La poesía barroca siguió cultivando los temas de la poesía anterior (el amor, relacionado con la naturaleza y la mitología), con intensificación de los recursos expresivos y con algunas innovaciones.
Aspectos temáticos
Poesía burlesca. Prolifera la poesía de carácter paródico y humorístico, e incluso la burla y el ataque personal. Se degradan los mitos clásicos, los temas y el estilo de la literatura anterior, los tipos sociales y las costumbres.
Aspectos formales
En cuanto a los aspectos formales, la poesía del siglo XVII continuó con los modelos renacentistas, aunque se incorporaron novedades. La poesía barroca se caracterizó por una notable variedad formal, por la diversidad de registros en el uso del lenguaje y por la demostración del ingenio mediante el empleo de recursos expresivos
Metrica – arte menor, octosílabo, romances, agrupación en cuartetas e irrupción de la silva.
Rescursos – metáfora, comparación, perífrasis, contrastes, contradicciones, antítesis, paradojas, hipérbole, hipérbatos excesivos, paralelismos, anáforas y cultismos. Receptor culto.
Francisco de Quevedo
Quevedo es autor de una obra extensa que sobresale por su calidad y por gran variedad en temas, actitudes, metros y registros lingüísticos, acordes con la literatura de su tiempo. Sus poemas se transmitieron manuscritos, en anto logías y en las dos ediciones póstumas de El Parnaso español (1648 y 1670).
Estilo
En su poesía, Quevedo extrema el uso de los recursos retóricos en la expre sión compleja de las ideas y en la práctica de la agudeza, del ingenio. Así, los versos quevedescos sobresalen por las metáforas, comparaciones, antítesis y contrastes.
En la poesía satírica y burlesca abundan los recursos tendentes a producir la caricatura y a provocar la risa: metáforas degradantes, dilogías, retruécanos, hipérboles, y expresiones del registro coloquial y vulgar. En el estilo grave, sobresalen el empleo de un léxico culto, los hiperbatos y el tono admonitorio. Quevedo es, además, un maestro en la creación léxica y en la modificación de frases hechas y refranes, sobre todo con fines paródicos.
Metáfora: Destacan las amorosas, relativas al fuego: corazón encendido; mi llama, ardiendo; que contrastan con la frialdad de la amada: hielo, nieve.
Antítesis y oxímoron: Herida que duele y no se siente; hielo abrasador, fuego helado.
Hipérbole: Érase un hombre a una nariz pegado.
El conflicto entre realidad y ficción
Es la causa de la locura don Quijote, y la que le impulsa a “exarse al mundo” en busca de aventuras. Sus ideales cabayerescos (de novelas de cabayerías) de heroísmo, justicia y defensa de los débiles chocan con la cruel realidad que se opone a estos valores. Este continuo ir y venir de la novela entre ficción y realidad genera una contradicción: se parodian las libros de cabayería por sus falsedades y disparates absurdos, pero se rescatan sus valores para poner en evidencia al mundo sin ideales en el que vive Cervantes (pretende enmendar el mundo).
a. Primera parte: el conflicto entre realidad y ficción se va desarrollando según el esquema AVENTURA-‐FRACASO (va a defender un valor y sale malparado). (se confunde-xoca con la realidad)
b. Segunda parte: el personaje no se da de cara con la realidad, sino con la propia ficción: Cervantes hace desfilar por la novela a personajes que son lectores del Quijote de 1605, y que conocen al detalle las aventuras y fracasos del protagonista: estos personajes se convierten en “adictos a la ficción”.
La literatura
El Quijote es un libro sobre los libros. No solo por ser una parodia del género cabayeresco, sino por más razones:
a. La inserción de narraciones independientes: En el medio de la trama, se introducen/intercalan narraciones independientes de las andanzas de los protagonistas, a los que Sancho y Don Quijote asisten como “espectadores”, que se identifican con los subgéneros narrativos de la época.
b. La crítica literaria: En el episodio de la quema de libros, ejercen de críticos el cura y el barbero, que desechan narraciones cabayerescas por fantasiosas (porque al Quijote le llevaron a la locura) y sin consistencia, y “salvan” del fuego los libros “discretos” y “de provecho”, por ser los más realistas. (parodia). Es la voz del propio Cervantes la que juzga la literatura de la época.
c. El “manuscrito encontrado”: Cervantes juega con sus lectores presentándose como un autor que no tiene ninguna responsabilidad sobre la historia. Todo lo que sabe acerca de su personaje y las distintas aventuras que narra, dice haberlo leído en los papeles del historiador árabe Cide amete Benengeli, al que unas veces da crédito y otras, se permite dudar de su veracidad. Ya ocurrió en otras novelas como Amadís de Gaula, y quiere hacer lo mismo.
d. Los personajes-lectores: En la segunda parte de la novela muchos personajes (Ej: Sanson Carrasco) ya han leído la primera parte del Quijote, y los acontecimientos y episodios que sucedan estarán condicionados por esta circunstancia.
e. La venganza contra Aveyaneda: Un año después de la aparición del Quijote de Aveyaneda (autor de un Quijote, antes de la versión de 1614 de Cervantes), Cervantes publica su segunda parte. En el prólogo alude al falso Quijote, pero sin mostrar claramente su opinión sobre la publicación “apócrifa”. Cervantes se “vengará” de Aveyaneda introduciendo sus propios personajes en su obra: Ya en Barcelona, casi al final de la novela, coinciden en una posada los personajes cervantinos y los de Aveyaneda, que son desenmascarados por los primeros. (venganza)
La defensa de los ideales: El protagonista representa un código moral, aprendido en los libros de cabayerías, en el que se defienden valores como la justicia, la lealtad, la libertad individual, la generosidad o el heroísmo. Esa defensa es, al mismo tiempo, una mirada pesimista sobre el mundo en que vive Cervantes: una sociedad materialista, corrupta, plagada de desigualdades, lacras sociales, abusos de poder y falsas apariencias.