La Prosa Medieval Española: Épica, Cantares de Gesta y Sociedad

La Prosa Medieval

El Mester de Juglaría

Los juglares eran artistas callejeros que divertían a la gente en plazas y castillos cantando, bailando o recitando poemas épicos que narraban hazañas de héroes famosos. A este oficio se le conoce como mester de juglaría. A los juglares se les debe la composición de cantares de gesta y fueron los primeros en utilizar lenguas romances en poemas épicos que iban dirigidos a un público popular.

Características de la Épica Española

  1. Oral
  2. Métrica irregular, rima asonante
  3. Lenguaje popular y estilo sobrio
  4. Realismo
  5. Temas de héroes
  6. Anónimos
  7. Epítetos épicos
  8. Llamadas de atención a los oyentes
  9. Cambios de narración del diálogo
  10. Religiosidad profunda (ej. El Cid)
  11. Ausencia de verbo introductor
  12. Sentimientos familiares
  13. No hay una clara maurofobia
  14. Los cantares de gesta son cantados o recitados

Los Cantares de Gesta

Eran narraciones en verso sobre fondo histórico que relatan las hazañas de héroes, de origen germánico o visigodo.

Solo se conservan: Cantar de Mio Cid, Cantar de las Mocedades de Rodrigo, Cantar de Roncesvalles.

Gracias a las crónicas que, en los siglos XIII y XIV, prosificaron antiguos cantares de gesta, sabemos que existieron otros muchos cantares como: Cantar de los Siete Infantes de Lara, Cantar de Fernán González, Cantar de Bernardo del Carpio.

Cantar de Mio Cid

El manuscrito es una copia del siglo XIV firmada por Per Abbat, pero él no es su autor, sino un copista. Según Menéndez Pidal fue escrito hacia 1140, 40 años después de la muerte del Cid. Últimas investigaciones apuntan a que fue escrito a principios del siglo XIII. Se trata de la primera obra épica en lengua castellana.

El Cantar de Mio Cid es anónimo, hecho normal en la Edad Media. Menéndez Pidal investigó, y basándose en la toponimia, en los rasgos dialectales y el distinto grado de aproximación a la verdad histórica, llega a la conclusión de que fue escrito por dos juglares. Sin embargo, investigaciones posteriores afirman que hubo un único autor, el juglar de San Esteban.

Tiene unos 3700 versos y se guarda en la Biblioteca Nacional de Madrid.

 
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