La Revolución de Asturias de 1934
Contexto Histórico
El texto, fechado el 18 de octubre de 1934, se sitúa en un momento crucial de la Segunda República Española. Tras las elecciones a Cortes Constituyentes y la aprobación de la Constitución en diciembre de 1931, se inicia el Bienio Social-Azañista (1931-1933), un período de reformas en ámbitos como la educación, la agricultura, el ejército y las leyes laborales. También se aprueban estatutos de autonomía.
En agosto de 1932, se produce la conspiración militar de Sanjurjo, y en septiembre de 1933, el gobierno de Azaña entra en crisis. La derecha se reagrupa en torno a partidos como la CEDA, liderada por José María Gil Robles, que abogaba por un Estado corporativo y autoritario.
Paralelamente, la izquierda también experimenta un aumento de la conflictividad social, con la CNT a la cabeza. La crisis del gobierno de Azaña lleva a Niceto Alcalá Zamora a encargar la formación de gobierno a Alejandro Lerroux. En las elecciones de noviembre de 1933, la coalición de derechas, con la CEDA como fuerza más votada, obtiene la victoria.
Análisis de la Revolución
Ideas Fundamentales
El texto parte del reconocimiento de la derrota del “glorioso movimiento insurrecional” por parte de los líderes obreros. Se analizan las condiciones de paz impuestas por los vencedores, que contaban con un ejército profesional bien armado.
Se describe la insurrección como un movimiento protagonizado por diversas corrientes ideológicas del mundo obrero: socialistas, comunistas, anarquistas y obreros no afiliados. La Revolución, iniciada el 5 de octubre de 1934 en Asturias, tuvo escaso seguimiento en el resto del territorio, con la excepción de Barcelona y la proclamación de la República Federal Catalana.
Finalmente, se defiende la necesidad de pedir la paz, a pesar de las previsibles represalias. Se insta a los participantes en el movimiento revolucionario a ponerse a salvo.
El Bienio Radical-Cedista (1933-1935)
Tras la ruptura de la coalición republicano-socialista en septiembre de 1933, Alcalá Zamora destituye a Azaña y convoca elecciones para noviembre. El triunfo de la derecha, con 115 diputados de la CEDA y 102 del Partido Radical de Lerroux, frente a los 64 del PSOE, marca el inicio del Bienio Radical-Cedista.
Causas de la Revolución
Entre las causas de la Revolución de Octubre, se encuentra la política derechista del Bienio, que revisó, suspendió o anuló las reformas del período anterior. La ley de amnistía para los militares golpistas, aprobada en abril de 1934, provocó la reacción de la CNT y la UGT, que convocaron huelgas en Zaragoza, Cataluña y el campo. El PSOE, los anarquistas y el PCE formaron un frente común ante el temor de que se repitiera en España lo sucedido en Alemania o Austria.
Desarrollo de la Revolución en Asturias
En octubre de 1934, Lerroux vuelve a formar gobierno y la CEDA exige entrar en el mismo. Ante esta situación, el PSOE y la UGT convocan una huelga general revolucionaria, que se convierte en insurrección popular en Cataluña, el País Vasco y Asturias. En Asturias, la CNT se une a la huelga.
La Alianza Obrera toma el control del Principado e impone la Revolución Socialista de los Consejos Obreros. Los obreros, unidos y preparados para la lucha armada, asaltan las casas cuartel de la Guardia Civil, toman el control de la cuenca minera, ocupan las fábricas de armas y finalmente ocupan Oviedo. Se constituyen comunas obreras, se colectivizan los medios de producción y se llega a abolir el dinero.
Consecuencias de la Revolución
La represión no se hace esperar. Con el asesoramiento de Francisco Franco, el general Eduardo López Ochoa, al mando del ejército de Marruecos dirigido por Juan Yagüe, desembarca en Asturias y sofoca el movimiento en diez días. El balance es trágico: 1.500 muertos, 30.000 detenidos y 20 condenas a muerte.
Las represalias se extienden por toda España, dirigidas contra los partidos de izquierda y se establece la censura previa. La Revolución de 1934 simboliza la unidad de la izquierda, pero también provoca diversas reacciones: la derecha antiliberal defiende el papel del ejército como garante de la unidad de la patria, la Iglesia considera a Asturias “insurreccional” y la izquierda sufre una feroz represión, con dirigentes encarcelados y trabajadores despedidos.