En alguno de estos autores se observa el deseo de escribir para minorías cultas. Por otra parte, se produce en ellos una renovación de la lengua literaria, mediante la ampliación del vocabulario y la incorporación de neologismos y cultismos. En el novecentismo son tres los géneros que se cultivan, aunque no cabe duda que la prosa, principalmente el ensayo y la novela, conformará el mejor vehículo con el que se divulguen las ideas. En el ensayo, las figuras más importantes son la de José Ortega y Gasset (1883-1956) y Eugenio D’Ors junto a otros autores de la talla de Manuel Azaña o Gregorio Marañón. José Ortega y Gasset fue el fundador de la Revista de Occidente en 1923, y desde ella promovíó la difusión de las tendencias filosóficas y científicas más importantes de la época. Entre sus obras se encuentran La rebelión de las masas y La deshumanización del arte. La novela, por otra parte, es un género minoritario en el novecentismo. Presenta dos líneas fundamentales, según desee seguir los modelos realistas o apartarse de ellos. En este terreno encontramos autores como Ramón Pérez de Ayala o Gabriel Miró, además de Ramón Gómez de la Serna o Wenceslao Fernández Flores. En la producción novelística de Ramón Pérez de Ayala podemos apreciar dos momentos. Las obras de la primera época tienen rasgos autobiográficos y presentan un tono pesimista. En la segunda época, se acentúan el simbolismo y la carga intelectual. El autor reflexiona sobre temas universales, como el amor o el honor en Tigre Juan y su continuación, El curandero de su honra. En esta obra, Juan se casa con Herminia, que lo abandona cuando se siente cautivada por un vulgar donjuán. Gabriel Miró es autor de El obispo leproso. Ramón Gómez de la Serna es conocido principalmente por su obra El caballero del hongo gris. Una de las obras más conocidas de Wenceslao Fernández Flores es El bosque animado. En la poesía novecentista encontramos a Juan Ramón Jiménez.
Las Vanguardias fueron uno de los momentos de mayor unidad entre los artistas europeos. Estaba formado por un gran número de movimientos y en esos movimientos hubo diferentes etapas desde las primeras manifestaciones. En la literatura, la corriente vanguardista más importante fue el Surrealismo. Surgíó en Francia a partir del Dadaísmo hacia 1924, cuando André Bretón publica Manifiesto del Surrealismo. En la poesía se empleaba la escritura automática. Mediante esta técnica se transcribíó lo que sugería y dictaba la mente. Así se conseguía una auténtica expresión libre del lenguaje. En la literatura española, además del Surrealismo, adquieren especial relevancia dos corrientes poéticas vanguardistas: el creacionismo y el ultraísmo. El primero fue un movimiento propugnado por Vicente Huidobro, quien en 1921 publicó un escrito justificando este movimiento. Se caracteriza por la ruptura de la realidad visible para crear una nueva realidad que tuviera sentido en sí misma. El ultraísmo recogíó parte de la influencia dadaísta y futurista. Surgíó en España hacia 1919, con el Manifiesto Ultra firmado entre otros por Guillermo de la Torre. Otros movimientos vanguardistas importantes fueron el Futurismo y el dadaísmo. El primero nacíó en Italia, promovido por Marinetti. El dadaísmo surge gracias al rumano Tristan Tzara en 1916. Las ideas de este movimiento abrieron paso al Surrealismo. Tanto el Futurismo como el dadaísmo tuvieron una vida corta.
Grupo de escritores con los mismos conocimientos y marcados por Petersen, cuya relación comenzó en los años 20 y finalizó en 1936 tras la Guerra Civil. Pasan por 4 etapas: influencia de las Vanguardias y neopopularismo de Lorca, Alberti y Cernuda; neogongorismo; influencia surrealista; y trayectorias individuales. Sus carácterísticas principales son: admirar a Góngora y sus obras clásicas; contraste entre antiguo y moderno y entre universalidad y nacionalidad; revolución en la poesía popular; revaloración del romance y otras estrofas. El Surrealismo francés es importante Pablo Neruda, lo cual se nota sobretodo en la el subconsciente y los sueños. Sus temas están relacionados con la ciudad, la naturaleza y el amor. En su estilo existe una variada métrica: estrofas tradicionales cultas y populares, experimentando con el verso libre, blanco y versículo. Los autores fueron: Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Vicente Alexaindre, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Dámaso Alonso y Luis Cernuda. El estilo de Salinas destaca por su búsqueda de la esencia de la vida y de la belleza formal, y el lenguaje poético aparentemente sencillo. Tercera, El Contemplado (teñida con dramatismo y dolor). Guillén es el poeta más puro e intelectual del grupo. Se expresa de forma elaborada y con métrica, medidas cortas y estrofas clásicas. Gerardo Diego es difícil de clasificar por su eclecticismo. En ella se diferencian dos etapas: poesía relativa (Sonetos a Violante y Versos humanos), y poesía de vanguardia (Manual de espumas, creacionismo). En su estilo utiliza varios registros, combinando las técnicas de vanguardia con formas más tradicionales. El estilo de Vicente Alexaindre se caracteriza por las metáforas innovadoras, el gran cuidado del léxico, los paralelismos y las anáforas, con el predominio del verso libre. Su visión del mundo se apoya en los pilares del amor, la naturaleza y la muerte, destacando en su obra tres etapas en las que destacan: en la segunda, Historia del corazón; La poética de Alberti trata del paraíso soñado representado en el mar, el amor, el dolor o el destino. Su mayor carácterística es la amplia variedad estilística y temática, junto al uso de anáforas, verso libre e imágenes surrealistas. Entre sus obras destacan: Marinero en tierra (nostalgia por el mar de Cádiz), Los temas en la poesía de Lorca son la muerte inevitable y el amor como frustración que desemboca en tragedia. En su estilo destaca: fusión de lo culto y lo popular; los símbolos; imágenes nuevas con influencias vanguardistas, combinación de romances y estribillos con estrofas clásicas Romancero gitano; Dámaso Alonso publica, en Hijos de la ira, origen de la llamada “poesía desarraigada”, el cual es una respuesta a los efectos devastadores de la Guerra Civil, interpretado como grito angustioso contra la absurda deshumanización de la vida a causa de la violencia, el odio y la injusticia. Luis Cernuda se divide en: etapa sevillana (, etapa madrileña (Los placeres prohibidos,, y etapa en el exilio (Con las horas contadas). Su estilo se caracteriza por: su insatisfacción vital, autoridad de la soledad, paso del tiempo y amor como experiencia jubilosa y dolorosa, verso libre combinado con estrofas tradicionales, símbolos e imágenes.