La Primera Guerra Mundial y el Ascenso del Totalitarismo: De la Crisis Marroquí a la Segunda Guerra Mundial

Alemania y las Crisis Marroquíes

La Primera Crisis Marroquí (1905-1906)

El gobierno alemán, bajo el liderazgo del Kaiser Guillermo II, ofreció apoyo al sultán de Marruecos en 1905. El canciller alemán, desembarcó en Tánger, donde fue aclamado por su apoyo. Para resolver el conflicto, Alemania convocó la Conferencia de Algeciras, pero no tuvo éxito. Se estableció un protectorado entre España y Francia, excluyendo a Alemania.

La Segunda Crisis Marroquí (1911)

Alemania no se resignó a la exclusión y protagonizó una segunda crisis marroquí. La presión alemana logró la ampliación de su colonia de Camerún a cambio de abandonar Marruecos.

La Tercera Crisis Marroquí (1911)

La tercera crisis marroquí fue provocada por la Crisis Balcánica.

La Cuarta Crisis Marroquí (1914)

La cuarta crisis marroquí fue causada por la rivalidad entre las grandes potencias, especialmente la rivalidad franco-alemana.

La Revolución Soviética

La Revolución de Febrero (1917)

La Revolución Soviética, desencadenada en 1917 en Rusia, fue un proceso revolucionario desarrollado en dos fases. La primera fase, en febrero, provocó la caída del zarismo y la instauración de un régimen parlamentario.

La Revolución de Octubre (1917)

La segunda fase, en octubre, impulsada por el Partido Bolchevique con carácter socialista, creó un nuevo estado basado en el poder de los Soviets: la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Lenin, el líder de la revolución, generó un periodo de luchas del que salió triunfador Stalin.

El Mandato de Stalin

Stalin, el nuevo dirigente, gobernó la URSS con un poder absoluto, convirtiendo el nuevo estado en una férrea dictadura. Durante su mandato, se colectivizó toda la economía y se pusieron en marcha planes quinquenales destinados a fomentar el desarrollo industrial y convertir la URSS en una gran potencia económica.

La Revolución de 1905 y los Intentos de Reforma

Durante el reinado de Nicolás II, a partir de 1894, la agitación social y política aumentó como resultado de las malas condiciones de vida y el auge de la corrupción. La penuria económica se había visto agravada por la derrota militar rusa en la Guerra Ruso-Japonesa. En enero de 1905, estalló un movimiento revolucionario contra la opresión zarista y las injusticias sociales, en demanda de mejora de las condiciones de vida. La revolución tuvo fuerza en San Petersburgo, donde vivía el zar, y fue reprimida por el ejército, dando lugar al llamado Domingo Sangriento. En aquella revuelta participaron todos los grupos políticos opuestos al sistema, así como parte del clero ortodoxo, además de la resonancia de la sublevación de la marinería y el motín a bordo del acorazado Potemkin.

Las Reformas del Zar Nicolás II

Después de la Revolución de 1905, los gobiernos del zar Nicolás II emprendieron algunas reformas económicas y políticas. Se convocó a una Duma (Asamblea legislativa de representantes de los distintos grupos políticos) y el ministro Stolypin propuso una reforma agraria. Sin embargo, estos intentos quedaron muy lejos de poder cambiar la estructura social y política del imperio.

La Caída del Zarismo (Febrero de 1917)

El primer episodio revolucionario se desencadenó en febrero de 1917, cuando grupos populares salieron a las calles pidiendo el fin de la guerra y la mejora de las condiciones de vida. El movimiento comenzó el 23 de febrero y terminó el 27 de febrero en una huelga general. En todo el país se fueron creando Soviets. El zar y su gobierno se negaron a abandonar la guerra y, ante la insistencia de una buena parte del ejército y la presión de los partidos, el zar decidió abdicar. Al ver esto, la Duma tomó el control provisionalmente e impuso un gobierno provisional. El nuevo gobierno prometió reformas políticas y sociales, al mismo tiempo que se comprometía a convocar una Asamblea Constituyente.

El Doble Poder

La caída del zar no puso fin a los problemas. La guerra continuaba, las condiciones de vida no mejoraban y los Soviets, controlados por los comités de obreros y soldados, exigían la retirada inmediata de la guerra y no reconocían las leyes del gobierno provisional como legítimas. De esta manera, existía un doble poder: el del gobierno provisional y el de los Soviets.

La Insurrección Bolchevique (Octubre de 1917)

El Partido Bolchevique había sido prohibido y Lenin tuvo que exiliarse de nuevo debido a una fracasada insurrección popular en Petrogrado. Sin embargo, su voluntad de tomar el poder no cedió. Los Soviets, dirigidos por los bolcheviques y con el apoyo de algunos mencheviques y eseristas, planificaron la insurrección, la cual contaba con el apoyo de la Guardia Roja, una unidad armada recién creada e impulsada por los Soviets. El 25 de octubre, las fuerzas insurgentes se apoderaron de los lugares y servicios clave de la capital, donde no dispararían contra el pueblo. Finalmente, con un acto culminante, asaltaron el Palacio de Invierno, lugar de residencia del gobierno provisional. El triunfo fue decisivo y el gobierno dimitió tras la huida de Kerenski, su presidente. La revolución se extendió a Moscú y a los núcleos industriales de Rusia. A pesar de la lucha, algunos territorios continuaban bajo el poder de las antiguas autoridades zaristas.

Democracia y Totalitarismo

Como consecuencia de la Primera Guerra Mundial, surgieron fuertes rencores políticos entre los vencedores y los vencidos, y graves problemas económicos que se agravaron con la crisis de 1929. El triunfo de la Revolución Soviética añadió un elemento desestabilizador debido al incremento de los anhelos revolucionarios del proletariado y del temor a la expansión del comunismo entre las clases conservadoras. Todo ello contribuyó a la aparición de regímenes autoritarios y al retroceso de los democráticos. También surgieron los movimientos fascistas y nazi en Italia y Alemania.

El Ascenso del Fascismo y el Nazismo

Ambos se consolidaron como dictaduras totalitarias en las que el estado controlaba todos los aspectos de la vida pública y privada. Su política exterior, de carácter agresivo e intimidatorio, se impuso en todos los estados democráticos, que fueron sumisos a las órdenes de los dictadores. El rearme de Alemania e Italia y la expansión de Japón condujeron a la Segunda Guerra Mundial.

El Fascismo

El fascismo es una reacción violenta y autoritaria contra la expansión del principio de igualdad entre los ciudadanos (democracia y socialismo). Sus principios son:

  • Nacionalismo exacerbado (componente racista que defiende la preservación y la exaltación de la raza)
  • La exaltación del estado (por encima de los derechos y libertades de los individuos)
  • El rechazo al liberalismo y a la democracia (no hay igualdad y defiende la posición antiigualitaria)
  • El culto al líder (el fascismo exalta la figura de un líder carismático)
  • El fascismo se opone a la tradición racionalista y materialista, adopta posiciones de desconfianza en la razón y defiende la legitimidad de la violencia.

La Segunda Guerra Mundial

La Segunda Guerra Mundial (1939-1945) fue el conflicto más brutal y devastador del siglo XX, tanto por la duración e intensidad de los combatientes, como por los recursos empleados y la pérdida de vidas humanas. El desencadenante de la guerra fue el expansionismo nazi, que las democracias occidentales no pudieron parar. Asimismo, las consecuencias derivadas del Tratado de Versalles (1919) y de la crisis de 1929 permitieron la expansión del nacionalsocialismo.

Las Causas de la Segunda Guerra Mundial

  • La política expansionista nazi
  • La debilidad de las democracias
  • El Anschluss y el primer expansionismo nazi
  • El estallido de la guerra en Europa
  • El imperialismo japonés en Asia