El Inicio de la Reconquista (Siglos VIII-X)
En el aspecto político, un noble godo llamado Pelayo derrota a los musulmanes en la batalla de Covadonga. Esta victoria hace que lo coronen como rey de Asturias. Con el tiempo, reyes como Alfonso I y III ocupan los terrenos de la cordillera Cantábrica y Galicia, quedando la cuenca del Duero en tierra de nadie. El descubrimiento de los restos del apóstol Santiago en Galicia ayuda a fortalecer el reino Astur. Los reyes astures trasladan la capital a León, pasando el reino a llamarse Astur-leonés y luego Reino de León.
En los siglos IX y X, los leoneses van ganando terreno al tiempo que en la parte oriental se va creando un poderoso condado: Castilla, que más tarde se hará independiente. Los vascones de Pamplona crean un núcleo de resistencia. Muy ligadas a la corona pamplonesa estuvieron las comarcas de Sobrarbe, Ribagorza y Aragón, que en el siglo XI formarían el Reino de Aragón.
A finales del siglo VIII, los francos intervienen conquistando las comarcas catalanas. Carlomagno convierte esta zona en la Marca Hispánica. En el año 1000, Sancho III logra que Navarra sea el centro político cristiano, dependiendo de él Castilla y Aragón. Pero esta unificación queda en nada al dividir la herencia. Su hijo Fernando I, rey de Castilla, consigue la unidad con León en 1037, pero también dividió la herencia entre sus hijos. Estos continuos repartos debilitan a los cristianos hasta que Alfonso VI unificó la herencia e inició una ofensiva con la que conquistó Toledo.
Más tarde, aunque los musulmanes consiguieron detener la ofensiva cristiana, el Cid consiguió recuperar Valencia. A la muerte de Alfonso VI, el reino castellano-leonés se dividió y Portugal pasó a ser independiente con Alfonso Henríquez como rey.
El Auge de los Reinos Cristianos (Siglos XI-XIII)
En el este peninsular, Aragón, gracias a Alfonso I el Batallador, consiguió tomar Zaragoza, mientras que por otro lado, Borrell II obtuvo la independencia de Cataluña. El momento decisivo de estos dos núcleos llega cuando Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona, se casa con Petronila, heredera de Aragón, constituyendo la Corona de Aragón.
En 1212, las tropas de Castilla, Aragón y Navarra conquistan Navas de Tolosa, seguido de la unión de Castilla y León por Fernando III e inicio de la conquista del valle del Guadalquivir, mientras que Alfonso X conquistó el reino de Murcia. Finalmente, tras la toma del Algarve por parte de los portugueses, los castellanos controlan el estrecho con la batalla del Salado en 1340.
La Llegada del Islam y el Emirato de Córdoba (Siglo VIII)
A finales del siglo VII, la monarquía visigoda había entrado en crisis. Los últimos años del reino transcurrieron en medio de conspiraciones y muertes violentas. Unos años antes, en Arabia, había surgido un nuevo movimiento religioso dirigido por Mahoma: el Islam. Esta religión se fundamentaba en la existencia de un único Dios, Alá. El Corán, libro que contiene la revelación de Alá a Mahoma, obliga a los musulmanes a creer en Alá y considerar a Mahoma como su profeta. Mahoma predicó la guerra santa o yihad contra los infieles, lo que hizo que los musulmanes se expandieran rápidamente, llegando a las puertas del reino visigodo.
Aprovechando las disputas internas de los visigodos, en el año 711, un ejército de bereberes y árabes al mando de Tarik desembarcó en la península y derrotó al rey Rodrigo en la batalla de Guadalete, lo que supuso el derrumbe del reino visigodo. Dirigidos por Musa, tomaron Toledo y en menos de un lustro casi toda la península. En muchos casos, la conquista se realizó de forma pacífica. El impulso del Islam llegó hasta Poitiers, donde los franceses frenaron su avance en el 732.
La ocupación de Hispania supuso la islamización, de forma gradual, del territorio y la población. Tras esto, la península se unió a la comunidad musulmana con el nombre de Al-Ándalus. Al-Ándalus se convirtió en un emirato dependiente del Imperio Islámico, con capital en Córdoba. Pese a la rápida conquista, surgieron enfrentamientos entre los conquistadores: árabes y bereberes, ya que los primeros habían sido favorecidos tras la conquista, lo que levantó el resentimiento de los bereberes. La población hispanovisigoda también mostró resistencia a la islamización.
El Califato de Córdoba (Siglo X)
A mediados del siglo VIII, la familia Omeya que gobernaba el Imperio Islámico fue aniquilada por la dinastía Abasí, que tomó el mando. No obstante, un miembro de los Omeya, Abd al-Rahman I, consiguió escapar y dominar Al-Ándalus en el 756, proclamando el emirato independiente. Este periodo supuso el apogeo de Al-Ándalus. Se produjeron importantes avances económicos y se impulsó la islamización. Abd al-Rahman III accedió al emirato en medio de nuevas revueltas. Para reforzar su autoridad, decidió proclamar en el año 929 el califato de Córdoba.