Los Años 50: La Novela Social
Se inicia con la liberación de la cultura. Llegan algunas de las tendencias narrativas del exterior, asimismo se produce un importante despliegue editorial. La novela se orienta hacia la vida colectiva y las inquietudes sociales, así pues, se origina en la década de los años 50, lo que se ha denominado el realismo social en la novela. Esta corriente pone mayor énfasis en la crítica social y política.
“La colmena” es la precursora de este nuevo enfoque con su amarga visión del Madrid de la posguerra. La novela es de protagonista colectivo y es una crónica social que proyecta una imagen panorámica de la vida diaria madrileña a lo largo de tres días de 1942. También destaca “La noria” de Luis Romero, que trata de la ciudad de Barcelona. Miguel Delibes publica novelas cuyo tema central es la autenticidad de la búsqueda de un camino que conduzca a la plena realización de la persona. “El camino”.
Estas novelas pretenden poner de manifiesto la negativa situación social, moviéndose en torno a la infructuosidad y la soledad social. En este marco se encuadran la generación de medio siglo a la que pertenecen Rafael Sánchez Ferlosio, Ana Mª Matute, Juan Goytisolo… todos ellos parten de una disconformidad social para denunciar la injusticia y solidarizarse con los más humildes. Es una literatura comprometida con la sociedad. Se han distinguido algunas tendencias estéticas:
- Neorrealismo: caracterizada por una mayor elaboración lingüística técnica y formal. destaca: “El Jarama”, Sánchez Ferlosio. Narra la excursión de unos jóvenes madrileños, cuyas conversaciones son de lenguaje coloquial, reflejando la cultura y el aburrimiento. El narrador adopta una posición absolutamente externa a los personajes.
- Realismo social: se centra en el mundo obrero de las clases explotadas y en la falta de ideales de una burguesía inmovilista. Destaca: “Dos días de Septiembre”, Caballero Bonald
- Actualización del realismo tradicional: “Los gozos y las sombras”, Torrente Ballester entre 1957 y 1962, trilogía centrada en su Galicia natal
Las principales características que configuran el estilo y la técnica de esta narrativa son: la presencia del protagonista colectivo, las técnicas derivadas del objetivismo, las técnicas cinematográficas, la discontinuidad temporal, la reducción del espacio físico y la reproducción del habla coloquial.
Los Años 60: La Experimentación Narrativa
Cansados del realismo y de la novela social se deja paso a una mayor experimentación narrativa. En la década de los 60, se desarrolla la novela experimental. En estos años se produce un importante desarrollo económico y la formación cultural es mucho más sólida y aunque la censura no cesa, hay una mayor flexibilidad en la libertad de expresión que permite la entrada de los grandes renovadores de la novela universal.
Esta novela desarrolló importante innovaciones técnicas como el perspectivismo, el contrapunto, los saltos temporales, los monólogos interiores, la renovación estilística (engaños tipográficos, lenguaje poético, lenguaje barroco).
“Tiempo de silencio”, Luis Martín Santos. Su profunda renovación formal, su técnica y su lenguaje marcó una nueva etapa con influencia decisiva posterior. La novela trata de la frustración individual existencial y la miseria social con innovaciones técnicas, entre las que destacan: las digresiones intelectuales, el desarrollo del monólogo interior, el barroquismo lingüístico, el juego de perspectivas narrativo, la fragmentación del tiempo abarcado…
A lo largo de la década conviven diversas generaciones de narradores:
- Generación del 36: Torrente Ballester publica “Don Juan”, versión del mito de don Juan. Miguel Delibes “Las ratas”, Camilo José Cela “San Camilo del año 1936 en Madrid”, monólogo interior en 2º persona que expone la situación del pueblo español en los días próximos al estallido de la guerra civil.
- Generación de medio siglo: “Señas de identidad” de Juan Goytisolo, novela de mayor transcendencia en esta década, narra la historia de un español emigrado que, durante unos días de vacaciones, trata de encontrar su pasado. No encuentra sus señas de identidad y acaba siendo un desarraigado. La novela ofrece importantes innovaciones técnicas: desorden estructural, desorden temporal, diversidad de puntos de vista narrativos, monologo interior en 2º persona, preocupación por el lenguaje…
A esta generación también pertenece Juan Marsé con “Últimas tardes con Teresa”, que trata sobre la decadencia de la burguesía catalana; Juan Benet con “Volverás a Región”, que inicia un ciclo novelesco centrado en una imaginaria población mítica.
En 1972 “La saga-fuga de J.B.” de Torrente Ballester, marca un hito fundamental. Es un tributo al experimentalismo y una parodia del mismo. Desbordante de imaginación y asombrosa capacidad narrativa, consigue borrar los límites entre fantasía y realidad. Es una parodia de las líneas maestras de nuestra civilización.