La Monarquía Española en el Siglo XVIII: Del Absolutismo al Reformismo y la Guerra de Independencia

La Monarquía Absoluta de los Borbones

Carlos II, el último monarca de la casa de Austria, murió sin descendencia directa. Los principales candidatos a ocupar el trono eran Felipe de Anjou y el archiduque Carlos de Habsburgo. El testamento de Carlos II designaba como sucesor al candidato borbón, que fue nombrado rey con el nombre de Felipe V.

El acceso de Felipe V al trono español fortaleció la influencia de los Borbones en Europa. Gran Bretaña, Holanda y Portugal dieron su apoyo al candidato austriaco y entraron en guerra contra Francia y España. En España, Castilla se mostró fiel a Felipe V, y en la Corona de Aragón, especialmente Cataluña, respaldaron al candidato austriaco. El enfrentamiento dio lugar a una guerra civil que se desarrolló durante una década.

Al morir el emperador de Austria, ocupó el trono el archiduque Carlos, así que ingleses y holandeses quisieron acabar con la guerra y reconocer a Felipe V como monarca español. La paz se firmó en los tratados de Utrecht y Rastadt. Cuando se firmó el primero, solo se resistían algunas ciudades de Cataluña, pero más tarde las tropas de Felipe V tomaron Barcelona y ocuparon Mallorca.

Centralización del Poder

Se inició un proceso de concentración del poder en Castilla. Al instalarse los Borbones, impusieron el modelo de absolutismo implantado en Francia por Luis XIV. Los primeros borbones españoles, Felipe V y Fernando VI, unificaron y reorganizaron los diferentes reinos peninsulares.

Felipe V, mediante los llamados Decretos de Nueva Planta, hizo que los territorios de Castilla y Aragón formaran una única estructura uniforme. Se abolieron las Cortes de los diferentes reinos y las de Castilla se convirtieron en Cortes de España, que solo se reunían a petición del rey. La labor del monarca era auxiliada por los secretarios y se crearon las demarcaciones provinciales para organizar el territorio. Se produjo la reorganización de Hacienda y, por último, Fernando VI inauguró la restauración del ejército y la flota, para una buena comunicación con los territorios americanos.

El Reformismo Borbónico: Carlos III

Las nuevas ideas ilustradas tuvieron una rápida difusión por Europa. El conocimiento era la base de la felicidad y eran necesarios la educación y el progreso. Se criticaban los principios de la sociedad estamental y se defendía la igualdad y el derecho a la libertad jurídica de todos. Se opusieron al dominio ideológico de la Iglesia. Montesquieu defendió la separación de poderes, Rousseau el principio de soberanía popular mediante el voto y Voltaire defiende la libertad individual y rechaza el poder de la Iglesia.

La difusión de las ideas ilustradas en España fue lenta. La ausencia de amplios grupos de burgueses y el peso de la Iglesia dificultó su difusión. Surge una generación de pensadores que critican el modelo social de España y coincidían en la idea del progreso. Muchos de los ilustrados eran miembros de la pequeña nobleza y decían que solo la mejora del nivel cultural podía sacar al país de su atraso. Por ello, la educación era un objetivo prioritario y, para conseguirlo, se tuvieron que enfrentar con la Iglesia y a los estamentos privilegiados. También el atraso del país provenía en la gran cantidad de tierras de los nobles y el clero. Por ello, se pusieron en marcha reformas.

Carlos III y el Motín de Esquilache

Carlos III accedió al trono español al morir Fernando VI. Se mostró partidario a seguir algunas ideas de los ilustrados. En 1766, el motín de Esquilache, debido al malestar de la población por la escasez y el elevado precio de los alimentos, el rechazo al poder de los altos cargos extranjeros y el descontento de los privilegiados ante su reducción de poder. Todo esto acabó en una revuelta popular en Madrid contra las medidas del ministro Esquilache. Carlos III lo destituyó, paralizó las reformas y bajó el precio de algunos productos para acabar con los motines.

Carlos III contó con una serie de ministros y colaboradores, entre los que destacan Pablo de Olavide. Se refuerza el poder de la Iglesia y se expulsan a los jesuitas. En el terreno económico, se establecen medidas como la reforma agraria y colonización de nuevas tierras, la liberación del comercio colonial y la creación de aranceles para defenderse de la competencia exterior.

Efectos del Reformismo: Per vivencias y Cambios

En el siglo XVIII se produce en Europa un crecimiento de la población. Acabaron las grandes pestes, se mejoran las técnicas agrícolas, había nuevos cultivos y una relativa paz. Los monarcas adoptaron políticas poblacionistas. Los borbones españoles ofrecieron incentivos a familias numerosas, acogieron inmigrantes y colonizaron zonas despobladas de Andalucía, pero el crecimiento de la población estuvo limitado por las crisis de subsistencia. El aumento de la población era superior al de alimentos. Gran parte de las rentas agrarias de los campesinos eran el pago de los cargos señoriales, y el rendimiento de la tierra era muy bajo. Los Borbones fomentan la creación de manufacturas, frenando la importación de productos y se crean las reales fábricas.

La Guerra de Independencia (1808-1814)

El 2 de mayo de 1808, el resto de la familia real se preparaba para partir hacia Bayona, donde se creía que estaba secuestrado Fernando VII por Napoleón. Una multitud se congregó en palacio para impedir salir a los reyes, pero la revuelta fue reprimida por las tropas del general Murat. La población se alza contra la invasión francesa y surgen Juntas de Armamento y Defensa. Primero fueron juntas locales, pero poco después se crearon juntas provinciales, que declararon la guerra a Napoleón.

En 1808, tras la derrota de Bailén, se forma la Junta Suprema Central, forma de gobierno que rompía con las instituciones de la monarquía. Ante el avance francés, la Junta huyó a Sevilla y de allí a Cádiz, que resistía el asedio francés por la ayuda británica. Las derrotas de los invasores en Bailén forzaron a José I a abandonar Madrid. Napoleón se desplaza a España con 250.000 tropas y su avance se hizo imparable. En 1809, José I entró de nuevo en Madrid y el dominio francés se extendió por todo el territorio español.

Resistencia y Guerrillas

Se crean las guerrillas, que eran pequeños grupos locales de artesanos, labradores, etc., que hostigaban al ejército francés por sorpresa. En 1812, las tropas españolas consiguieron la victoria en Arapiles. Esto hizo marcharse a José I de Madrid y Napoleón decide pactar el fin del conflicto y permite el retorno de Fernando VII (Tratado de Valençay). Hacia finales de 1813, sus tropas abandonan la península.

El Frente Patriótico

Una minoría de españoles apoyaron la nueva monarquía napoleónica (afrancesados), pero la mayor parte de la población española, el frente patriótico, se opuso a la invasión. La mayor parte del clero y nobleza deseaban la vuelta del absolutismo, los ilustrados creían que con la vuelta de Fernando VII se podría reformar y modernizar el Antiguo Régimen y los liberales veían en la guerra la oportunidad de realizar un cambio en el sistema político.