Obra literaria[editar]
Poesía[editar]
La obra poética de Quevedo, que está constituida por unos 875 poemas, presenta ejemplos de casi todos los subgéneros de su época: poesía satírico-burlesca, amorosa, moral e inmoral heroica, circunstancial, descriptiva, religiosa y fúnebre. Aproximadamente, un 40 % de sus textos son satíricos; si a ello se le añade el hecho de que muchos de ellos circularon públicamente en vida del autor a través de copias manuscritas, se explica la fama de crítico severo y mordaz de su época con que se conoce, en parte, a Quevedo.
La primera impresión de sus poemas tuvo lugar en 1605, en la antología conocida con el nombre de Primera parte de las flores de poetas ilustres de España. De forma póstuma, la mayor parte de sus poemas aparecieron publicados en dos obras: El Parnaso español (1648) y Las Tres Musas Últimas Castellanas (1670).
Prosa[editar]
Obras satírico-morales[editar]
Edición príncipe de los Sueños y discursos, Barcelona, Esteban Líberós, a costa de Juan Sapera, 1627
- Sueños y discursos, compuestos entre 1606 y 1623, circularon abundantemente manuscritos pero no se imprimieron hasta 1627. Se trata de cinco narraciones cortas de inspiración lucianesca donde se pasa revista a diversas costumbres, oficios y personajes populares de su época. Son, por este orden, El Sueño del Juicio Final (llamado a partir de la publicación de Juguetes de la niñez, la versión expurgada de 1631 El sueño de las calaveras), El alguacil endemoniado (redenominado El alguacil alguacilado), El Sueño del Infierno (esto es, Las zahúrdas de Plutón en su versión expurgada), El mundo por de dentro (que mantuvo su nombre siempre) y El Sueño de la Muerte (conocido como La visita de los chistes).
- De la estirpe de los Sueños son dos llamadas «fantasías morales», el Discurso de todos los diablos y de La hora de todos. Ambas son también sátiras lucianescas de carácterístico tono jocoserio, aunque en su factura y creatividad superan a los Sueños:
- Discurso de todos los diablos o infierno emendado (1628), publicado en algunas versiones como El peor escondrijo de la muerte y, a partir de 1631, en la versión expurgada en la que aparecen también los cinco Sueños con los títulos cambiados que se enumeran más arriba, con el título de El entremetido y la dueña y el soplón.
- La hora de todos y la Fortuna con seso, variación sobre el tema del mundo al revés en que la diosa Fortuna recobra el juicio y da a cada persona lo que realmente merece, provocando tan gran trastorno y confusión que el padre de los dioses debe volverlo todo a su primitivo desorden.
- La novela picaresca Historia de la vida del Buscón llamado don Pablos; ejemplo de vagamundos y espejo de tacaños, aparecíó impresa en Zaragoza en 1626, pero existen tres versiones más de la obra con grandes divergencias textuales. El problema es complejo, pues todo parece indicar que Quevedo retocó su obra varias veces. La versión más antigua es el manuscrito 303 bis (olim Artigas 101) de la Biblioteca de Menéndez Pelayo a causa del cotejo de las variantes y la manera en que unos testimonios se agrupan frente a otros. La impresión de 1626 fue asumida, si no controlada, por Quevedo, según el propio autor declara en su memorial Su espada por Santiago (1628) y la sinceridad de sus palabras es confirmada por otros datos, así que en realidad no puede sostenerse que se hiciera sin permiso del autor. Pero esta versión no fue la última, pues don Francisco volvíó sobre ella para retocar algunos pormenores narrativos, amplificar el retrato satírico de varios personajes secundarios y paliar las expresiones que juzgaron irreverentes o blasfemas los redactores de dos libelos antiquevedianos, el Memorial enviado a la Inquisición contra los escritos de Quevedo (1629) y El Tribunal de la Justa Venganza (1635). De estos retoques dan fe los otros manuscritos. El Buscón es un divertimento en que el autor se complace en ridiculizar los vanos esfuerzos de ascensión social de un pobre diablo perteneciente al bajo pueblo; para ello exhibe cortesanamente su ingenio por medio de un brillante estilo conceptista que degrada todo lo que toca cosificándolo o animalizándolo, utilizando una estética preexpresionista que se aproxima a Goya, Solana y Valle-Inclán y no retrocediendo ante las gracias más repugnantes. La caracterización apenas existe: se trata solo de un vehículo para el lucimiento aristocrático del autor.
Obras festivas[editar]
- Premática y aranceles, hechas por el fiel de las putas, Consejos para guardar la mosca y gastar la prosa, Premática del tiempo, Capitulaciones matrimoniales y Capitulaciones de la vida de la Corte son sátiras de los géneros burocráticos habituales en las cancillerías y que se aplican a temas grotescos.
- Cartas del caballero de la Tenaza (1625), humorística descripción de las epístolas intercambiadas entre un caballero sumamente tacaño y su amante, que quiere sacarle dinero por cualquier medio.
- Libro de todas las cosas y otras muchas más. Compuesto por el docto y experimentado en todas materias. El único maestro malsabidillo. Dirigido a la curiosidad de los entremetidos, a la turbamulta de los habladores, y a la sonsaca de las viejecitas.
- Gracias y desgracias del ojo del culo. Opúsculo jocoso sobre los placeres y las dolencias relativos a semejante órgano.
Teatro[editar]
No existe un catálogo definitivo de la obra teatral atribuible a Quevedo, y no solo por la dificultad de reconocer su autoría sino por las dificultades de considerar a algunos textos como teatrales. En cualquier caso, se consideran como seguras y plenamente teatrales las siguientes obras:31
- La comedia Cómo ha de ser el privado
- Los entremeses Bárbara, Diego Moreno, La vieja Muñatones, Los enfadosos, La venta, La destreza, La polilla de Madrid, El marido pantasma, El marión, El caballero de la Tenaza, El niño y Peralvillo de Madrid, La ropavejera y Los refranes del viejo celoso.
Además, se toman también en consideración diversos fragmentos de comedias perdidas, alguna loa y diez bailes.
Obra no literaria[editar]
Obras políticas[editar]
- España defendida, y los tiempos de ahora, de las calumnias de los noveleros y sediciosos, más conocida como España defendida…, que quedó incompleta e inédita, escrita circa 1609 y abandonada definitivamente en 1612,3233 fue editada por primera vez en 1916 en el Boletín de la Real Academia de la Historia por el hispanista Robert Selden Rose. Es una defensa del mérito del humanismo y las letras españolas que se anticipa valientemente a la leyenda negra que ya se empezaba a fraguar, y de la cual cita en especial las obras de Girolamo Benzoni, Gerardus Mercator y Joseph Justus Scaliger.
- Política de Dios, gobierno de Cristo. Su primera parte fue escrita hacia 1617 (en la dedicatoria a Olivares, de 1626, le dice que «es el libro que yo escribí diez años ha») e impresa en 1626 con el título de Política de Dios, gobierno de Cristo y tiranía de Satánás. La segunda parte, escrita en torno a 1635, se publicó en 1655. Las dos partes juntas se publicaron bajo el epígrafe Política de Dios, gobierno de Cristo, sacada de la Sagrada Escritura para acierto del Rey y del reino en sus acciones.
- Mundo caduco y desvaríos de la edad (1621, ed. 1852).
- Grandes anales de quince días (1621, ed. 1788), análisis de la transición entre los reinados de Felipe III y Felipe IV.
- Memorial por el patronato de Santiago (1627, ed. 1628).
- Lince de Italia y zahorí español (1628, ed. 1852).
- El chitón de Tarabillas (1630), impreso muchas veces con el título de Tira la piedra y esconde la mano. Defiende las disposiciones económicas del Conde-Duque de Olivares, de quien luego se distanciaría. Fue denunciado a la Inquisición y recogido ese mismo año.
- Execración contra los judíos (1633), alegato antisemita que contiene una velada acusación contra don Gaspar de Guzmán, conde-duque de Olivares y valido de Felipe IV.
- Carta al serenísimo, muy alto y muy poderoso Luis XIII, rey cristianísimo de Francia (1635).
- Breve compendio de los servicios de Francisco Gómez de Sandoval, duque de Lerma (1636).
- La rebelión de Barcelona ni es por el güevo ni es por el fuero. 1641, panfleto contra la revuelta catalana de 1640.
- Vida de Marco Bruto, 1644, glosa de la vida correspondiente al famoso asesino de César escrita por Plutarco, escrita con algebraico rigor y una elevación de estilo conceptista poco menos que inimitable.
Obras ascéticas[editar]
- Vida de Santo Tomás de Villanueva, 1620.34
- Providencia de Dios, 1641, tratado contra los ateos que intenta unificar estoicismo y cristianismo.
- Vida de San Pablo, 1644.
- La constancia y paciencia del santo Job, publicada póstumamente en 1713.
Obras filosóficas[editar]
- Doctrina moral del conocimiento propio, y del desengaño de las cosas ajenas (Zaragoza, 1630).
- La cuna y la sepultura para el conocimiento propio y desengaño de las cosas ajenas (Madrid, 1634), que es una reescritura de la obra anterior, publicada sin su autorización, en la que amplificó y mejoró estilísticamente el texto precedente.
- Epicteto, y Phocílides en español con consonantes, con el Origen de los estoicos, y su defensa contra Plutarco, y la Defensa de Epicuro, contra la común opinión (Madrid, 1635).
- Las cuatro pestes del mundo y los cuatro fantasmas de la vida (1651).
Crítica literaria[editar]
- La aguja de navegar cultos con la receta para hacer Soledades en un día (1631), satírica embestida contra los poetas que usan el lenguaje gongorino o culterano.
- La culta latiniparla (1624), burlesco manual para hablar en lenguaje gongorino.
- La Perinola (1633, ed. En 1788), ataque contra el Para todos de Juan Pérez de Montalbán.
- Cuento de cuentos (1626), reducción al absurdo de los coloquialismos más vacíos de significado.
Epistolario[editar]
Fue editado por Luis Astrana Marín en 1946, apareciendo en dicho epistolario 43 cartas inéditas de los últimos diez años de la vida del autor, que le escribíó a su amigo Sancho de Sandoval de Beas (Jaén).35
Traducciones[editar]
Quevedo frecuentó a humanistas como el distante Justo Lipsio y el más cercano José Antonio González de Salas; ambos le transmitieron su fervor por Propercio. Como helenista, las traducciones de Quevedo del griego dejan bastante que desear; se atrevíó, sin embargo, a traducir pésimamente a Anacreonte (traducción que circuló manuscrita y no se imprimíó en vida de Quevedo, sino en 1656), al pseudo Focílides y la Vida de Marco Bruto de Plutarco para su Marco Bruto. Mayor mérito tienen sus Lamentaciones de Jeremías desde el hebreo, o sus versiones de excelente latinista de los satíricos Marcial, Persio y Juvenal; sus obras están esmaltadas también de reminiscencias de Virgilio, Propercio, Tibulo, Ovidio, Estacio y, especialmente, Séneca, de cuyas Cartas a Lucilio menciona haber traducido noventa en el prólogo al Marco Bruto, aunque solo se han conservado once.36 Son, pues, Séneca y los satíricos los autores que más reléía y más han impregnado sus obras; también es grande su erudición en Biblia, aunque prefería indudablemente el Libro de Job, que había traducido uno de sus modelos, fray Luis de León. También hizo excelentes versiones del italiano y el francés; en esta última lengua, conocía la obra de líricos como Joachim du Bellay y leía y admiraba la de Montaigne e incluso es posible que tradujese el primer libro de sus Essais. En su haber se cuentan:
- Introducción a la vida devota, de San Francisco de Sales.
- De los remedios de cualquier fortuna (1638), versión libre de Séneca.
- El Rómulo, 1632, del marqués Virgilio Malvezzi.
Obras perdidas[editar]
- La segunda parte de la Vida de Marco Bruto, mencionada por Quevedo en sus últimas cartas, en 1644.
- Historia de don Sebastián, rey de Portugal.
- La polilla de las repúblicas.
- Historia del año 1631.
- Dichos y hechos del Duque de Osuna en Flandes, España, Nápoles y Sicilia.