La República Española (1931-1939): Ascenso, Guerra Civil y Caída

Introducción

La dimisión en enero de 1930 del dictador Primo de Rivera arrastró 15 meses después la caída de la monarquía, dando lugar a la proclamación de la Segunda República en abril de 1931. Ningún otro régimen de la historia española arrojó un balance global tan favorable en sus cinco primeros años de existencia (1931-1936), a pesar de haber coincidido en el tiempo con la Gran Depresión en el plano económico, y con el auge del fascismo en los planos ideológicos y políticos. Esta experiencia republicana terminó cuando una conspiración conservadora culminó el 18 de julio de 1936 en un levantamiento armado protagonizado por un grupo de generales, al que se sumaron los fascistas. Los defensores de la República hicieron frente a la conspiración y eso dio lugar al más sangriento conflicto civil de la historia española (1936-1939), que supuso además el primer episodio de confrontación entre democracias y fascismos que concluirían tras la Segunda Guerra Mundial.

La oposición a la monarquía había alcanzado un acuerdo de unión con el Pacto de San Sebastián en agosto de 1930. Allí se decidió el establecimiento de un comité revolucionario presidido por Niceto Alcalá-Zamora, encargado de organizar una huelga general y una insurrección. Esta se produjo en los cuarteles de Jaca y Cuatro Vientos, y fracasó. El general Berenguer, entonces jefe del gobierno, fue sustituido por el almirante Aznar, que convocó elecciones municipales en abril de 1931. Al vencer las candidaturas republicanas en la mayoría de los núcleos urbanos, Alfonso XIII se exilió. El Comité Revolucionario se convirtió en gobierno provisional y proclamó la Segunda República el 14 de abril en medio del entusiasmo popular.

En este gobierno provisional subieron como ministros los más destacados líderes de ideología republicana, entre los que destacaron Manuel Azaña (Acción Republicana) y Largo Caballero (PSOE). Este gobierno, de apenas dos meses de duración, se esforzó en dar respuesta a los anhelos de la sociedad española. Sus logros fueron:

  1. Mejora de las condiciones laborales de los asalariados, en especial miramiento a los jornaleros de la España meridional. Decretaron: salario mínimo, jornada de 8 horas, derecho a trabajar en el término municipal de residencia siempre que hubiera oferta de empleo.
  2. Puesta en marcha de las bases de la reforma educativa: se contrató a miles de maestros.
  3. La reforma militar, en la que se procedió a la transformación de las estructuras del personal y medios heredados de la monarquía. Se recortó también la excesiva plantilla de alta oficialidad y se dotó al ejército de armamento más moderno.
  4. Finalmente, la convocatoria a Cortes Constituyentes dio un holgado triunfo a las opciones republicanas, incluida la del Partido Socialista. Ello permitió la rápida aprobación de la nueva Constitución, una de las más avanzadas de las vigentes en Europa en los años 30. Así, la Constitución reconocía el derecho a la propiedad individual (típica del estado liberal), consolidando un sistema económico capitalista aunque subordinado a los intereses mayoritarios de la sociedad.

El Bienio Progresista o Reformista (1931-1933)

Alcalá-Zamora, como presidente de la República, confirmó la presencia de la República y designó a Azaña como presidente del gobierno. El gobierno completó las reformas anunciadas por el gobierno provisional y aplicó los principios y objetivos de la nueva Constitución:

  1. Se siguió desarrollando la reforma escolar.
  2. Se aprobaron un conjunto de medidas que desarrollaron la laicidad del Estado, reglamentándose la nueva situación de las órdenes religiosas, la expulsión de los jesuitas, la supresión de la ayuda económica al clero y la ley de divorcio. También se suprimió la pena de muerte.
  3. Cataluña se constituyó como la primera comunidad autónoma con Estatuto de Autonomía, aprobado por la inmensa mayoría de los votantes. Se caracterizaba por ser una región autónoma dentro del Estado español.
  4. Fue la reforma agraria la que concentró de manera especial la atención del gobierno. El objetivo principal del gobierno era lograr el acceso a la propiedad de la tierra de miles de jornaleros sometidos a prolongados paros estacionales interrumpidos por breves periodos de empleo.
  5. Uno de los principales retos que asumió la República fue la equiparación en derechos de la mujer con el varón, contemplada en la Constitución del 31, que se materializó aumentando la presencia de la mujer en la universidad, el acceso al cuerpo de registradores de la propiedad, al cuerpo de notarios, etc. Con ello se presentó la incorporación de las mujeres a los cuerpos técnicos de la administración del Estado.

Las fuerzas hostiles al Bienio Reformista

La derecha no permaneció indiferente ante la acción del gobierno republicano. Surge la CEDA, liderada por José María Gil-Robles, profesor de derecho de la Universidad de Salamanca. En esta Confederación se agrupaban los grandes propietarios y terratenientes. También la apoyó la Iglesia Católica al verse desplazada de la privilegiada posición que disfrutaba con la monarquía. Además se identificaban con este ideario los mandos militares que se mantenían dentro del sistema a la espera de que se crearan las condiciones para interrumpir la democracia republicana mediante el empleo de la fuerza. La sublevación en agosto de 1932 del general Sanjurjo en Sevilla, capital de la España latifundista, fue la primera muestra de la oligarquía andaluza contra la República.

La intentona fracasó en cuestión de días, dando lugar a que el gobierno de Azaña decretara la expropiación agraria sin indemnización económica de las grandes propiedades de España, sanción que afectó a 65 propietarios de medio millón de hectáreas. Pero el gobierno del primer bienio también fue hostilizado sin descanso por la CNT y los radicales de la FAI, constituida en 1927. Convocaron tres huelgas insurreccionales contra la República. La tercera será parte activa en el final de la legislatura, al quedar seriamente erosionado el gobierno de Azaña por la brutal represión de la Guardia Civil contra los campesinos de Casas Viejas (Cádiz). Esto, unido a la lentitud de la reforma agraria y el desempleo en las fábricas, efecto de la depresión económica mundial, desembocó en la dimisión de Azaña; Alcalá-Zamora se encargaría de convocar de nuevo elecciones para noviembre de 1933.

El Bienio Radical-Cedista (1933-1936)

Las primeras elecciones en las que votaron las mujeres dieron lugar al triunfo de los grupos de la derecha, encabezados por la CEDA y el Partido Republicano Radical de Lerroux. La izquierda sufrió un descalabro por la unión de la derecha y la abstención anarquista. El presidente de la República designó a Lerroux para formar gobierno. Este se plegó a la política dictada por la CEDA y Gil-Robles, dando lugar a una tensa dinámica parlamentaria y social que concluyó con la insurrección de octubre de 1934. Los rasgos más importantes fueron:

  1. El gobierno de Lerroux paralizó las reformas del gobierno anterior, empezando por la reforma agraria. El”comer repúblic”, acuñado por un diputado cedista y dirigido a miles de campesinos sin tierra, sintetizó el afán de venganza de los terratenientes. También se concedió la amnistía al general Sanjurjo y sus colaboradores.
  2. Agitación política en las calles a través de actos promovidos por las juventudes socialistas y comunistas, que veían en la CEDA la representación del peligro fascista.
  3. Reacción de Gil-Robles amenazando con la provocación de una crisis parlamentaria como paso previo para entrar en el gobierno y llevar a cabo una rectificación total de la República.
  4. Desencadenamiento por la Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra (UGT) de una huelga contra la recogida de la cosecha, protagonizada por los jornaleros en junio de 1934. Fue la mayor huelga agraria registrada en la historia de España y se saldó con una gran presión gubernamental que llevó a la cárcel a casi 10.000 campesinos. Esto crispó los ánimos y la confrontación entre la derecha y la izquierda fue la tónica del verano. Gil-Robles, por ejemplo, vertió amenazas e insultos en Covadonga (8 de septiembre) que se percibieron como una provocación. La Alianza Obrera asturiana respondió con la declaración de una huelga general que paralizó la región. Gil-Robles cumplió su amenaza y exigió la entrada de la CEDA en el gobierno. Como respuesta, Largo Caballero y su comité revolucionario dieron la señal en la noche del 4 al 5 de octubre de anunciar la huelga insurreccional. Decenas de miles de trabajadores se lanzaron a las calles. Tras la rendición de todos los cuarteles de la Guardia Civil de las cuencas mineras, la estructura organizativa permitió a socialistas y comunistas constituir el”ejército roj” destinado a ocupar Oviedo, mientras los anarquistas controlaban las fuerzas armadas del gobierno enviadas por tierra, mar y aire.

Etapa del Frente Popular (febrero de 1936 – julio de 1936)

El triunfo del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936 no se tradujo en un gobierno de coalición, sino de izquierda republicana en exclusiva bajo la jefatura de Manuel Azaña. Socialistas y comunistas le prestaron apoyo parlamentario. Tres fueron las primeras medidas adoptadas:

  1. Liberación de los presos de octubre de 1934.
  2. Restablecimiento del gobierno de la Generalitat.
  3. Aceleración de las reformas agrarias, con una impresionante movilización campesina.

Fue una época de extraordinaria tensión en las calles y en las Cortes. El diputado socialista Calvo Sotelo se erigió como el líder de la oposición al gobierno, defendiendo la contrarrevolución y atacando con dureza al gobierno y a la democracia republicana. En las calles, destacaron las acciones violentas de los primeros fascistas españoles, la Falange, a pesar de no tener ningún diputado. Toda esta violencia se materializó en junio en el asesinato del teniente Castillo, seguido del de Calvo Sotelo. La muerte de este último fue presentada después como una causa para el levantamiento del ejército africanista contra la República que tendría lugar el 18 de julio de 1936.

La Guerra Civil (1936-1939)

La sublevación militar y la internacionalización del conflicto

La sublevación militar de julio de 1936, al contrario de los pronunciamientos anteriores, supuso el comienzo de una guerra civil de tres años de duración, debido a que ninguno de los dos bandos contendientes pudo acabar con la fuerza del otro en unas pocas jornadas, tal como preveían los unos y los otros.

En la conspiración participaron:

  1. Un grupo de militares (africanistas, en su mayor parte).
  2. Miembros de la burguesía de los negocios (Goicoechea, Juan March y Juan Ignacio Luca de Tena, director del ABC, entre otros).
  3. La Iglesia, que equiparó el alzamiento a las cruzadas medievales contra los infieles, que en este caso eran los republicanos, representantes del materialismo ateo.

El mapa de inicio de la guerra fue el siguiente:

  • Secundaron la sublevación: el Protectorado marroquí, la mayor parte de la España agraria y todas las islas, excepto Menorca.
  • La España industrial permaneció al lado de la República.

No obstante, dentro de cada zona, se observaron situaciones singulares, como en el País Vasco, en el que Álava se sumó a los rebeldes; lo mismo ocurrió con ciudades de un signo contrario al de la zona donde están ubicadas (Oviedo, Madrid).

El enfrentamiento público armado provocado por el golpe de Estado duró casi tres años y provocó diversas reacciones en el ámbito internacional: la opinión pública de los países democráticos mostró su solidaridad con la causa republicana, pero sus gobiernos mantuvieron una actitud neutral para que no se extendiera el conflicto. Gran Bretaña, que venía manteniendo la política de apaciguamiento con Alemania, auspició el Comité de No Intervención. Alemania e Italia vulneraron esas disposiciones y prestaron ayuda en armas, hombres y medios al bando nacional.

La República aceptó la ayuda (pagada con el oro del Banco de España) de la Unión Soviética, consistente en armas y asesores militares.

Los miles de voluntarios de los países democráticos formaron las Brigadas Internacionales que combatieron con el bando republicano, conscientes de que en España se libraba la primera batalla contra el fascismo. Así llegaron a España periodistas, intelectuales, fotógrafos e incluso aventureros a los que el gobierno de la República facilitó la salida cuando empezó a vislumbrarse la derrota.

Etapas y desarrollo de la guerra

1. La guerra de movimientos (julio de 1936 – noviembre de 1936)

La marcha sobre Madrid (capital de la República) desde el norte y sur por los generales Mola y Franco, respectivamente, consumió los primeros meses de la guerra. Mola, tras controlar Navarra y ocupar Irún, se lanzó sobre Madrid, siendo detenido en el Sistema Central por las milicias republicanas. Franco, una vez cruzado el Estrecho de Gibraltar con la ayuda de la aviación alemana, controló Andalucía Occidental y Extremadura, antes de liberar a los militares asediados en el Alcázar de Toledo; pero fue detenido en la batalla de Madrid, que se saldó con victoria republicana (en ella batallaron por primera vez los voluntarios de las Brigadas Internacionales). Esta batalla significó el final de la guerra de movimientos.

2. La guerra de posiciones (noviembre de 1936 – julio de 1938)

El fracaso en la batalla de Madrid (invierno del 36-37) llevó al ejército franquista a concentrarse en la conquista del norte industrial y minero: Bilbao cayó en junio de 1937; en agosto ocuparon Santander y, tras duros combates y ayuda de la aviación alemana e italiana, rompieron las defensas de Asturias (octubre de 1937).

La primera fase de la guerra de trincheras presenció las más grandes batallas de la guerra. Se inició con la batalla de Teruel, que fue finalmente conquistada por los nacionales y facilitó una salida al Mediterráneo por Vinaroz (abril de 1938). Prosiguió con la mítica batalla del Ebro, planeada por el gobierno republicano para impedir la ocupación de Valencia, a donde se había trasladado el gobierno. El objetivo era cruzar el río y envolver al ejército franquista, operación en la que fracasaron tras cuatro meses de encarnizados combates (100.000 bajas republicanas).

3. La vuelta a la guerra de movimientos y fin del conflicto (julio de 1938 – abril de 1939)

El triunfo en la batalla del Ebro facilitó al ejército de Franco el control del resto del territorio republicano: Cataluña cayó con la ocupación de Barcelona a finales de enero de 1939 (huyeron a Francia casi medio millón de personas). En marzo cayó la capital, Madrid. El 1 de abril Franco firmó el último parte de guerra y se instituyó esa fecha como Día de la Victoria.

Consecuencias de la guerra

  • Destrucción de infraestructuras, viviendas y edificios públicos.
  • Víctimas humanas: alrededor de 424.000 víctimas y 210.000 personas forzadas al exilio.
  • Los falangistas sobresalieron por su celo vengador contra la izquierda antes, durante y después de la guerra, con la implantación de los tribunales militares.

La evolución política de las dos zonas

La evolución de la España republicana: división y enfrentamiento en el Frente Popular

A diferencia de la unidad de mando militar y político conseguida por los sublevados, la división fue habitual en las filas republicanas. El protagonismo pronto pasó del gobierno a las organizaciones obreras y a los partidos más radicalizados del Frente Popular. La colectivización fue moneda de uso común en las propiedades abandonadas. El gobierno de Largo Caballero derrotó al ejército franquista en la dura batalla de Madrid, pero no logró unificar el pensamiento de las distintas corrientes sobre la manera de llegar a la victoria. Al contrario, el plan de los comunistas de priorizar la lucha militar frente a la revolución social, y no al revés como pretendían anarcosindicalistas y troskistas, concluyó en una confrontación militar entre ambas facciones del bando republicano. Una pequeña guerra civil dentro de otra grande se libró en las calles de Barcelona, mientras Franco en Salamanca empezaba a disfrutar de las ventajas de la unidad política. Por todos estos acontecimientos cayó el gobierno de Largo Caballero y fue sustituido por Negrín, proclive a las tesis comunistas.

Lo ocurrido en las calles de Barcelona ocurrió también en Madrid: algunos dirigentes republicanos intentaron, a espaldas del gobierno, negociar con Franco con el objetivo de obtener una rendición sin represalias. Tentativa fallida, porque el bando franquista exigió una rendición incondicional al tiempo que, viendo la división y debilidad del bando republicano, ordenó un asalto a Madrid, donde entraron victoriosos el 28 de marzo de 1939.

El nacimiento del Estado franquista

En sus comienzos, los generales sublevados carecieron de otro programa que no fuera la implantación de una dictadura militar. La Junta de Defensa Nacional, constituida en Burgos una semana después de la rebelión, estuvo integrada solo por los militares golpistas. Dos meses después, dicha Junta traspasó todos sus poderes al general Francisco Franco, quien se convirtió en el Generalísimo de los ejércitos de tierra, mar y aire, además de asumir la jefatura del gobierno del Estado. La elección se debió, supuestamente, a la muerte en sendos accidentes de aviación de los generales Sanjurjo y Mola. Además, Hitler y Mussolini le reconocieron como único interlocutor. Finalmente, Franco impuso la unificación de la Falange y los tradicionalistas en Salamanca en abril de 1937, con lo que se dotó a la sublevación del programa político del que hasta entonces había carecido. FET y de las JONS fueron las siglas del partido único, cuyo jefe vitalicio fue Franco, que curiosamente nunca había figurado como afiliado.

El final de la guerra y el triunfo de los nacionales traerá como consecuencia la implantación de una dictadura violenta y terrorífica que llegaría hasta 1975, fecha de la muerte del dictador Franco.

del dictador Franco.