La Revolución Científica y su Impacto en la Filosofía Moderna

El Auge de la Nueva Ciencia

La Nueva Ciencia, período comprendido entre Copérnico (siglo XVI) y Newton (siglo XVIII), marcó un cambio revolucionario en la ciencia, la técnica y la concepción del hombre. Este período, conocido como la Revolución Científica, vio el desarrollo de disciplinas como la anatomía, la astronomía y la mecánica. Entre las causas de esta revolución se encuentran la defensa del heliocentrismo, el rechazo de la ciencia aristotélica, el surgimiento del método científico experimental, el desarrollo de instrumentos e inventos, y la aparición de instituciones públicas que promovieron las ciencias.

El Impulso del Empirismo y el Racionalismo

En el siglo XIV, Ockham, como modernista, impulsó el Principio de la economía, que conllevó a estudiar la naturaleza tal como se presenta, separando la fe de la razón. Esto permitió que la ciencia y la filosofía accedieran a la investigación libre, siguiendo una línea empirista que F. Bacon completó con el método experimental.

La Revolución Científica es crucial para comprender la filosofía moderna. Los científicos se convirtieron en figuras de referencia, marcando las líneas que debía seguir la reflexión filosófica. La visión mecanicista de la naturaleza, comparándola con un reloj, fue central para los racionalistas, como Descartes, quien afirmó que la naturaleza se podía leer matemáticamente.

La Interconexión entre Filosofía y Ciencia

El estudio de la filosofía moderna debe ir de la mano con el de la Revolución Científica, ya que no existe una separación clara entre ambas. La mayoría de los filósofos de la época entrelazaban ideas filosóficas y científicas. Tanto la filosofía como la ciencia moderna representaron una ruptura con el realismo aristotélico.

El Racionalismo Moderno (Siglo XVII)

Descartes y Spinoza defendieron que la razón es suficiente para conocer la realidad mediante ideas innatas. Para ellos, la realidad se presenta como sustancia, la verdad es el camino certero hacia esa realidad, y el método deductivo de la matemática, con su lenguaje universal, proporciona un camino seguro.

El Empirismo Moderno (Segunda mitad del siglo XVII hasta el siglo XVIII)

El empirismo moderno, con figuras como Hume y Locke, surgió como respuesta al racionalismo. El término “empíria” (experiencia) destaca la importancia de los sentidos como base del conocimiento, limitado por la experiencia, en contraposición a la idea de las ideas innatas.

El Renacimiento y la Reforma: Contexto de la Modernidad

El Renacimiento (Siglos XV-XVI)

El Renacimiento, que abarcó los siglos XV y XVI, marcó el inicio de la modernidad. Fue una época de crisis, con el derrumbe del pensamiento, las ideas políticas y religiosas, y la cultura. El hombre se encontró sin ideas firmes en las que sustentar el pensamiento y la ciencia. Del Renacimiento surgieron tres movimientos cruciales para la modernidad:

  • La nueva ciencia, que reconstruyó la física y otras ciencias.
  • La Reforma protestante, que buscó reformar la Iglesia.
  • El racionalismo moderno, con Descartes, Spinoza y Leibniz, que reconstruyó la filosofía mediante un método seguro, seguido por el empirismo de Hume y Locke, buscando una base sólida para el pensamiento y la ciencia.

La Reforma Protestante (Siglo XVI)

El término “renacimiento” tiene un origen religioso. En el siglo XVI, Lutero, entre otros, intentó reformar la Iglesia católica hacia un cristianismo más puro. Lutero reclamó el acceso a las Escrituras como única fuente de doctrina, rechazando la autoridad del Papa. Sin embargo, las ansias reformistas se remontan al siglo XV, con una serie de condiciones que convirtieron la reforma en una cuestión sociopolítica, además de religiosa.

La imprenta permitió la difusión de ideas sin control de la censura. Se renovaron las universidades y se empezó a abandonar el latín (Descartes escribió en francés). La duda sobre el poder absoluto del Papa era persistente, y Lutero buscó la independencia de la Iglesia romana.

La Contrarreforma

Surgieron partidarios de una Iglesia centralizada en el poder papal, buscando corregir los errores que dieron origen al protestantismo. En el Concilio de Trento (1545-1562) se reafirmó que la Biblia no era la única fuente de doctrina y se estableció el ritual de la misa para toda la Iglesia católica.

Consecuencias de la División Religiosa

La división entre protestantes y católicos provocó conflictos religiosos en Europa, que se entremezclaron con conflictos políticos. La Guerra de los Treinta Años (1618-1648), en la que participó Descartes, involucró a todas las potencias europeas y marcó el futuro político y geográfico de Europa. La Paz de Westfalia puso fin a la guerra, con las siguientes consecuencias:

  • División entre la Iglesia protestante y católica, con un acuerdo de tolerancia religiosa entre estados.
  • Principio de no intervención en asuntos internos de otros estados y soberanía nacional.
  • El Estado como asociación política para mejorar las relaciones internacionales.
  • Creación del derecho internacional para evitar conflictos entre estados.