protagonista de un sistema represivo muy fuerte para poder garantizar y mantener el orden.

Hasta 1905, en tiempos del zar Nicolás II, no hubo ninguna institución representativa a nivel nacional.

Oposición

El primer movimiento fue un movimiento intelectual de buen comienzo que más adelante evolucionaría hacia el terrorismo. Pero el más importante fue el populismo, que reprochaba la industrialización masiva y creía en la transformación de la sociedad campesina tradicional. Surgieron corrientes de oposición que configuraron la formación de los partidos políticos.

El primer partido socialista fue revolucionario, fundado en 1901, recogió la tradición del populismo y defendía la necesidad de destruir el zarismo y de instaurar una sociedad colectivista de base rural.

El segundo partido obrero socialdemócrata ruso, de tendencia marxista y afiliado a la Segunda Internacional, fue fundado en 1889 por Plejánov. Entre sus miembros, destacaba Lenin, quien fue quien adaptó el marxismo a las condiciones específicas de Rusia. Respecto al primer punto, los mencheviques hacían una separación muy clara entre la revolución burguesa y la revolución socialista; en cambio, los bolcheviques partían de la incapacidad de la burguesía rusa para hacer una revolución propia y defendían que era el proletariado quien tenía que llevar la dirección de esta revolución. Respecto al segundo punto, los mencheviques defendían un partido de masas según el modelo de la socialdemocracia europea; en cambio, los bolcheviques no concebían el partido como una organización de masas, sino como un partido de combate.

La Revolución de 1905

Los primeros años del siglo XX, Rusia sufrió una crisis económica muy profunda, de sobreproducción: la demanda disminuyó y las inversiones extranjeras se retiraron. Las condiciones de vida se hicieron más duras tanto en el campo como en la ciudad. El resultado fue un movimiento reivindicativo muy importante que se extendió por todo el imperio.

El Estado ruso se vio implicado en una guerra contra Japón. Los japoneses no estaban de acuerdo con el expansionismo ruso y decidieron atacar la base naval rusa, lo que fue un desastre para el ejército ruso.

La Revolución de 1905 fue el primer gran intento de convertir el Imperio ruso en una monarquía parlamentaria y constitucional. El movimiento revolucionario se inició con una manifestación pacífica que pedía reformas sociales, libertades democráticas y una asamblea constituyente. La revuelta se extendió enseguida. Los bolcheviques promovieron huelgas políticas. El movimiento revolucionario más conocido fue el del acorazado Potemkin.

Con la movilización, surgió una nueva organización de masas, los soviets, que tuvieron una gran trascendencia en la historia de Rusia. Los soviets eran asambleas de delegados de las fábricas y de las organizaciones obreras y constituyeron las únicas instituciones democráticas del país.

Ante el peligro de una guerra civil, Nicolás II se vio obligado a ceder y se comprometió a convocar una asamblea nacional elegida por sufragio universal y a garantizar el respeto de las libertades públicas.

La Revolución de 1917

En 1914, el Imperio ruso entró en la Primera Guerra Mundial al lado de Francia y el Reino Unido. El conflicto bélico desencadenó el movimiento revolucionario que tenía que poner fin al zarismo. La Revolución de 1917 se produjo en dos fases: la primera tuvo un carácter burgués y convirtió el Imperio ruso en una república parlamentaria; la segunda tuvo un carácter socialista y creó la primera república socialista del mundo.

La Revolución de Febrero

En febrero de 1917, el descontentamiento popular se manifestó en la calle. El número de huelgas aumentaba progresivamente. Los soldados recibieron la orden de disparar, pero esta vez se negaron y desobedecieron a sus superiores. El éxito de la revuelta estaba así asegurado. Empezaron a surgir los primeros grupos de obreros armados y pronto constituyeron la Guardia Roja. El nuevo gobierno provisional se constituyó el 1 de marzo y, al día siguiente, el zar abdicó. El gobierno se comprometió a iniciar una serie de reformas políticas y sociales. El Imperio ruso había pasado a ser una república constitucional.

La Dualidad de Poderes

El gobierno provisional estaba dominado por los partidos burgueses. El nuevo gobierno se encargó de crear un régimen parlamentario capaz de dar eficacia y estabilidad al Estado. Una de las primeras decisiones que tomó fue la de cumplir los compromisos exteriores y continuar la guerra, aunque poniendo en marcha reformas interiores para obtener la victoria militar.

Entonces, Lenin retornó del exilio y defendió que la revolución no se podía mantener dentro de unos límites estrictamente burgueses y que se tenía que continuar avanzando para situar a los obreros en el poder. Lenin hizo una llamada a favor de la salida inmediata de la guerra y se mostró partidario de retirar el soporte al gobierno provisional. Lenin vio que la originalidad de la situación consistía en la existencia de una dualidad de poderes: un poder burgués, representado por el gobierno provisional, y otro obrero, en manos de los soviets.

En el verano de 1917, la situación del pueblo ruso no había mejorado mucho: la guerra continuaba causando muchos problemas y el hambre persistía. El ejército reprimió con dureza a los manifestantes, mientras que el gobierno acusaba a los bolcheviques de incitar al pueblo a la violencia y al desorden. Lenin se tuvo que volver al exilio.

La Revolución de Octubre

Los bolcheviques propugnaron la insurrección armada como la única vía posible para derrocar al gobierno provisional y consolidar el poder de los soviets. La insurrección quedó definitivamente fijada el 25 de octubre para que coincidiera con la jornada de obertura del II Congreso de los Soviets de Rusia.

El Congreso adoptó con rapidez las primeras medidas revolucionarias. Primero de todo, estableció un decreto sobre la paz en el cual se proponía a todos los pueblos y gobiernos beligerantes que se establecieran negociaciones inmediatas para lograr una paz justa y democrática. En segundo lugar, se firmó el decreto sobre la tierra de la nobleza y de la Iglesia, que quedaban libres para que los soviets las repartieran entre los campesinos. En tercer lugar, un decreto sobre las nacionalidades reconoció el derecho de autodeterminación. Finalmente, se estableció el control obrero de las empresas de más de 5 trabajadores y la nacionalización de la banca.