La novela hispanoamericana del siglo XX
El extraordinario desarrollo de la novela hispanoamericana confirma que el siglo XX es la época dorada de las letras del continente. Ya desde principios de siglo hay una intensa actividad narrativa y algunas grandes figuras preparan el posterior boom de los años 60. En la evolución de la novela se distinguen tres etapas:
1. Realismo tradicional (hasta 1940)
Hasta 1940, la narrativa se mantiene dentro del realismo tradicional, muy costumbrista en ocasiones, pues reproduce el mundo rural con excesivo objetivismo y retrata tipos muy esquemáticos. Sólo las mejores obras plantean una dialéctica del personaje con el medio, incómodo y salvaje, y los problemas sociales y políticos en una verdadera lucha por la vida. Destacan:
- Rómulo Gallegos y su obra maestra Doña Bárbara, verdadero símbolo de la selva venezolana. Se recrea el conflicto entre civilización y barbarie.
- El colombiano José Eustasio Rivera con La vorágine, en la que dos jóvenes enamorados huyen a la selva amazónica, lugar monstruoso que destruye al hombre. Se habla también en ella de la explotación inhumana que sufren los trabajadores en una fábrica de caucho. Su única novela.
- El argentino Ricardo Güiraldes, autor de Don Segundo Sombra, novela de la pampa y el gaucho, donde se mitifica e idealiza al gaucho. Predomina lo descriptivo, en especial, escenas de la naturaleza enfurecida, como ganados salvajes o sangrientos cangrejos acechando a su presa. Al final se impone la tesis de que el hombre puede vencer a la naturaleza si domina sus propios impulsos.
Dentro del realismo de la época hay que incluir lo que se ha llamado novela indigenista, es decir, un tipo de novela social, reivindicativa, que plantea la problemática de la marginación y explotación del indio americano.
- Huasipungo del ecuatoriano Jorge Icaza. Narra la construcción de una carretera por parte de una compañía norteamericana, que destruirá los “huasipungos” o pequeñas propiedades arrendadas por el patrón a los indios para que puedan sobrevivir. Descripciones de un realismo brutal y descarnado.
Hay que mencionar también las novelas de la Revolución Mexicana.
2. Realismo mágico (1940-1960)
El agotamiento de las formas realistas y la influencia de las vanguardias europeas supusieron el resurgimiento de unas nuevas formas narrativas, cuyas características son:
- Se conservan las intenciones políticas y sociales a través de una denuncia crítica.
- El realismo se funde con elementos fantásticos: es el llamado “realismo mágico” o “lo real maravilloso”. Se hará un tratamiento mítico y alegórico de ambientes, personajes y acciones.
- Se conserva el interés por el mundo rural, pero se abre paso también el espacio urbano con la presencia de preocupaciones existencialistas.
- Presencia de elementos irracionales y subjetivos; así como lo mágico, lo onírico y lo fantástico.
- Preocupación formal en la construcción de las novelas y los cuentos, que se manifiesta en la innovación de técnicas narrativas: monólogo interior, estructuras complejas e inversiones temporales.
Autores significativos:
- Jorge Luis Borges, argentino, cuyas narraciones han dado un vuelco al tratamiento del cuento como en Ficciones o El Aleph donde propone, con su habitual intelectualismo, indagar en abstracciones como la unidad y la pluralidad del hombre, la concepción circular del tiempo, el carácter ilusorio de la realidad que se confunde con la ficción, la reencarnación, el mundo como un laberinto indescifrable, la eternidad, etc.
- Juan Rulfo, mexicano. Su creación literaria se reduce a una colección de cuentos, El llano en llamas (retrata la vida del mundo campesino) y a la novela Pedro Páramo.
Características formales: desarrollo no lineal de la narración; confluencia de dos tiempos; monólogo interior; mezcla de lenguaje culto con el popular.
3. El Boom (1960-1980)
Entre 1960 y 1980 se da el florecimiento espectacular de la narrativa hispanoamericana. En cierto modo, los narradores de esos años se inclinan por dos opciones: el realismo mágico o la experimentación. Parece que ambas opciones no se contraponen sino que se dan juntas. Entre sus características pueden aportarse las siguientes:
- Aunque no faltan ejemplos de narraciones rurales, hay un mayor interés por el medio urbano.
- Prosigue el realismo mágico al mezclar la realidad y la fantasía.
- Tendencia a la narración textual y discursiva con incidencia en la experimentación del lenguaje y mezcla de registros idiomáticos.
- Uso del perspectivismo múltiple, la combinación de personajes narrativos y los diversos puntos de vista.
- Participación activa del lector.
- Estilo indirecto libre y monólogo interior.
Autores:
- Ernesto Sábato, argentino, autor de El túnel: sobre el amor como locura y la persecución de lo inalcanzable.
- Julio Cortázar, argentino, autor de una extensa obra en la que destacan todos sus cuentos y la novela Rayuela. Se trata de un libro dentro de otro libro, ya que se organiza como si fuera un rompecabezas. Se puede hacer de ella una lectura lineal y una lectura en la que se necesita la colaboración del lector, puesto que se sigue un orden determinado que marca el autor. El objetivo de Cortázar es: conducirnos al caos y al desorden para describir el absurdo de la realidad que percibimos y la angustia del hombre que nunca consigue aquello por lo que lucha. El final es siempre una vuelta al principio. Para ello, se apoya en recursos narrativos tales como el fragmentarismo, la despreocupación por la ortografía, el simbolismo y la mezcla de formas de expresión.
- Juan Carlos Onetti, uruguayo, presenta un mundo subjetivo, lleno de obsesiones y de personajes al borde del tormento. Destaca El astillero.
- Carlos Fuentes, mexicano, tal vez el más experimentalista de todos junto a Cortázar; emplea un sistemático entrecruzamiento de planos temporales, pero tampoco olvida las preocupaciones sociales de su país en novelas como La muerte de Artemio Cruz o Cambio de piel.
- Mario Vargas Llosa, peruano. Premio Nobel. Alterna la novela de técnicas renovadoras con las de carácter más tradicional. Tomando la realidad como tema de sus narraciones, se introduce en mundos míticos sacados de su vida y de Perú. Destacan:
- Conversación en la catedral, novela política en la que dos personajes analizan los medios políticos y la conducta de quienes ostentan el poder.
- La tía Julia y el escribidor, el testimonio personal se convierte en verdadera confesión, al incluir a su familia, a su primera esposa y a él mismo como personajes.
- Pantaleón y las visitadoras
- El autobiografismo proyectado en una tercera persona.
- La novela totalizadora que refleje la realidad.
- La novela neorrealista para convertir la realidad en materia poética
- Gabriel García Márquez, colombiano. Premio Nobel en 1982. Su obra cumbre es: Cien años de soledad (1967), es la culminación del realismo mágico. Se nos presenta la historia de siete generaciones (la de los Buendía) que avanzan marcadas por una negra profecía. La acción transcurre en Macondo, pueblo mítico situado fuera del tiempo y del espacio, cuya destrucción estaba anunciada por el destino desde el principio. Introduce el autor la violencia de los hombres, la naturaleza salvaje, las guerras y la explotación junto a las supersticiones, las hechicerías y los milagros con el fin de crear un marco mágico y humano para el tema de la obra: el destino del hombre. A ello se unen los recursos de repetición de nombres, la narración desde una perspectiva histórica y la estructura circular. Otros títulos son: El coronel no tiene quien le escriba, Crónica de una muerte anunciada, El amor en los tiempos del cólera. Libro póstumo: En agosto nos veremos.
4. El relato breve
Iniciado por el uruguayo Horacio Quiroga el cuento y las narraciones breves (microrrelatos, textos híper breves, textos ultra cortos, textículos) experimentan un gran desarrollo. El panorama actual de escritores es muy variado y no resulta fácil escribir a cada autor en una tendencia concreta, ya que muchos de ellos transitan por un itinerario personal.